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Las mentiras de Bukele…

(Colectivo Tetzáhuitl)

 

El sello de Bukele en su estilo de gobierno

 Nunca antes habíamos tenido un gobernante que recurriera con tanta frecuencia al uso de las mentiras.

Bukele utiliza la mentira no solo como instrumento de propaganda y de control y dominación política e ideológica, sino como estilo de gobierno.

Mentirle a la población es su sello particular.

Además de estar ante un Presidente autoritario e intolerante al disenso, que persigue a la oposición, estamos ante un gobernante mentiroso.

El recurso de la mentira en Bukele es casi patológico.

Miente con descaro y frecuencia a sabiendas que se contradice con afirmaciones que había hecho apenas unos días atrás.

Veamos algunas de las mentiras más frecuentes de Bukele en casi cinco años de gobierno.

  1. Bukele dijo antes de ser Presidente que no estaría más de 5 años en la Presidencia que es el período establecido por la Constitución.

En una entrevista con un periodista nicaragüense antes de ser elegido Presidente, Bukele advirtió que la reelección presidencial continua e inmediata estaba prohibida por la Constitución.

“…Un Presidente, decía, puede reelegirse hasta 80 veces si quiere pero no de forma inmediata y continua. Y esto es así para evitar que use la Presidencia para perpetuarse en el poder en forma indefinida…”

Contrario a esa afirmación de hace algunos años, Bukele anunció el 15 de Septiembre del 2022 que había tomado la decisión, en consulta con su familia, de buscar la reelección Presidencial.

Según su propia interpretación, la reelección era una demanda ciudadana y en una Democracia “se hace lo que el pueblo desea en forma mayoritaria” sin importar los límites constitucionales, sostuvo.

Una cuestionada resolución de una no menos cuestionada Sala de lo Constitucional, elegida en Mayo del 2021, allanó a finales de ese año el camino de Bukele para la búsqueda de la reelección presidencial inmediata interpretando que la prohibición que habla del período inmediato anterior se refería al período en que gobernó Sánchez Cerén (2014-2019) y no al de Bukele (2019-2024).

Con esta aberración jurídica se pisoteaban más de cinco artículos constitucionales que establecen que no puede haber reelección inmediata y que el período presidencial es de cinco años comenzando el primero de Junio del año de la elección y terminando el uno de Junio, 5 años después.

Esto significa que un Presidente “no puede estar ni un día más en el cargo” y la violación a este mandato exige la insurrección del pueblo para deponerlo del cargo usurpado.

En esa ocasión, Bukele mintió con respecto al cumplimiento y respeto del orden constitucional que había jurado durante el acto de toma de posesión.

Bukele prometió cumplir la Constitución y respetar el Estado de Derecho.

En menos de dos años ocupó militarmente la Asamblea Legislativa para destituir a los Diputados de la oposición que le resultaban incómodos para gobernar.

Al final desistió, pero cometió la ilegalidad de irrumpir por la fuerza en el Palacio Legislativo y amenazar a los Diputados con destituirlos si no aprobaban un préstamo para Seguridad.

Este fue el inicio de una constante y sistemática violación a la Constitución y al ordenamiento jurídico del país.

Desde entonces él, sus funcionarios de gobierno y hasta los Diputados oficialistas no han parado de violarla y de mentir sobre su ejercicio público.

  1. Bukele mintió también cuando dijo que en su gobierno no se toleraría la corrupción y que haría un ejercicio gubernamental transparente y probo.

En casi cinco años ha ocurrido todo lo contrario.

Abundan las denuncias de corrupción contra sus funcionarios y hasta se abrieron expedientes de investigación penal en contra de algunos de ellos que fueron ignorados por Bukele y cerrados por el actual Fiscal General de la República, Rodolfo Delgado.

Entre los más relevantes y que han sido documentados por la prensa no oficial se encuentran:

. La malversación de recursos públicos durante la pandemia del COVID-19, especialmente por el Ministro de Salud, Frank Alabí, y el ex Ministro de Agricultura, Pablo Salvador Anliker.

Alabí se vió envuelto en una serie de compras ilegales de equipo médico a empresas de amigos y hasta de su grupo familiar.

Anliker por su parte sigue sin dar cuenta de más de 200 millones de dólares que fueron trasladados ilegalmente de la partida de salarios del Ministerio de Agricultura para comprar e importar alimentos que le vendió una empresa de Sinaloa acusada en México de Corrupción, pago de sobornos y de estar vinculada al narcotráfico.

. La venta ilegal de paquetes alimenticios por parte del Director de Centros Penales, Osiris Luna Meza, a un reconocido contrabandista de granos básicos con antecedentes penales, además del manejo fraudulento del dinero generado por las tiendas penitenciarias.

. El desvío de varios millones de dólares por parte del Ministerio de Economía y de la Secretaría de Innovación de la Presidencia para favorecer a familiares de las pandillas cuando fue entregado por el gobierno un bono de 300 dólares a los afectados por la Pandemia.

. El montaje de una estructura criminal desde CAPRES dedicada a delinquir y dirigida por la Jefa de Gabinete, Carolina Recinos de Bernal, de la que forma parte también uno de los hermanos de Nayib, Karim Bukele.

. Quizás la más relevante de estas investigaciones realizadas por el anterior Fiscal, Raúl Melara, depuesto ilegalmente en Mayo del 2021, fue la que daba cuenta de las negociaciones ilícitas con Pandillas en las que han participado al menos dos de los funcionarios de Seguridad Pública, siguiendo instrucciones de Bukele.

Estas negociaciones fueron documentadas en una investigación denominada “Catedral” que llevó a cabo la Fiscalía de Raúl Melara con el apoyo de las agencias federales de investigación de los Estados Unidos.

. También la extinta CICIES de la OEA presentó ante la Fiscalía una docena de expedientes de investigación penal por supuesta corrupción en 17 instituciones del Estado en los que estarían involucrados varios de los funcionarios más cercanos a Bukele.

Estos expedientes fueron cerrados y archivados sin explicación por el Fiscal General Rodolfo Delgado, elegido inconstitucionalmente el 1 de Mayo del 2021 y que obedece ciegamente a Bukele.

En términos de la anunciada probidad y del combate al despilfarro, Bukele desmontó el Instituto de Acceso a la Información Pública (IAIP) y declaró como secretos algunos documentos y gastos que deberían ser del conocimiento público.

Existen por lo menos 20 solicitudes de información pública que fueron denegadas, a las que se les puso candado por varios años.

El despilfarro aumentó en el gobierno de Bukele lejos de disminuir como había sido prometido.

Este derroche de recursos públicos se ha podido observar en los gastos en propaganda, en el aumento injustificado del Presupuesto de Defensa y de Seguridad Pública, en el pago de viáticos y sobresueldos a funcionarios del gobierno y en la contratación de asesores, especialmente en CAPRES.

  1. Otra mentira de su gobierno ha sido el cierre y desfinanciamiento presupuestario de varios programas sociales que iniciaron con el FMLN.

En los más de 4 años de gobierno que lleva Bukele han sido cerrados una docena de programas sociales exitosos creados por el FMLN y que deberían existir por Ley, además de haber desfinanciado otra docena de programas a través de sendos recortes presupuestarios aprobados por la mayoría legislativa oficialista.

Los más emblemáticos de estos programas son el recorte presupuestario de Ciudad Mujer, la reducción y casi eliminación de la entrega de paquetes escolares y la ración alimenticia a casi un millón y medio de estudiantes de instituciones públicas educativas y el atraso por casi dos años del pago de la pensión básica universal a unos 20 mil adultos mayores de todo el país.

El dinero de estos recortes ha sido utilizado para aumentar los gastos de  los Ministerios de Seguridad y de la Defensa Nacional y para abultar el presupuesto para la propaganda gubernamental.

Durante la campaña del 2019, Bukele, siendo candidato, anunció que aumentaría el financiamiento y la cantidad de programas sociales y que concentraría el presupuesto público en Salud y Educación.

Ya en el ejercicio presidencial ha hecho todo lo contrario.

En plena Pandemia anunció el pago de bonos al personal médico que laboraba en la primera línea de combate y control de la enfermedad y a la fecha no lo ha hecho.

Mintió cuando dijo que construiría el Hospital más grande de la región especializado en el combate del COVID y terminó convirtiendo en una descomunal galera techada para la vacunación lo que estaba pensado que sería la última etapa de un Hospital con más de mil camas para cuidados intensivos.

  1. Una falsedad que no puede pasarse por alto es el ofrecimiento de una mayor inversión pública en el presupuesto correspondiente a cada ejercicio fiscal, concentrada en Salud y Educación y en la construcción de obras de infraestructura (carreteras, pasos a desnivel, puentes, viaductos, reparación de cárcavas, Hospitales, escuelas y nuevas sedes universitarias)

En Septiembre del 2021 anunció que serían remodeladas un total de 5,500 escuelas en cinco años y ya transcurrieron dos de esos cinco años y a la fecha no han sido remodelados y construidos ni cien de los centros educativos ofrecidos.

Tampoco han sido construidas las sedes universitarias de Chalatenango, La Unión y Ahuachapán que ofreció en un discurso en la Universidad de El Salvador ante miles de estudiantes universitarios.

A la fecha no se han iniciado las obras de construcción del nuevo Hospital Rosales para el que existe el financiamiento externo aprobado desde finales del 2018 en el gobierno de Sánchez Cerén por el BID.

Se estima que ese dinero o ha sido robado o desviado para financiar otras actividades.

La presa “El Chaparral” aún no ha sido concluida, tal como se ofreció, y las obras de impacto social en la zona de construcción tampoco existen.

No hay Tren del Pacífico ni Aeropuerto Internacional en La Unión.

Ni siquiera han sido licitadas ambas mega obras.

Tampoco existe el tan cacareado Satélite Cuscatlán, que fue anunciado como una inversión que nos pondría a la vanguardia de las telecomunicaciones en la región.

No se han construido las 600 escuelas que dijo que se financiarían con las ganancias que produciría el uso del Bitcoin.

Ni siquiera se han generado las ganancias prometidas.

Lo que ha habido en cambio son pérdidas millonarias para el Estado.

No hay “Bitcoin City” en el municipio de Conchagua, en el Departamento de La Unión, y tampoco un aumento en el flujo de inversiones extranjeras producto del uso masivo de la cripto moneda, tal como se ofreció.

La inversión pública en cada año no ha sido la proyectada por falta de recursos financieros.

Este año (2023) la inversión del gobierno en infraestructura ha caído estrepitosamente, existiendo un faltante de más de mil millones de dólares que el gobierno no ha podido conseguir en el mercado de capitales a nivel internacional.

Desde el 2021 se encuentra estancada la colocación de bonos del tesoro ante compradores privados en el extranjero, tampoco avanzan las negociaciones con el FMI para un préstamo de mil 300 millones de dólares y se ha caído la recaudación tributaria, lo que está impidiendo el cumplimiento de las metas de inversión pública presupuestadas.

De hecho estamos en el décimo mes del ejercicio fiscal del 2023 y en promedio la ejecución financiera del gobierno no llega ni al 50% de lo proyectado.

  1. Otra gran mentira es el aumento en la tasa de crecimiento económico del país que fue ofrecido a inicios de su gobierno, tampoco el aumento del empleo formal y una mayor atracción de Inversión Extranjera Directa (IED).

Seguimos siendo el país de la región con la más baja tasa de crecimiento económico; la inversión extranjera fue negativa a finales del 2022 y en lo que va del año no supera los 300 millones de dólares, siendo la más baja de Centro América; el empleo formal no crece, por el contrario continúa el cierre de empresas sobre todo en el sector de maquila y han aumentado los despidos injustificados de trabajadores del sector público, tanto en el gobierno como en las alcaldías de Nuevas Ideas.

El país próspero y en desarrollo que presenta Bukele no existe.

Sus funcionarios del gabinete económico maquillan los datos y omiten los indicadores económicos y sociales  desfavorables.

Hacen alarde de una Inversión Extranjera Directa que no acaba de llegar al país.

Llegan al colmo de hablar de una inversión pública en aumento cuando en realidad sigue estancada.

  1. Bukele dijo que acabaría con el neoliberalismo y con los privilegios de la Oligarquía y que combatiría la pobreza.

Nada de eso ha ocurrido.

La concentración de la riqueza ha aumentado bajo su gobierno.

Un solo grupo empresarial (el grupo Kriete) concentra casi el 20% del PIB y unos 160 millonarios del país acaparan cerca del 90% del ingreso nacional.

La pobreza aumentó en cinco puntos porcentuales desde mediados del 2019.

Hoy hay más pobres que en los gobiernos del FMLN, lo que contradice el discurso anti pobreza de Bukele.

El costo de la vida está por los cielos y supera los ingresos de las familias pobres.

En este gobierno los ricos pagan porcentualmente menos impuestos que los pobres y la clase media.

Bukele dijo que una vez en el gobierno impulsaría la aprobación de una Reforma Tributaria Progresiva en la que pague más el que gane más.

A la fecha y con el pleno control de las decisiones legislativas no ha sido presentado un Proyecto de Reforma Tributaria que contemple más impuestos para las clases pudientes.

La reforma previsional del oficialismo fue un verdadero fiasco.

No ha producido ni va a producir un aumento significativo de la pensión mínima, tampoco un aumento de la rentabilidad del fondo de pensiones de los trabajadores y una reducción de las ganancias de las AFP’s, tal como se prometió.

Para lo único que sirvió fue para facilitar los préstamos millonarios del fondo de pensiones al gobierno, lo que pone en riesgo la sostenibilidad financiera del pago de pensiones en el país.

El aumento de las pensiones para los lisiados y veteranos de guerra tampoco se ha concretado y nunca se construyó el Hospital para los veteranos de guerra, tanto del FMLN como de la Fuerza Armada, que fue ofrecido en campaña.

Los negocios del Estado siguen favoreciendo a los más grandes grupos empresariales que forman parte de la Oligarquía.

Proyectos con un evidente impacto ambiental siguen aprobándose por el Ministerio de Medio Ambiente en beneficio de grandes empresas constructoras y en detrimento de las comunidades pobres.

No se llevan a cabo las licitaciones públicas que obliga la LACAP.

Son las autoridades del gobierno las que deciden en forma discrecional la asignación de nuevas obras de infraestructura.

En algunos casos se trata de una privatización disfrazada, siendo que Bukele dijo que en su gobierno no habría más privatizaciones de activos del Estado.

Bukele volvió a mentir al poner el Estado al servicio de los procesos de acumulación y enriquecimiento de los más ricos del país.

  1. Bukele dijo que nunca iba a negociar con los líderes de pandillas y se tiene información confiable que negoció desde el primer día de su gobierno con las ranflas nacionales de la MS 13 y la Barrio 18 una reducción de homicidios y apoyo electoral a Nuevas Ideas a cambio de dinero y beneficios carcelarios y procesales para sus líderes.

No es cierto que la reducción de homicidios se deba a la efectividad del Plan Control Territorial del que se desconocen sus componentes.

Esta reducción es debida a las negociaciones ilícitas del gabinete de seguridad con las pandillas, avaladas por el propio Bukele.

La gran mentira de Bukele es asegurar públicamente que mantiene una guerra sin cuartel contra las pandillas y bajo de agua garantiza algunos privilegios para ellas, como por ejemplo, entregarles dinero en efectivo, reducir condenas, facilitar la fuga de algunos líderes de la cárcel y negar la deportaciones de estos criminales solicitadas por  Estados Unidos.

Bukele miente cuando dice que El Salvador es el país más seguro de América Latina.

Chile, Nicaragua y Costa Rica tienen tasas más bajas de homicidios que las de El Salvador.

  1. Bukele y el gobierno miente cuando asegura que se ha reducido la migración ilegal hacia Estados Unidos.

Datos del Departamento de Inmigración de ese país revelan que el flujo migratorio proveniente de El Salvador ha aumentado, sobre todo de niños y jóvenes de las zonas rurales.

En este caso el detonante para migrar ya no es la amenaza que representan las pandillas en los territorios donde continúan operando  sino el temor a ser capturados injustamente por la policía y las cada vez más precarias condiciones de vida de la población pobre del país.

 

La mentira como la más eficaz estrategia de campaña para la reelección

La mentira ha resultado eficaz para que Bukele siga manteniendo altos niveles de popularidad a pesar de la crisis económica y social que vive el país.

La difusión de falsedades a través del aparato gubernamental de propaganda y las redes sociales es y seguirá siendo un componente esencial de la estrategia de control y dominación de Bukele y sus aliados.

Es esta propaganda basada en la difusión constante de falsedades y de la venta de una imagen del país que no corresponde a la realidad la que ha hecho de la confianza hacia Bukele una especie de fenómeno de culto, tal como lo destaca la última encuesta de Humor Social y Político de la Universidad Francisco Gavidia.

Bukele está, según esta encuesta de Septiembre pasado, por encima de la religión y la Constitución.

El respaldo hacia su figura se ha convertido en una especie de culto popular que mantiene la esperanza en la gente de que con Bukele las cosas serán mejor en el futuro.

En cambio, la desconfianza y el descrédito de todos los partidos de oposición, de derecha y de izquierda, sigue en aumento.

Esto es lo que garantiza a nuestro juicio una victoria aplastante de Bukele y de Nuevas Ideas en las próximas elecciones.

Como muchos otros, este colectivo de análisis es de la opinión que el más probable escenario electoral para Febrero del 2024 es que Bukele gane on una sobrada ventaja en primera vuelta, que por tanto no haya balotaje, y que la Asamblea Legislativa siga controlada por Nuevas Ideas.

Vamos camino, como dice DisRuptiva, a un sistema de partido único, en el que la oposición política partidaria se vuelve insignificante.

Con este escenario se confirmaría un esquema de plena Dictadura.

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