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Las Piñatas de doña Krito

 

Marlon Chicas – El Tecleño Memorioso

“Ya le disté una, ya le disté dos, ya le disté tres, y tu tiempo se acabó”, característico cantico en toda fiesta infantil a la hora de romper piñatas, donde estas bellas creaciones de múltiples colores son atestadas de dulces, para alegría de chicos y grandes. Pero ¿de dónde surgen las piñatas?

De acuerdo con el mercader y viajero italiano Marco Polo, se originaron en la celebración del año nuevo chino, en la que se representaban animales, esta tradición se trasladó luego a Italia, de ahí al continente americano por medio de los frailes, quienes las utilizaron como herramienta de evangelización. De acuerdo con registros encontrados en Mesoamérica se sospecha de ciertas tradiciones similares, ya que los mayas acostumbraban a romper recipientes de barro rellenos de cacao, por su parte, los mexicas llenaban cazuelas de barro con tesoros y alhajas, decoradas con plumas y listones, durante la festividad al dios de la guerra Huitzilopochtli que significa “Colibrí Zurdo”.

La forma actual de las piñatas surgió en el siglo XVI en México, cuando los frailes comenzaron a celebrar las “misas de aguinaldo” o “posadas” durante los días previos a la Navidad. En Santa Tecla, esta tradición está ligada a destacados artesanos, quienes con su creatividad en la elaboración de estas, llevan alegría a chicos y grandes en toda la ciudad, como doña Carolina Aldana quien continúa a la fecha en este maravilloso oficio de magia e ilusión.

Carolina Aldana nació un 14 de diciembre de 1969 en Santa Tecla, hija de Juanita Osorio de Aldana y Juan Antonio Aldana (+). Realizó sus estudios en el Kínder Nacional José María San Martín; su primaria en la Escuela Luisa de Marillac, continuándolos en el Colegio Nuestra Señora de Fátima dónde se graduó de bachiller.

Su vocación por las piñatas nació de su aspiración por tener una de estas, ya que de niña nunca pudo romper una, por lo que le fascinaba admirar sus múltiples colores y detalles, en un inicio soño con venderlas, lo que se concretó meses después. En cierta ocasión se le invitó a participar de un taller de elaboración de piñatas, a la que asistió ávida de conocimientos, lo que le sirvió de base para seguir perfeccionándose en tal labor, a la que involucró a sus hijas quienes le acompañaban luego de salir de clases.

De acuerdo con doña Carolina, la elaboración de una piñata suele durar entre 5 a 6 horas, lo que incluye: armado de estructura, forrado, secado al sol, picado de papel, conformación de extremidades y otros detalles, lo que no es solo fabricar una figura de papel y cartón, como equivocadamente se piensa, ya que es una tarea compleja y de mucha dedicación.

Entre sus anécdotas destaca la felicidad que le provoca ver las sonrisas de niños y adultos a la hora de romperlas, en especial la experiencia que le suscita un pequeño cliente que le visita los fines de semana en su negocio, ubicado en Mercado Dueñas, lo que le hace compensar su esfuerzo en la creación de estas figuras, por lo que aprovecha la ocasión para saludar a todos los niños del mundo y de Santa Tecla, en el mes dedicado a ellos.

 

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