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Las estadísticas oficiales

Ricardo Olmos Guevara

Economista

Las estadísticas oficiales en América Latina han sido de nuevo revisadas por el Banco Interamericano de Desarrollo, (BID) habiendo editado el documento denominado “¿A quién le importa saber? La economía política de la capacidad estadística en América Latina”, (Dargent, Eduardo, et al, 2018).

Este informe realiza importantes aseveraciones del estado y desarrollo de las estadísticas oficiales en diez países de América Latina, con la idea de presentar la situación actual de los sistemas estadísticos nacionales y su relación con el desempeño institucional y cómo este condiciona la producción estadística en los países.

A pesar de los avances que se tienen como región, prevalece la insatisfacción sobre la estadística de base que en el caso de El Salvador proviene de hace más de diez años, tal es la situación de los principales resultados que proceden de los censos nacionales, entre ellos: el Censo de Población y Vivienda, que fue levantado en el año 2007, es decir, hace ya 11 años; el Censo Económico que fue realizado en el 2004-2005 con 13 años desde su edición y la Encuesta de Ingresos y Gastos con 12 años. Estos resultados de no ser actualizados a través de nuevas investigaciones estadísticas de relevancia nacional para que constituyan la base de las estadísticas oficiales de El Salvador tendremos información estadística sin relevancia para la planificación de las políticas públicas de envergadura nacional. Ese es el telón de fondo y que ese nuevo estudio del BID desnuda la situación real de la precariedad de nuestro sistema estadístico nacional.

Los componentes claves de la capacidad estadística están referidos a la demanda de la comunidad de usuarios calificados, el liderazgo del ente rector o coordinador de la producción de estadística, las relaciones o vínculos establecidos con el Sistema Estadístico Nacional, SEN, los recursos dedicados a elevar la producción estadística, las relaciones institucionales, metodologías y difusión, todo esto con la finalidad de entregar cifras e información estadística de manera oportuna, relevante y de calidad para la formulación y evaluación de políticas públicas, y así promover la transparencia, reducir los niveles de arbitrariedad y eliminar los posibles espacios de corrupción, a fin de que las decisiones estén basadas según los resultados esperados, de conformidad a la inversión pública realizada.

Las preocupaciones centrales del estado de la producción estadística ha sido una constante en la actividad de asistencia técnica facilitada a lo largo de los años por el BID. ¿Cuáles son los factores que explican la heterogeneidad de la capacidad estadística que se observa en la región? ¿Cuáles son los factores de economía política más relevantes que explican el debilitamiento o fortalecimiento de las oficinas de estadística en los países de América Latina? Estas son las preguntas que orientan la investigación del referido informe.

Los diez estudios de casos nacionales de los países (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala México, Perú y República Dominicana) proporcionan información de la naturaleza de la capacidad estadística heterogénea a través del Índice de Capacidad Estadística Nacional (ICEN), el cual evalúa cuatro dimensiones: recursos, normas y prácticas institucionales, metodologías y difusión, habiendo resultado Brasil y México con los mejores resultados, y El Salvador se ubica, dentro de los diez países analizados, en el noveno lugar, y Guatemala en el último lugar.

Se sabe que existen razones del rezago de las capacidades estadísticas, como por ejemplo, la debilidad de los Estados por sus reducidos aportes presupuestarios, el establecimiento de burocracias inestables, la debilidad en los procedimientos administrativos, la falta de voluntad política considerando el poco interés y prioridad del desarrollo de las capacidades estadísticas por los gobiernos, el marco institucional obsoleto, pues las regulaciones establecidas por ley datan desde hace sesenta años, como es el caso de El Salvador; el clientelismo político, entre otros. Se puede definir de manera lapidaria que los países con mayor fortaleza estadística son aquellos que gozan de mejores condiciones de capacidades estatales, lo que no se observa en el caso de nuestro país, pues el SEN se encuentra desarticulado y sin liderazgo institucional. Además, a veces no se modernizan los sistemas estadísticos por la existencia de conflictos, pues las instituciones con mayor poder, como es el caso de los bancos centrales o ministerios de finanzas, son los que suelen oponerse a efectuar reformas en los sistemas estadísticos. Generalmente, estas instituciones se han opuesto a que las cuentas nacionales sean transferidas a las oficinas nacionales de estadísticas en los procesos de modernización de los sistemas estadísticos, siendo nuestro país vinculado a esta realidad, tal como se cita en el referido informe. En síntesis, la información estadística oportuna permite realizar evaluaciones de los programas de inversión pública, con lo que se facilita la transparencia y el buen gobierno en nuestros países.

Las preocupaciones en esta materia están en relación a la coyuntura política actual puesto que en toda propuesta de programa de gobierno que sea presentado por los partidos políticos en contienda, deberán al menos considerar cuáles son las apuestas para que las estadísticas oficiales nacionales no se deterioren y que las políticas públicas sean consistentes, estadísticamente hablando, y cuál debe ser el presupuesto apropiado que se otorgará para que exista plena vigencia y actualización de este activo intangible muy apreciado en los países que son potencias estadísticas en la región.

Cuando se eliminó el Ministerio de Planificación en el año 1998 se le dio el tiro de gracia a las oportunidades de fortalecimiento de las cifras oficiales, además condujo a que las políticas públicas no se evaluaran conforme a sus resultados.

Esto no puede continuar así, si en efecto se desea que las políticas públicas sean consistentemente bien formuladas y ejecutadas con información estadística de calidad. Para que esto suceda y esas políticas sean efectivamente evaluadas se requiere de la institucionalidad pertinente, tal como lo ha hecho México y Brasil, principalmente.

No podemos estar contratando consultores internacionales para que vengan y realicen los impactos de determinados planes o políticas sin información estadística actualizada. Hay que generar el capital intelectual del sector público tomando en cuenta que ello es un criterio importante que se ha tomado en cuenta en la evaluación realizada por el reciente estudio apuntado.

Finalmente, es oportuno enfatizar que para que El Salvador se fortalezca en el proceso de las estadísticas oficiales es urgente la constitución de una entidad oficial autónoma que brinde cifras de calidad. Sin estadísticas oficiales actualizadas no se construye democracia ni desarrollo nacional.

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