Por Estelle Perad
Francfort/AFP
El estancamiento de la economía de la eurozona y el creciente riesgo de deflación que se cierne sobre ella contribuyen a esperar que el Banco Central Europeo (BCE) adopte medidas en su reunión de este jueves.
Las recientes declaraciones de su presidente, doctor Mario Draghi, en Jackson (Estados Unidos), hace diez días, han suscitado las esperanzas de los analistas de que el BCE dé un nuevo paso en su lucha para reactivar la alicaída economía de la zona euro con un programa de compra masiva de deuda pública o privada (Quantitative Easing o QE), como el que puso en marcha la Reserva Federal en Estados Unidos.
En esa reunión de gobernadores de bancos centrales, Draghi mostró su preocupación por el «deterioro significativo» de las previsiones de inflación a medio plazo en la eurozona y dijo estar «dispuesto a ajustar más» su política monetaria utilizando «todos los medios disponibles necesarios».
«La nueva caída de la inflación, el deterioro de los indicadores del clima económico (…) y sobre todo el discurso de Mario Draghi en Jackson Hole apuntalan las expectativas de los mercados de que el BCE sacará su artillería en la reunión» de este jueves, dice Carsten Brzeski, economista del ING.
Draghi despejará las dudas en la conferencia de prensa prevista a las 12H30 GMT en Fráncfort.
Los malos datos de la zona euro han empañado las esperanzas de principios de año de que lo peor de la crisis había quedado atrás. La economía se estancó en la región en el primer trimestre y la inflación cayó en agosto al 0,3%, alimentando los temores de deflación.
Sin embargo, los analistas temen que haya más palabras que hechos concretos.
Más retórica que medidas
Los analistas no esperan que el BCE reduzca la tasa principal, que desde junio está en el 0,15%, en su nivel más bajo de la historia, ni prevén un anuncio concreto de «QE» de compra de deuda pública.
Marco Valli, de UniCredit, espera más bien que «Draghi utilice un tono acomodaticio en la conferencia de prensa y deje la puerta abierta a un QE».
Johannes Mayr, del Bayern LB, también apuesta por un «endurecimiento de la retórica en dirección a medidas adicionales».
El BCE podría dejar entrever que está empezando a preparar un programa de compra masiva de activos como lo hizo Estados Unidos, según Christian Schulz de Berenberg. El economista se arriesga a vaticinar incluso que lo lance «de aquí a finales de año si Berlín da su apoyo tras los avances de París y Roma en sus reformas».
Antes de lanzarse por esta senda, que constituye en opinión de muchos el último cartucho en la recámara del BCE, el guardián del euro esperará a ver el impacto de las medidas anunciadas en junio, y en particular, los créditos específicos de muy largo plazo (LTRO) destinados a fomentar el crédito de los bancos a las empresas. El primero será concedido a mediados de septiembre.
Los expertos también esperan que el BCE anuncie «el principio de un programa (de créditos) ABS, sin entrar en detalles», dice Michael Schubert, de Commerzbank, con el fin, de que fluya el crédito para el sector productivo.
Pero si nadie tiene muy claro qué medidas va a adoptar el BCE, en cambio todos están de acuerdo en que la institución tendrá que volver a revisar a la baja las previsiones de crecimiento y de inflación en la zona euro, como ya lo hizo en junio.