Bogotá/dpa/AFP
La guerrilla de las FARC empezó hoy a entregar el último 40 por ciento de sus armas a Naciones Unidas en el marco del acuerdo de paz que suscribió con el Gobierno colombiano en noviembre del año pasado.
El grupo ya entregó el 60 por ciento de las armas a la misión internacional que verifica el proceso de paz y el proceso de entrega del restante 40 por ciento durará una semana.
Para el 27 de junio está previsto un acto formal de terminación del desarme que se llevará a cabo en las afueras del municipio de Mesetas, en el departamento de Meta, en uno de los 26 campamentos donde están alojados los 6.800 miembros de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
Se prevé que a dicho acto acudirán el presidente Juan Manuel Santos y el máximo líder de las FARC, Rodrigo Londoño, quienes firmaron la paz en Bogotá el 24 de noviembre de 2016.
El tramo final de la entrega de armas tendrá la supervisión del secretario general adjunto de Asuntos Políticos de las Naciones Unidas, Jeffrey Feltman, quien este lunes se reunió con Santos en el Palacio de Gobierno.
«Estamos muy optimistas frente a esa nueva etapa», declaró Feltman de cara al comienzo de la entrega de las últimas armas con las que los guerrilleros arribaron en febrero a los campamentos.
Otras armas, además de explosivos, están en alrededor de un millar de escondites cuya ubicación ya fue suministrada por las FARC a la Misión de Verificación de las Naciones Unidas, que espera tomar control de esos pertrechos antes de septiembre.
La tarea para recoger ese armamento conlleva dificultades porque muchos de los escondites están en terrenos de difícil acceso y se requiere de coordenadas exactas para ubicarlos.
Feltman dijo que en la implementación del proceso de paz se han enfrentado con algunas dificultades, pero elogió la voluntad de las partes para superarlas y continuar con el cronograma acordado.
«Sabemos que han enfrentado algunos retos y algunos desafíos en la implementación de este proceso, que le puso fin a un conflicto histórico de más de 50 años. Pero hemos visto con muy buenos ojos la manera en la que han superado esos obstáculos y en la que la implementación va por buen camino», dijo Feltman.
«Naciones Unidas ha estado involucrada en muchos procesos y aunque cada proceso tiene sus particularidades, no podemos evitar reconocer el compromiso del Gobierno y los avances que este proceso ha tenido», agregó.
Los plazos contemplados en un cronograma de implementación del acuerdo de paz han tenido que modificarse varias veces, aunque las partes han coincidido en que se trata de algo normal por la complejidad del proceso que busca acabar con 53 años de confrontación.
Por ejemplo, todos los miembros de las FARC tenían que estar concentrados a más tardar el 31 de diciembre en los 26 campamentos, pero esa fase se cumplió a mediados de febrero, pues el Gobierno no concluyó a tiempo las adecuaciones de los servicios de salud, electricidad y agua potable en esos lugares.
El proceso de desarme debía culminar el pasado 30 de mayo, pero las partes decidieron que la última fase de entrega de armas comenzaría a partir de este 20 de junio.
Tras la entrega de armas, los miembros de las FARC pasarán a la etapa de desmovilización y de sometimiento a una Jurisdicción Especial de Paz para solucionar sus problemas con la Justicia, en una fase que tardará varios meses.
«El desarme es una realidad y con él los avances para consolidar la paz con las FARC y darles a los colombianos mucha más tranquilidad», dijo el presidente Juan Manuel Santos el lunes al anunciar que el 27 de junio se hará un acto de cierre de esta etapa.
El grupo rebelde más antiguo del continente deberá consignar el 40% de sus armas a la misión de Naciones Unidas (ONU), responsable de este procedimiento, en los 26 puntos de concentración de unos 7.000 combatientes. El otro 60% lo consignó en las dos últimas semanas.
Según el mandatario, unos 5.800 guerrilleros, incluidos los privados de libertad, y milicianos ya han entregado sus armas a la ONU.
«Ya iniciaron su proceso de reincorporación a la vida civil», añadió.
Vida civil
Tras entregar el fusil, la ONU expide certificados de Dejación de Armas que permitirán a los excombatientes iniciar su tránsito a la legalidad y a movimiento político, cuya definición se realizará durante un congreso del grupo rebelde previsto para agosto.
Posteriormente cada miembro de las FARC «firma un acta de compromiso ante la oficina del Comisionado de Paz de no volver a empuñar las armas so pena de perder los beneficios», recordó Santos.
Parte de este proceso será acompañado por el secretario general adjunto de la ONU para Asuntos Políticos, Jeffrey Feltman, quien el lunes se reunió con Santos y el equipo que verifica la implementación del acuerdo.
«Sabemos que las partes han tenido desafíos en la implementación de este histórico acuerdo (…) pero superaron esas dificultades y la implementación está avanzando», afirmó el Feltman, cuya visita al país durará cuatro días.
El pacto de paz entre el gobierno y las FARC firmado en noviembre, tras cuatro años de negociaciones en Cuba, ambiciona poner fin a un conflicto armado de más de medio siglo, que ha dejado unos 260.000 muertos, más de 60.000 desaparecidos y 7,1 millones de desplazados.
«Ya estamos cerrando para siempre este nefasto capítulo que significó para los colombianos esta guerra entre hermanos. Se vislumbra la paz!», escribió en Twitter el comandante guerrillero y negociador de paz Pablo Catatumbo.
El desarme de las FARC se acerca a su fase final, después de que el sábado en la tarde un atentado con explosivo dejara tres muertos, incluida una ciudadana francesa, en el centro comercial Andino, ubicado en un concurrido y turístico barrio del norte de Bogotá.
Tras el atentado, Santos defendió el proceso de paz y tanto las marxistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) como el guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN), única guerrilla activa del país, acusaron a los enemigos de la pacificación del hecho violento.
Las caletas
Según el acuerdo, el desarme debía terminar a finales de mayo, pero las partes anunciaron una prórroga por problemas logísticos.
Después de esta etapa, la ONU «seguirá avanzando con el cuidado necesario y toda la celeridad posible en la extracción de las armas que están en las caletas» o en depósitos escondidos de la guerrilla, que las cifró en más de 900, explicó Santos el lunes.
Estas caletas deberán ser ubicadas y destruidas por la ONU a más tardar el 1 de septiembre, cuando se logrará el desarme total de esta guerrilla.
El acuerdo de paz prevé que las armas de las FARC se fundan y se utilicen para elaborar tres monumentos que serán colocados en la sede de la ONU en Nueva York, en Cuba y en Colombia.
El gobierno de Santos busca la «paz completa» en Colombia, por lo que en paralelo realiza negociaciones con el ELN desde febrero en Quito. Esas conversaciones se realizan sin que haya un cese al fuego.