Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino
La parcela colectiva del cantón Los Planes en Citalá, Chalatenango, es un desafío al vértigo con sus 1,700 metros sobre el nivel del mar; esta ladera florece entre las manos de un grupo de mujeres agricultoras, quienes han encontrado en la agroecología no solo un ingreso económico; sino, también, la dignificación de sus derechos humanos.
Con la formación previa en una “Escuela de Campo”, que impulsa la Fundación Ayuda en Acción, con el financiamiento de la Agencia Asturiana de Cooperación para el Desarrollo, este asentamiento humano ha dado un giro de 90 grados hacia el empoderamiento femenino.
“Ahora estoy aplicando un repelente natural a base de canelín y micoritza, no contienen químicos, lo hago cada ocho días, como nos han enseñado a estos cultivos orgánicos, algunos días viene un grupo y otro día otro”, explica Doris Alicia Rivas de Luna, de 32 años, mientras coloca a su espalda la bomba portátil, para regar los surcos en donde crece el brócoli, cebollín, lechuga, cilantro, chile verde y tomates.
Su vida cambió -afirmó convencida- luego de una invitación a reunirse con las vecinas del lugar para abordar un posible proyecto para generar desarrollo y beneficios en la comunidad.
“A mí me invitaron a la reunión y, luego, me di cuenta de que era la Fundación Ayuda en Acción quien convocaba y nos mostró su proyecto y, si bien nosotras en las casas hacemos el trabajo del hogar, este otro trabajo era bueno, porque aprendemos cosas nuevas, nos distraemos al salir de la casa al campo y lo hacemos con mucho gusto”, agregó.
El bocashi (abono orgánico) en un recipiente de plástico es removido de forma diestra por Beatriz Ochoa, del cantón El Ocotío, cantón Los Planes, Citalá, quien afirma que este activador de rizobacterias genera el crecimiento de sus cultivos y conserva los suelos con nutrientes.
“Ha sido muy interesante el proceso de elaborar productos orgánicos para los cultivos. Todo lo estamos tratando de hacer así, cuidamos los cultivos dos veces por semana, aplicando repelentes naturales, nada de químicos, también aporcamos (mover la tierra) las plantitas para que crezcan más y las regamos. Esto es un gran cambio, porque no es como sembrar en la casa; con lo que sembramos en esta parcela estamos experimentando con el aporte en lo económico a la casa, para nuestra sostenibilidad y lo tratamos de hacer desde los cultivos orgánicos, cuidando el suelo y nuestra salud”, manifestó.
Lo distintivo de este proyecto, reiteró Beatriz, es el haber aprendido a “escucharse entre compañeras” y compartir, como grupo de proyecto, planes a futuro, que calificó de “una buena oportunidad” para las mujeres en Los Llanos.
“Es importante -también- que nos han dado charlas sobre nuestros derechos humanos, cómo defendernos, cómo identificar qué relaciones son violentas o no. Y cómo podemos elevar nuestra autoestima, cómo podemos ayudar a una compañera que esté en una necesidad; al principio fue difícil, pero lo hemos ido superando”, indicó.
La blancura de la Casa Manta o Casa China resalta en una escarpada ladera, en el cantón San Ramón, a 1,300 metros sobre el nivel del mar, estos cultivos protegidos de tomate y chile verde forman parte de un plan de adaptación a los embates producidos por el Cambio Climático en el país y la región centroamericana, que han sido clasificados como los más vulnerables.
Con su pañuelo a la cabeza, Melania Victoria Santos, del caserío El Centro, cantón San Ramón, narró cómo, con su amiga Norma, se involucraron en este proyecto de agroecología, porque la atrapó el tema de los microrganismos de montaña y la preparación de suelos, tema destinado anteriormente solo a los hombres de la comunidad.
“Comenzamos como veinte, luego quedamos menos, creo que la perseverancia era lo más importante de tener en cuenta y que la ventaja que tenemos acá, con los cultivos, es que no solo comeremos saludable, también podemos ayudar al municipio con cultivos naturales. Y no como los otros (maíz y frijol), que contienen muchos químicos; además, tendremos mejoras en la salud y muchas cosas, porque aparte de enseñarnos a cultivar sano, nos están enseñando a crecer en lo económico, en lo social y político”, aseguró.
Este proyecto, que se extiende a otros caseríos como Llano de la Virgen y Lagunetas, son para Melania conocimiento y fuente propia de ingresos familiares, afirmación que Michael Zambrano, director para El Salvador de la Fundación Ayuda en Acción, apoya al acompañar el recorrido de logros y avances del proyecto.
El proyecto denominado “Empoderamiento Económico, Político y Personal de las Mujeres, para Mejorar sus Condiciones de Autonomía”, que implementan y financian Ayuda en Acción y la Agencia Asturiana de Cooperación para el Desarrollo, tiene en la esencia de su formulación el papel fundamental que juegan las mujeres en el desarrollo desde las comunidades. Así como, abordar las problemáticas tan sensibles y significativas como es la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres.
“Las mujeres, aunque juegan un papel determinante muchas veces, se ven relegadas en la falta de oportunidades para su desarrollo personal dentro de las familias. Muchas veces son sujetas de la violencia de género; entonces, este proyecto lo que busca es el fortalecimiento de las aptitudes de las mujeres a partir de capacitaciones en temas de derechos humanos, empoderamiento, sensibilización de masculinidades alternativas con hombres y el fortalecimiento de sus capacidades de técnicas económicas productivas, que le permitan equiparar sus oportunidades respecto a los hombres en la generación de ingresos”, explicó.
Sobre estas iniciativas de huertos agroecológicos y la estructura construida por las mujeres como parte del proyecto, la Casa Manta, que son ambientes controlados para que los cultivos de hortalizas registren menos riesgos de pérdidas previniendo plagas, al fortalecer la adaptación frente al cambio climático y garantizando sus producciones al incrementar la disponibilidad de alimentos, así como ingresos económicos.
“Como parte del proyecto, nosotros estamos disponiendo de distintas tecnologías que se encaminan a fortalecer las resiliencias de las familias lideradas por las mujeres. Como la incorporación de sistemas de riego por goteo, el uso de la agroecología, la agricultura orgánica, el uso de coberturas plásticas (casa manta) para los problemas generados por plagas en los cultivos y lo que tiene que ver con la generación de reservas de alimentos de las familias, a partir del adecuado almacenamiento de granos básicos de la familia”, sostuvo.
El proyecto que encuentra en la etapa intermedia, cuenta con un financiamiento de 162,000 euros y está pactado para tres años, señaló el director de país de Ayuda en Acción, al señalar que han reconocido que el impacto y la sostenibilidad de este plan alcanza un largo plazo, y todas estas acciones tendrán continuidad con estas mujeres jefas de familias.
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