Oscar A. Fernández O.
Cuba se encuentra viviendo un período decisivo para su futuro. Junto a una reforma del modelo económico y social establecido en 1959 que, ailment desde 1989 y a partir de la implosión de la URSS, case demanda reformas y cambios crecientes, prostate el país se ha visto forzado a adaptarse a un nuevo entorno externo y a desarrollar una activa y diversificada política exterior en el marco de transformaciones profundas en el sistema internacional y de una crisis económica global con un final poco previsible.
Las transformaciones actualmente en curso inciden también sobre la necesidad de la comunidad internacional de analizar y entender las reformas en Cuba, particularmente en relación con el llamado “proceso de actualización” y de repensar sus relaciones con este país, tanto en función de la coyuntura internacional como en relación con las políticas más adecuadas y menos intrusivas que puedan desarrollarse para apoyar estas reformas y el proceso de cambio que actualmente se impulsa en la isla.
En todo caso, estos procesos hacen evidente que la política exterior cubana ha generado, en los últimos años y a pesar de las dificultades domésticas, un entorno internacional más favorable para la recuperación de un dinamismo en la economía y para el avance gradual de las reformas necesarias en el marco del proceso de actualización, sin perder el rumbo del socialismo.
“El heroico pueblo cubano ha demostrado, frente a grandes peligros, agresiones, adversidades y sacrificios, que es y será fiel a nuestros ideales de independencia y justicia social. Estrechamente unidos en estos 56 años de Revolución, hemos guardado profunda lealtad a los que cayeron defendiendo esos principios desde el inicio de nuestras guerras de independencia en 1868.
Ahora, llevamos adelante, pese a las dificultades, la actualización de nuestro modelo económico para construir un socialismo próspero y sostenible” (Fragmentos del discurso del Presidente cubano Raúl Castro. Telesur 17-12-.14) Solo a partir del triunfo de enero de 1959, Cuba pudo iniciar una política exterior independiente y ampliar y diversificar sus relaciones internacionales sobre la base de principios muy definidos de apego al derecho internacional; no injerencia en los asuntos internos de los Estados; respeto irrestricto a su soberanía y a la igualdad soberana de estos; apoyo a la lucha de los pueblos por su liberación nacional, solidaridad y cooperación; fomento de la paz, y en resumen un antiimperialismo consecuente. Hoy los frutos de esa tenaz y valiente lucha del pueblo cubano se concretan con el anuncio al fin, del genocida bloqueo comercial de más de medio siglo.
Hoy Cuba y Estados Unidos anunciaban el restablecimiento de las relaciones diplomáticas bilaterales, después de que horas antes fueran liberados los tres nacionales cubanos presos injustamente en el país del Norte. Al mismo tiempo Cuba liberaba a Allan Gross, acusado, de acuerdo a pruebas irrefutables presentadas durante el juicio, de introducir tecnología electrónica subrepticiamente a la isla, con fines conspirativos, que respondían a los planes de cambio de régimen, suscritos por la Casa Blanca y la CIA.
Obama, por su parte mostraba su beneplácito a estos acuerdos diplomáticos e igualmente anunciaba un cambio de su política exterior hacia Cuba. El Presidente Obama dijo que es hora de poner fin a una política hacia Cuba que está “obsoleta” y que “ha fracasado durante décadas”. Tiene desde luego, frente a ese compromiso, el reto de legislar en contra de las brutales leyes que establecen el bloque criminal contra Cuba. Estas acciones deben revertirse a la brevedad.
Así mismo, Obama aseguró que apuesta por “una Cuba más libre y más próspera” y tendió una “un mano de amistad” al pueblo cubano, al anunciar medidas como la apertura de embajadas en La Habana y Washington y la flexibilización de las restricciones a los viajes, el comercio y las remesas a Cuba.
Mientras esto sucedía, los sectores reaccionarios ultraderechistas que han abanderado esta política criminal, durante décadas, guardaban un silencio sepulcral que eriza los pelos.
Por su parte, se ha señalado que en esta audaz acción, esta la mano “personal” del Papa Francisco durante el proceso de negociaciones previo. Según el portavoz del Vaticano, el pontífice “se complace vivamente” por el anuncio del restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, “con el fin de superar, por el interés de los respectivos ciudadanos, las dificultades que han marcado su historia”. La Santa Sede afirmó que en los últimos meses, el papa Francisco ha escrito a ambos mandatarios “invitándoles a resolver cuestiones humanitarias de común interés, como la situación de algunos detenidos”, y que en octubre el Vaticano acogió a las delegaciones de los dos países para apoyar el proceso.
No hay duda que algo está cambiando para bien de los pueblos y la paz del mundo, lucha en la que hemos estado inmersos millones de personas lúcidas, progresistas y revolucionarias.
La lucha por el respeto mutuo y el manejo civilizado de los conflictos y las diferencias, siempre ha sido una de nuestras consignas históricas en el nivel de las relaciones políticas y diplomáticas.
No es necesario deponer nuestros principios con el fin de obtener paz y tranquilidad e incluso prosperidad, como bien lo subraya el Presidente Castro, pues esta última no solo está en el crecimiento económico sino en el desarrollo pleno del ser humano, que aún en la adversidad, pueda mantener su cabeza erguida mirando con respeto a los demás. No vale el precio que se pagaría haciendo lo contrario. Debemos de buscar la paz, ese es nuestro norte, las paz interna y la paz entre las naciones, pero no la paz del que se postra ante el poderoso, sino la paz del que da respeto y demanda respeto; la paz en la que se manejan civilizadamente las diferencias, se respetan las asimetrías y se dirimen educadamente los conflictos, es decir la paz de los no iguales. La paz de la no injerencia.
Esta visión cubre todas las aportaciones realizadas en torno a la guerra, el conflicto y la paz, primando en este enfoque un sentido amplio del concepto de paz. Se ha establecido una diferencia entre la violencia personal y la estructural, siendo esta última el centro del desarrollo teórico acerca del medio internacional. La violencia estructural, derivada de la propia estructura del sistema, se basa en la desigualdad de poder. La desigualdad en la distribución del poder determina el desequilibrado reparto de recursos, siendo la base fundamental de la injusticia social. La mejor definición de paz dicha hasta ahora es aquella que expresa justicia e igualdad entre los seres humanos y entre éstos y el planeta. Por tanto, existe una relación directa entre paz y desarrollo: los aspectos positivos de la paz conducen a la “cooperación no-violenta, igualitaria, no explotadora, no represiva, entre unidades, naciones o personas, que no tienen que ser necesariamente similares”. Además, se reduce la violencia estructural.
Las nuevas relaciones internacionales, deben dejar de basarse en las relaciones de poder y transformarse en relaciones de respeto, una categoría moral indispensable para la convivencia humana. No pretendemos negar la complejidad del ambiente, pero queremos recuperar dentro de la misma, la de la vida del hombre y de los pueblos: la paz, su anhelo de convivencia y su efectiva realización. Aspiramos con ello, a que la Historia de la Paz sea escrita, por tanto, con una visión distinta de la historiografía tradicional sobre el pasado, al ser éste interpretado con nuevas claves.
Estados Unidos ha llegado al punto en que debe reconocer que las políticas de garrote y cañones no van más y tiene que sentarse a revisar en serio, su agenda internacional aún llena de sanciones y amenazas de sanciones unilaterales a los países y pueblos que adversan su política.