Nueva York/AFP
Francesco Fontemaggi/Carole Landry
El diálogo entre Washington y Pyongyang ha permitido «progresos reales» de cara a la organización de la cumbre histórica entre Kim Jong Un y Donald Trump, quien aseguró que espera un mensaje del dirigente norcoreano sobre este tema.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, se mostró optimista a la salida de su reunión con la mano derecha de Kim. Aseguró que las discusiones con Corea del Norte van «por el buen camino», aunque dejó la efectiva realización de la cumbre en manos de Pyongyang al destacar que aún el gobierno norcoreano no ha tomado la decisión de abandonar su programa nuclear, una de las condiciones planteadas por Estados Unidos para que se realice el esperado encuentro.
El jefe de la diplomacia estadounidense, sin embargo, aprovechó también para halagar al líder norcoreano expresando que se espera dé un paso adelante: «El presidente Trump y yo creemos que el presidente Kim es el tipo de líder que puede tomar ese tipo de decisiones», subrayó.
Antes las palabras de Pompeo, Trump dijo a periodistas que estaba «ansioso de ver lo que hay en esa carta», indicando que los emisarios norcoreanos, actualmente en Nueva York, irían «probablemente» el viernes a Washington para entregársela de parte del heredero de la dinastía de los Kim.
«Muy buenas reuniones con Corea del Norte», evaluó también en la red Twitter.
Pompeo se reunió el jueves en Nueva York con el general Kim Yong Chol, el funcionario de mayor rango de Pyongyang que visita Estados Unidos en los últimos 18 años, repitiendo el encuentro que ya tuvieron en dos ocasiones en Pyongyang.
Antes del encuentro, un funcionario estadounidense que pidió mantener el anonimato explicó qué las reuniones previas buscan «ver que es lo que hay que hacer en las dos semanas que quedan» antes de la cumbre. Y para que esa cita tenga lugar, advirtió, Corea del Norte tiene «que dejar muy claro qué está dispuesto a hacer».
El jefe de la diplomacia estadounidense y el general norcoreano habían ya cenado la noche del miércoles en el apartamento de un diplomático estadounidense cerca de la sede de Naciones Unidas, en Nueva York.
«Fue genial», dijo el Secretario de Estado a periodistas al retirarse del lugar donde se celebró el encuentro.
Menos de una semana después de que Donald Trump anulara la cumbre con Kim Jong Un por la «hostilidad» de Corea del Norte, el objetivo de las discusiones era resolver la agenda, con el principal obstáculo probablemente anclado en el concepto de «desnuclearización», algo que ambas partes dicen estar a favor pero que definen de forma diferente.
Enviados norcoreanos y estadounidense también se reunieron en Panmunjom, en la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas, mientras que una misión de Estados Unidos ya estaba en Singapur haciendo trabajos logísticos de cara a la cumbre.
Rusia pide cautela
Paralelamente, el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov llegó a Pyongyang para reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong Un, y pidió cautela ante las expectativas tan altas creadas alrededor de la cumbre.
También instó a ambas partes a «evitar la tentación de exigir ‘todo y ahora'», en alusión a la voluntad estadounidense de que Corea del Norte realice una «desnuclearización completa, verificable e irreversible». Un punto, según Pompeo, compartido «sin divergencias» con Seúl y Tokio.
Analistas aseguran que el régimen de Pyongyang no está dispuesto a ceder en sus ambiciones nucleares a menos que le den garantías de que Estados Unidos no intentará derrocar al régimen.
«Creemos que es muy importante tratar estos contactos de una forma muy delicada, no hacer movimientos bruscos para acelerar artificialmente el proceso que requiere una cantidad significativa de tiempo», expresó Lavrov, según una transcripción publicada por el ministerio de Relaciones Exteriores ruso.
«Llamamos a todas las partes involucradas para que sean conscientes plenamente de su responsabilidad de no permitir que se rompa este proceso tan importante, pero aún frágil», agregó Lavrov, al tiempo que señaló la disposición de Rusia a contribuir en el esfuerzo diplomático.
Lavrov transmitió además los saludos del presidente Vladimir Putin a Kim y lo invitó a visitar Rusia, informó el Ministerio ruso.
El alto funcionario ruso es el último de un país importante en visitar Corea del Norte desde que Trump aceptó la propuesta de Kim de celebrar esta cumbre dirigida a relajar las relaciones bilaterales. En este esfuerzo diplomático del régimen de Pyongyang, el líder norcoreano ya se ha reunido con los presidentes de China, Xi Jinping, y de Corea del Sur, Moo Jae-in, así como con Pompeo.
Antes de su viaje a Pyongyang, Lavrov habló por teléfono el miércoles por primera vez con Pompeo.
A principios de mes, Trump anunció repentinamente la cancelación de la cumbre con Kim, aunque acabó dando marcha atrás 24 horas después.