Ammán/AFP
Más de 13 millones de niños no están escolarizados en Oriente Medio debido a las guerras, una «situación desastrosa» para toda una generación, advierte Unicef.
«Los niños de toda la región sienten el impacto destructivo de los conflictos», resume Peter Salama, director de Unicef para Oriente Medio y el norte de África.
«No se trata sólo de daños materiales en escuelas sino también de la desesperanza de una generación de escolares que ven su esperanza y su futuro rotos», lamenta en un informe.
Los niños viven en Siria, Irak, Yemen, Libia, los Territorios palestinos, Sudán y los tres países que acogen a un gran número de refugiados sirios (Jordania, Líbano, Turquía).
En total más de 13 millones de niños, es decir cuatro de cada diez de estos países, no están escolarizados, cuando hace tan sólo unos años la región iba camino de «alcanzar el objetivo de educación para todos», recalca el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Más de 8.850 escuelas de Siria, Irak, Yemen y Libia ya no pueden acoger alumnos porque fueron dañadas o destruidas, albergan familias desplazadas o están ocupadas por beligerantes, según el informe.
En Yemen algunos colegios fueron «transformados en cuarteles», sobre todo por los rebeldes chiitas hutíes, «privando a los alumnos del segundo semestre del año escolar», se quejó Abdel Hakim, un profesor de Saná que prefiere no dar su apellido.
«Los tanques y unidades de la defensa aérea están apostados en escuelas», declaró a la AFP Abdel Rab Hasan, director de un colegio de la capital.
Las escuelas y los centros de secundaria de Yemen llevan cerrados desde marzo, cuando comenzó la campaña aérea de la coalición árabe liderada por Arabia Saudita para impedir a los hutíes apoderarse de todo el país.
‘Peligro’ en la escuela
En la franja de Gaza, los niños utilizan los centros escolares como refugios porque sus casas fueron destruidas en la guerra de mediados de 2014 con Israel. Otro tanto sucede en Irak, donde se albergan en escuelas parte de los tres millones de desplazados que huyeron de sus ciudades debido a la violencia, sobre todo del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
En Siria, Sudán y Yemen, así como en gran parte de Libia, los padres no mandan a sus hijos a la escuela por la inseguridad, añade Unicef.
Acudir a la escuela conlleva «muchos peligros» para numerosos niños, subraya la organización, que ha contado 214 ataques a las escuelas en la región en 2014.
En Bengasi, la segunda ciudad de Libia, sólo 65 de los 239 establecimientos escolares siguen abiertos.
«En Siria, el conflicto ha destruido dos décadas de trabajo a favor de un mayor acceso a la educación», lamenta Unicef, que afirma que más de 52.000 profesores abandonaron sus puestos.
En los países vecinos, más de 700.000 niños sirios no están escolarizados, en particular en Turquía y Líbano, donde las escuelas están abarrotadas y carecen de medios.
‘Como todos los niños’
Las guerras han reducido considerablemente los medios de subsistencia de las familias, obligando a los niños a dejar el colegio para trabajar en condiciones difíciles por salarios muy bajos. Y algunas familias casan a sus hijas con tan sólo trece años para aliviar la carga económica.
Privados de escolaridad algunos adolescentes se enrolan, voluntariamente o no, en grupos armados. En Yemen, Haj Said se queja de que su hijo de 16 años, Anwar, «acabó yendo a la provincia de Dhaleh (sur) donde combate en las filas de los hutíes».
La ausencia de educación es uno de los motivos esgrimidos por los refugiados para ir a Europa. «Quiero que mis hijos puedan jugar e ir al colegio como todos los niños», explica a la AFP Nisreen, una mujer de 34 años que llegó a la isla griega de Kos.
Para frenar esta catástrofe, Unicef pide un refuerzo de los métodos de enseñanza individual, sobre todo digitales, y convertir la educación en una prioridad de la ayuda humanitaria, que le dedica actualmente menos del 2% del total de sus fondos.
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