Salvador Ventura
En enero de 2009, troche el presidente y secretario general del partido Comunista, de Cuba, Fidel Castro, recibió en el aeropuerto de La Habana, al papa Juan Pablo II, en un histórico viaje con sus anécdotas, simbologías y frases de lo que en su momento fue calificado como una especie de deshielo.
Las primeras palabras del pontífice fue preguntarle al líder cubano “¿qué hora es aquí?”, mientras la foto publicada en la mayoría de periódicos del mundo y registrada en las grandes cadenas de televisión, mostraba a ambos consultando los relojes al pie de la escalerilla de descenso del avión.
El despiadado embargo mantenido desde 1961 comenzaba un deshielo sin retorno, no sólo por las palabras posteriores pronunciadas por Juan Pablo II, sino por el signo de los nuevos tiempos, por la unanimidad de la mayoría de pueblos del mundo votando en las Naciones Unidas contra el bloqueo.
Además, debe recordarse que la iglesia católica no aceptó el aislamiento diplomático del régimen cubano y mantuvo sus relaciones establecidas hacía más de 80 años. Juan Pablo II había recibido meses antes en audiencia a Fidel Castro en Roma y desde esa época el líder histórico expresó su abierta admiración por el Papa polaco.
De alguna manera también podría decirse la admiración y reconocimiento de muchos pueblos del mundo a la posición inclaudicable de Cuba, más la cercanía de posiciones con el Vaticano, “alumbró entre grandes dificultades el deshielo que mantenía cercada a la Cuba comunista”.
Y entonces vinieron los discursos y las proféticas palabras de Karol Wojtyla, de alguna manera hace ratos puestas en práctica por la política comercial y de relaciones internacionales de la isla: “Cuba debe abrirse al mundo y el mundo abrirse a Cuba”. 14 años después Raúl Castro recibió en La Habana a Benedicto XVI y Joseph Ratzinger saludó también a Fidel Castro.
Los antecedentes los mencionamos para poner en contexto los pobres y arcaicos argumentos de un comentario de El Diario de Hoy, publicado el 30 de este mes, donde se cuestiona al gobierno del FMLN por estrechar relaciones con Cuba y firmar convenios en medicina, agricultura, educación y desarrollo tecnológico.
El Diario de Hoy y sus propietarios no han evolucionado, han quedado prisioneros en la guerra fría y más allá de eso en la prehistoria, pues el gesto iniciado con el Papa Juan Pablo II, se ha venido ampliando y actualmente la visita del Papa Francisco, programada para septiembre, culmina una larga estrategia de la iglesia católica.
Una estrategia de reconocer los enormes avances de Cuba en educación, salud pública, agricultura, deportes e ingresar en una serie de reformas políticas y económicas al interior de su gobierno no sólo para dar muestras de las peticiones de la iglesia y la comunidad internacional, sino para satisfacer grandes necesidades sociales de su población.
La talentosa diplomacia vaticana, bajo la orientación estratégica del Papa argentino y de su secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolín, ha jugado hábilmente sus cartas para favorecer la normalización de las relaciones entre La Habana y Washington, siguiendo la larga huella abierta por Juan Pablo II y Benedicto XVI.
El director y editores de El Diario de Hoy ven positivo el acercamiento de Estados Unidos con Cuba, no han dicho nada sobre el reciente anuncio de la Casa Blanca y el Departamento de Estado de “poner fin al bloqueo de 54 años”; pero de manera perversa y marcada por el odio ideológico rechazan y atacan las normales relaciones entre El Salvador y la isla.
El Salvador, con los dos gobiernos del FMLN, ha consolidado y abierto relaciones diplomáticas, comerciales, culturales y deportivas con muchos países del mundo, en el interés global de permitir a los empresarios salvadoreños de exportar e importar bienes y servicios a nuevos mercados.
El gobierno de Estados Unidos al poner fin al bloqueo comercial y financiero, precisamente está pensando en abrir valiosas oportunidades a sus empresas, al intercambio de relaciones de todo tipo con una nación humanista, solidaria y pacífica, como se puede comprobar con la presencia de sus técnicos y profesionales en muchos países del mundo.
El presidente Obama nada más ha cumplido con las recomendaciones de los gobernantes latinoamericanos quienes en la Cumbre de las Américas de 2012, le explicaron que mantener el embargo no era aceptable en el mundo actual y nada más contribuía a envenenar las relaciones entre Washington y sus vecinos del sur del continente.
El Diario de Hoy con sus atolondrados y cavernarios comentarios, nada más está envenenando las positivas relaciones de un gobierno del FMLN progresista y a la altura de los nuevos tiempos, como lo han señalado la mayoría de gobernantes del mundo y la misma posición ética de la iglesia católica.