(De Cuentos del profe.)
Hoy que el papel moneda parece valer menos que el papel periódico, les referiré, amenos alumnos, el cuento de la superstición de las Monedas Negras que yo mismo tengo, porque ciertamente los salvadoreños somos supersticiosos y por eso estamos como estamos; pero yo tengo la entereza de confesárselos, amparado en el apoyo tácito de ustedes. Es, pues, la trama de la superstición como sigue: hay un fenómeno en el elemento níquel del que están hechas nuestras monedas que al contacto directo con otro elemento del ambiente, se tornan de un color café negruzco, probablemente sea oxidación, me excuso de no poder explicarles correctamente el fenómeno físico-químico que ocurre porque aunque he estudiado química, me urge más en este momento la literatura, placentero menester. Se dice que esas monedas negras tienen la propiedad de atraer más dinero (“pisto llama pisto”).
Les confieso que cierto tiempo me di al oficio de guardar dichas monedas y a veces cuando los “serviciales”, “corteses” y “urbanos” buseros me dan el vuelto del pasaje del autobús y se infiltra una de ellas siento la fuerte intención de guardarla. Pero al final de cuentas, me di cuenta que efectivamente las monedas negras tenían la propiedad de llamar más dinero, puesto que más de una vez había ahorrado más de un colón. Comprobé de esta forma que es un gran hábito el del ahorro -aunque no lo practico como los bancos le llaman: ahorro programado.
Prof. Herbert Edmundo Vaquerano
67 Av. Sur No. 248 Colonia Escalón, S.S.
2508-9639
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