Elisa Meza Romero
Al problema de las pensiones les falta un verdadero estudio sobre el anterior sistema que funcionó hasta que se lo quebró el expresidente Armando Calderón Sol. Ese sistema funcionaba con los aportes que mensualmente descontaban al trabajador público y al trabajador privado. En ambos casos: el Estado proporcionaba anualmente 20 millones de colones Al Instituto Nacional de Pensiones de Empleados Públicos, advice INPEP, como aporte para las pensiones de los empleados públicos y al ISSS, los empleadores aportaban por cada uno de sus empleados, la cantidad correspondiente como aporte establecido en la Ley de pensiones. Los pensionados en ambas instituciones, se comprendían en todas las edades y diferenciación de salarios.
De manera que tales aportaciones constituían una bolsa que garantizaba la jubilación de los próximos a jubilarse; además, las aportaciones de todos los trabajadores constituía la pensión por solidaridad, la cual no tenía fin, ya que mientras unos se jubilaban, otros los sustituían en dichos trabajos, lo cual establecía una continuación inagotable de la fuente financiera; en ningún momento hubo quejas de los trabajadores ni de los jubilados.
Por otro lado, el INPEP invertía dinero en créditos para vivienda, a través de descuentos a los cotizantes; mediante lo cual muchos trabajadores obtuvieron sus casas antes de jubilarse, otros compraron carro, y otros menesteres que les favorecieron. Y los intereses por esos préstamos ingresaban a la Reserva Técnica, de cuyo monto debe dar fe la Directiva actual de INPEP.
En cuanto a la aparición de las AFPs, esto fue un ardid del expresidente Calderón Sol. Entre él y la ANEP no desperdiciaron el momento oportuno de echarse al bolsillo a los trabajadores, ofreciéndoles inimaginables pensiones, superiores a las proporcionadas por INPEP o el ISSS, y muchos trabajadores les creyeron a los agentes promotores del nuevo sistema de pensiones, quienes ofrecían mayores montos en las mismas; incluso, decían que el interesado podía pedir el monto de su pensión que quisiera, y así embaucaron a muchos, por no decir que a todos los que por ingenuidad se dejaron engañar. Además, que la pensión del ISSS y la del INPEP iban a desaparecer y se quedarían sin pensión. Otros menos incautos no les creyeron y se quedaron en INPEP.
Sin embargo, hábilmente, La reserva Técnica de INPEP se la robaron, he hicieron obligatorio el pase de los cotizantes en ambas instituciones que estuvieran contemplados en las edades de 36 años hacia atrás, más los engañados que se constituyeron en la fuente de ingresos de las AFPs. Y pasaron los años y todos esperaban la oferta al final de sus labores, pero al darse cuenta del engaño, no supieron qué hacer. Este nuevo sistema les propuso continuar trabajando para obtener mejor pensión, la cual no aumentaría mucho el monto, o también pensionarse sin perder su plaza de trabajo, lo que significa que al final, cuando ya no puedan desempeñar el trabajo, se quedará sin la consabida pensión.
Y ésta es la batalla que se está librando ahora. Sin embargo, mientras unos consideran de improviso, partiendo de una reforma que no le ponen ni pies ni cabeza, los areneros defienden a capa y espada que las AFPs deben continuar funcionando, mientras el gobierno no quiere lastimar a los comerciantes de las AFPs., y ha llegado a la conclusión de quedarse con los trabajadores de salario mínimo para poder responderles a sus pensiones.
Mientras tanto continúa en deuda de miles de millones de dólares por pagos de pensiones para cubrir los huecos dejados por los hábiles de las AFPs. Y los empleados de mayores sueldos que se quedaron en las AFPs. A esos nadie los va a salvar, ellos se conformarán con la pensión por ahorro que determinen los comerciantes de las mismas. Podría haber hasta suicidios en un futuro, ya que el desengaño se ha mostrado abiertamente; ya hay pensionados que les entregaron su última cuota de su “ahorro”.