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LAS MUJERES Y SU LUCHA POR LA IGUALDAD DE DERECHOS

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

“Educar en la igualdad y el respeto es educar contra la violencia”
(Benjamín Franklin)

Existe un conjunto de luchas y pensamientos para reconocer que las mujeres somos dignas de ostentar iguales derechos y oportunidades que los hombres, y a no ser excluidas de la participación en el desarrollo de nuestros pueblos.

El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer, y detrás de esa fecha, se celebra las luchas, pensamiento y conquistas de las mujeres por sus derechos.

Luchar por algo es reconocer que nos falta ese algo y que es necesario alcanzarlo, por eso, en la lucha por la igualdad de derechos entre hombres y mujeres, se parte de identificar una dramática realidad a lo largo de la historia de la humanidad y es la discriminación y el relegar a las mujeres a un segundo plano, a la dependencia injustificada de otros, lo que en esencia es violencia.

Reconocer que las mujeres son sujetas de derechos es, ha sido y seguirá siendo, una lucha tenaz, ha sido así por los siglos de los siglos.

Fue valioso que, a partir de 1975, la Organización de las Naciones Unidas, ONU, decretara el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. En realidad se reconoció algo que ya venía siendo celebrado así en muchos países y por diferentes organizaciones de mujeres.

La historia recoge el hecho de que, en 1917, un 8 de marzo, las mujeres rusas armaron una revuelta para demandar el fin de la guerra y poder tener alimentos; la historia también recoge que, en 1910, la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunidas en Copenhague (Dinamarca), decretó que se celebrara el Dia Internacional de la Mujer Trabajadora.

Muy valiosos, en este sentido, son las luchas de las mujeres trabajadoras, sindicalistas y socialistas en varios estados de Estados Unidos (Chicago, Nueva York), en demanda de trato justo para las trabajadoras y exigiendo el derecho al sufragio; y antes, en Francia; es decir que, en diferentes latitudes, en diferentes momentos de la historia, mujeres valiosas han tenido la fuerza para luchar unidas por derechos que habían sido exclusivos para hombres.

De manera que, contar ahora con leyes, instituciones, centros de análisis y seguimiento de la realidad de las mujeres, para evidenciar la desigualdad y establecer pautas para buscar el adelanto, es algo muy valioso, que ha costado y es aún un camino inconcluso.

En nuestro país y en otros países de nuestro continente, la aspiración de igualdad se ha expresado en diferentes formas: en organizar a las mujeres y procurar que muchas adquiramos conciencia de nuestra realidad, de los obstáculos para vivir una vida digna, libre de violencia y a demandar un trato acorde a esos derechos.

Después de la firma de los Acuerdos de Paz en Chapultepec, cobró mayor fuerza este movimiento, al punto que en 1994, antes de las llamadas elecciones del siglo, los movimientos y organizaciones convinieron una plataforma que ha guiado muchas batallas.

Los mayores logros estuvieron en alcanzar la aprobación de leyes para establecer deberes del Estado y de instituciones para garantizar los derechos de las mujeres, como la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia (2011), la Ley de Igualdad, Equidad y Erradicación de la Discriminación contra las Mujeres (2011), la creación de Ciudad Mujer, Ley contra la Trata de Personas y otras.

Ninguno de estos instrumentos jurídicos para hacer valer derechos de las mujeres fue fácil de conseguir, y es lamentable darse cuenta de que vivimos como país retrocesos importantes en materia de derechos y de igualdad entre hombres y mujeres. Quizá no seamos el único país que retrocede: ONUMUJERES, en su reciente informe, señala que en uno de cada 4 países se experimenta retrocesos en materia de igualdad de género.

Pero frente a ese retroceso, que ocurre también en otros campos, emergen movimientos y destacadas mujeres que representan la voz que clama por avanzar, en la defensa de los derechos humanos, en la defensa de la tierra, en la lucha porque seamos un país libre de la minería, en la defensa de la educación y la salud, en la exigencia de justicia en casos de  detenidos  injustamente, a las que luchan por mantener una fuente de ingresos en la calle y en el campo, a todas estas mujeres de hoy, debemos respeto, reconocimiento y apoyo.

La marcha no se detiene, vale la pena continuar batallando por la igualdad de género, a pesar de las adversidades de antes y de hoy.

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