Nelson López*
Los salvadoreños ya estamos en la jugada después de tantos años de vivir con esta clase de política, corrupta y excluyente, que a las grandes mayorías nos ha tenido en total abandono.
Y lo más triste es que un montón de abandonados siguen chupándole el dedo con melaza a esa clase política que con cinismo mantiene las mentiras, esa clase política que sigue amparada en la maquinaria mediática, la cual poco a poco se destruye.
Los engaños ya no obstruyen los jóvenes cerebros de los empobrecidos porque ya tienen a su representante. Hoy trasladamos un texto que muchos lo leímos hace algunos meses y creemos importante para que lo lean en esta columna, tomado de una publicación en redes sociales hecha por Nayib Bukele.
Carlos Calleja será el próximo presidente y no hay nada que pueda evitarlo.
Antes de que empiecen a atacarme, les pido que por favor lean el post completo.
De todos es sabido que Carlos Calleja, el hijo del empresario español Francisco Calleja, dueño de la cadena de supermercados “Súper Selectos”, es el favorito de la derecha empresarial salvadoreña para ser el próximo presidente de la República y así recuperar la parte del poder cedido a la izquierda en 2009.
Ha sido apalancado, desde hace unos cuantos años, por los dos cañones impresos de la red mediática de la vieja oligarquía salvadoreña: El Diario de Hoy de la familia Altamirano y La Prensa Gráfica de la familia Dutriz.
Ambos periódicos han levantado su imagen con sendas publicaciones diarias donde Carlos aparece repartiendo sillas de rueda, visitando hospitales, inaugurando tiendas, abrazando abuelitas, etc; mientras, por el otro lado, atacan visceralmente a sus posibles contrincantes y minimizando (más bien ocultando y tergiversando) sus obras. Nadie refuta esta verdad, te identifiques con la izquierda o incluso con la derecha.
Lo anterior es asqueroso, el resultado de un país tercermundista, polarizado e ignorante. Pero no es lo peor, eso todavía está por suceder…
La “izquierda” salvadoreña se los ha puesto fácil con este último gobierno. El anterior, aunque muy criticable, al menos se sentía que tenía rumbo. Ahora, cualquier átomo de esperanza que existía de que el FMLN iba a sacarnos del hoyo en el que nos había metido la derecha a lo largo de décadas (o siglos) en el poder, desapareció.
Se gastaron todo ese capital político acumulado por años de luchas, sangre y sufrimiento; no porque no estemos de acuerdo con lo que hagan, sino porque NO HAN HECHO NADA para cambiar el podrido sistema creado por (y para) los antiguos terratenientes criollos.
¿Cuál es la solución? ¿Saltar de la sartén a las brazas? ¿Volver a elegir a los que indudablemente nos pusieron en el rumbo del abismo en el que nos encontramos? Todos estamos de acuerdo: Ninguna de las anteriores. Entonces. ¿qué va a pasar? ¿qué hacemos? NADA.
¿Respuesta conformista? No; es una respuesta realista.
(continuará)