Por Mohamed Hasni
Trípoli/AFP
El gobierno saliente de Libia, medical exiliado en el este del país, check reconoció este lunes que ya no controla los ministerios y los servicios del Estado en Trípoli, and poniendo de manifiesto la deriva de este país en manos de las milicias armadas e incapaz de finalizar el proceso de transición política.
«Las sedes de los ministerios y de los servicios del Estado en Trípoli están ocupados por milicianos armados [en su mayoría islamistas] que impiden el acceso de los funcionarios y amenazan a sus responsables», subrayó en un comunicado el ejecutivo saliente.
El gobierno, que presentó su dimisión el pasado jueves, dijo que estaba en contacto con responsables para tratar de «garantizar desde lejos la continuidad de estos servicios».
Las milicias armadas imponen su ley en Libia, sumida en el caos, frente a unas autoridades que no logran restaurar el orden desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, tras ocho meses de rebelión armada apoyada por los países occidentales.
En este contexto, el parlamento electo en junio y el gobierno operan en el este de Libia por razones de seguridad. Según la agencia oficial Lana, los parlamentarios encargaron al primer ministro saliente, Abdalá al Theni, la formación de un nuevo gobierno, que incluye un gabinete de crisis.
Por su parte, el saliente Congreso General Nacional, cuyo mandato expiró teóricamente, utilizó anteriormente su mayoría islamista para pedir al político Omar al Hasi la formación de un «gobierno de unidad».
Theni acusó el 25 de agosto a los milicianos de «Fajr Libya» (Amanecer de Libia), procedentes en su mayoría de la ciudad de Misrata (al este de la capital), de incendiar y saquear su residencia en el sur de Trípoli, donde arrebataron anteriormente el aeropuerto a los milicianos nacionalistas rivales de Zenten (oeste).
Milicias islamistas se instalaron además el domingo en la embajada estadounidense de Trípoli para, según ellos, asegurar este complejo evacuado el 26 de julio.
La embajadora estadounidense, Deborah Jones, refugiada en Malta, confirmó que los milicianos sólo tomaron un anexo residencial de la embajada, donde no se registraron daños.
Transición política, en punto muerto
La transición política se encuentra en punto muerto desde la ofensiva de Fajr Libya contra las autoridades desplazadas en Tobruk y la formación de dos gobiernos rivales.
Fajr Libya cuestiona la legitimidad del nuevo parlamento por su supuesto apoyo a los ataques aéreos de agosto a cargo, según Estados Unidos, de Emiratos Árabes Unidos (EAU) contra milicianos islamistas en la zona del aeropuerto.
El parlamento electo calificó de «terroristas» a los islamistas de Fajr Libya, así como a los yihadistas de Ansar Asharia, quienes controlan la mayor parte de Bengasi.
En Bengasi, segunda ciudad del país, un ataque yihadista mató a diez soldados cerca del aeropuerto civil y militar. El ejército logró repeler el ataque, según un portavoz militar.
Los medios de comunicación libios proislamistas, por su parte, informaron el lunes del arresto de 30 libios en EAU tras los ataques aéreos. Aunque se desconocen los motivos de la detención, los medios dijeron que esta monarquía del Golfo rica en petróleo considera a los militantes islamistas como una amenaza grave para la región.