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En términos de desigualdad, el gran actor social ausente en el movimiento por la mejora del salario mínimo en México son las mujeres, aseguró Hugo Beteta, director de la Sede Subregional en México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
“Las mujeres son el 38 por ciento de toda la fuerza laboral y representan más del 55 por ciento de quienes perciben un salario mínimo, o menos; muchas tienen baja escolaridad y no tienen una pensión, por eso el tema del salario mínimo es también fundamental para la autonomía económica y el ejercicio de los derechos humanos de las mujeres”, aseguró Beteta durante la inauguración de la Conferencia Internacional “Estado del Arte del Salario Mínimo”que organizaron la CEPAL, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza y el Instituto de Estudios para la Transición Democrática (IETD).
El funcionario de las Naciones Unidas explicó que el salario mínimo constituye un núcleo esencial en el cumplimiento de los derechos humanos. A nivel nacional e internacional el tema del salario mínimo llegó para quedarse y se está planteando como un elemento de reactivación económica, no sólo de dignidad y de justicia. En la CEPAL, agregó, también se ve como un tema de reducción de la desigualdad y de apoyo de una mejor política social para la reducción de la pobreza.
“Hay estudios que revelan que la política social ha logrado compensar algo, pero no lo que la estructura económica y el modelo económico deberían hacer. Si la participación de los salarios en el PIB entre el 2003 y el 2013 ha caído del 32% del PIB al 29% del PIB –una caída de 3% del PIB– y las transferencias condicionadas, por muy grandes que sean, representan un punto del PIB, díganme cómo se va a compensar esa caída de la participación de los salarios correspondiente a un 5% del PIB”.
José Woldenberg, del IETD, exhortó a atender la cuestión social dentro de los proyectos económicos, pues ahora es casi inexistente un programa que ponga en el centro los rezagos sociales del país y atienda temas como el empleo, la informalidad, las remuneraciones, las desigualdades sociales y la pobreza; en ese contexto el salario mínimo adquiere todo su significado, tal y como lo establece la Constitución para que sea suficiente para satisfacer las necesidades básicas de un jefe de familia.
“Razones éticas, económicas y políticas existen para darle relevancia al tema del salario mínimo”, dijo el académico de la UNAM.
Participaron también el representando la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, José Ulises Carmona, Helena Hofbauer, Directora Regional de la Fundación Ford para México y Centroamérica y Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador general de la Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.