Washington/Pekín/AFP
Ludovic Ehret/Jérôme Cartiller
La guerra comercial entre China y Estados Unidos nunca ha parecido tan cercana, con Pekín mostrándose inflexible ante la última ofensiva de Donald Trump, que amenaza con triplicar las tasas a las importaciones chinas.
Las amenazas recíprocas han sido casi diarias esta semana entre Pekín y Washington, y el viernes el ministerio chino de Comercio reaccionó de inmediato a las últimas declaraciones de Trump, pese a ser día feriado en China.
China luchará con fuerza y «determinación» si Estados Unidos publica una nueva lista de tasas, señaló este viernes el portavoz del ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi. «Esto perjudica a los intereses vitales de China y a los interese comunes de la economía mundial», justificó.
Por su parte, el secretario del Tesoro estadounidense, Steve Mnuchin, estimó que una guerra comercial entre Estados Unidos y China era posible destacando, no obstante, la voluntad de norteamericana de negociar.
«Por una parte, estamos dispuestos a negociar y a no entrar en guerras comerciales pero, por otra parte, el presidente está determinado a defender nuestros intereses», declaró a la cadena CNBC.
En este contexto, el asesor económico del presidente Donald Trump, Larry Kudlow, aseguró el viernes que los aranceles a productos chinos no constituyen una «carta de negociación».
«Trump no está usando aranceles como una carta de negociación, él mismo me lo ha dicho. Algo tiene que cambiar», dijo Kudlow a periodistas en la Casa Blanca.
El jueves Trump afirmó haber «pedido al departamento de Comercio que examine si 100.000 millones de dólares suplementarios serían acordes con la aplicación de la artículo 301 (sobre la propiedad intelectual) y, en ese caso, identificar los productos sobre los que podría imponerse».
Estas nuevas cifras se sumarían a las tasas que abarcan unos 50.000 millones de dólares ya mencionadas por Washington.
«Si Estados Unidos ignora la oposición de China y de la comunidad internacional y persiste en sus medidas unilaterales y proteccionistas, China está dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias, al precio que sea», señaló el ministerio chino en un comunicado.
«No sin daño»
«No digo que no vaya a haber ningún daño», reconoció al respecto Donald Trump en una radio local de Nueva York, determinado a reducir el déficit comercial de Estados Unidos con el gigante asiático (375.200 millones de dólares en 2017), que imputa a las prácticas «desleales» de Pekín.
El representante estadounidense del Comercio (USTR), Robert Lighthizer, denunció una vez más prácticas chinas que, según Washington, constituyen robos de propiedad intelectual a las empresas de Estados Unidos que desean hacer o hacen negocios en el gigante asiático.
El consejero Kudlow subrayó también que Estados Unidos habla «serio sobre la cuestión» y que hace falta «acusar a China, no a Trump».
Sin embargo, ante la volatilidad de los mercados, que dudan de la posibilidad de una guerra comercial, Kudlow intentó calmar la situación señalando que por ahora, no había ninguna amenaza real ya que las tasas propuestas estaban sometidas a un periodo de consulta que podía durar hasta dos meses.
«Todavía no se ha aplicado nada», dijo. «Ya veremos. Esperamos que todo acabe bien», acotó.
En defensa del comercio mundial
Entretanto China se empeña en sumar a su causa a la Unión Europea (UE), que también se encuentra bajo la presión de Washington por las tasas al acero y al aluminio. Pekín pidió a los europeos este viernes «actuar juntos» contra el proteccionismo de Washington.
«China y la Unión Europea tienen por responsabilidad hacer respetar el orden comercial multilateral basado en reglas (…) tenemos que actuar juntos», afirmó el embajador chino ante la UE, Zhang Ming.
Contrariamente a China, los 28 estados miembros de la UE están exentos por ahora de las tasas del 25% a sus exportaciones de acero, y del 10% a las de aluminio con destino a Estados Unidos, tarifas promulgadas por Trump el 8 de marzo.
El canciller Wang Yi, que visitó Moscú el jueves, pidió una movilización internacional contra Washington por sus «acciones unilaterales y la violación de normas», y además exhortó a la comunidad internacional a «defender el crecimiento de la economía mundial».
Y China también demandó formalmente el jueves a Estados Unidos ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) por las «medidas arancelarias sobre productos chinos».
En respuesta, este viernes, en uno de sus habituales tuits matinales, Trump afirmó que la «OMC es injusta con Estados Unidos».
«China, que es una gran potencia económica, es considerada como un país en desarrollo en el seno de la OMC. Por tanto recibe enormes beneficios y ventajas (…). Estamos mal representados. La OMC es injusta con Estados Unidos», tuiteó.
Antes de dirigirse a la OMC, Pekín respondió a Washington con su propia nómina de productos estadounidenses a ser gravados -incluyendo soja, automóviles y aeronáutica- por un monto equivalente a 50.000 millones de dólares.
Los expertos señalan que China, en sus anuncios de represalia, incluyó productos estratégicos en la lista de productos a ser gravados para afectar de la forma más dura posible a las regiones que han votado a favor de Trump, una forma de ejercer un máximo de presión sobre el mandatario antes de las elecciones de medio mandato del 6 de noviembre.