Pekín / AFP
Sébastien Ricci
El presidente chino, Xi Jinping, se desplazó el pasado lunes a una fábrica de tratamiento de tierras raras, una simple visita que en plena guerra comercial con Washington despierta el fantasma de un bloqueo de las exportaciones de estos metales imprescindibles para Estados Unidos.
La guerra comercial entre Washington y Pekín quemó una nueva etapa con el pulso tecnológico con Huawei, el fabricante chino de teléfonos inteligentes, cuya existencia se ve amenazada tras el embargo a los «chips» electrónicos estadounidenses y la decisión de Google de cortar los lazos con este grupo.
Pero de la misma forma que Pekín depende de la tecnología estadounidense, Washington, como el resto de países, tiene una gran dependencia de algunas exportaciones chinas, como las tierras raras.
El gigante asiático produce el 90% de tierras raras del planeta, un conjunto de 17 metales esenciales en la fabricación de productos tecnológicos punteros, como los teléfonos inteligentes, las pantallas de plasma o los vehículos electrónicos.
Detrás de la visita del lunes de Xi Jinping, que dispuso de un gran seguimiento por la prensa oficial, había un mensaje: «China tiene una forma de presionar» a Estados Unidos, explican los analistas del gabinete Trivium China.
«Las tierras raras son un importante recurso estratégico», aseguró Xi Jinping, según informó este miércoles la agencia oficial Xinhua.
«Solo en el caso en que poseamos una tecnología independiente, podremos ser invencibles», añadió el presidente chino, que de esta forma parecía relacionarlo con las dificultades de Huawei.
Esta demostración de fuerza del gobierno chino «no es fruto del azar», confirmó a la AFP el sinólogo Li Mingjiang, de la Escuela S. Rajaratnam de estudios internacionales de Singapur.
«Está claro que en estos momentos, en el seno del gobierno chino, reflexionan sobre la posibilidad de utilizar la prohibición de las exportaciones de tierras raras como una arma política contra Estados Unidos», añadió. «Esto podría ser visto como una escalada importante» por Washington, reconoció este analista.
– «No quiere echar leña al fuego» –
Las tierras raras son unos «metales estratégicos» debido a sus propiedades electromagnéticas, fundamentales para la industria tecnológica.
China dispone por lo tanto de una «arma estratégica», según el informe anual de las materias primas Cyclope, y no dudará en utilizarla.
En 2010, en represalia a una disputa territorial, las autoridades chinas ya interrumpieron las exportaciones de tierras raras a Japón.
Las empresas tecnológicas japonesas, muy dependientes de las exportaciones de la potencia vecina, se vieron muy afectadas.
Para preservar estos recursos, Pekín ya instauró en el pasado cuotas de exportaciones de tierras raras. Estados Unidos, la Unión Europea y Japón llevaron esta práctica ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) que les dio la razón.
No obstante, siguen en vigor cuotas de producción establecidas con el argumento de proteger el medioambiente, ya que la fabricación de estos metales es muy contaminante.
«No podemos excluir que China aumente la presión sobre Estados Unidos alegando problemas medioambientales», considera Kokichiro Mio, especialista sobre China del instituto de investigación japonés NLI.
«Una amenaza» que se quedaría sólo en eso y no se concretaría, estimó este especialista, ya que Pekín «no quiere echar leña al fuego».
– Exentas del aumento de tasas –
Un embargo de las tierras raras «afectaría a un determinado número de industrias estratégicas» en Estados Unidos, como la robótica, la informática, la aeronáutica o los láseres medicales, explica el analista David Lennox del gabinete Fat Prophets.
Aunque el impacto no sería «inmediato», tendría repercusiones ya que «no hay un verdadero sustituto de las tierras raras», explica a la AFP.
«China no quiere entrar directamente en conflicto con Estados Unidos», pero las tierras raras sirven para «meter presión psicológica», afirma el analista político Chen Daoyin, desde Shanghái.
El gigante asiático no solo es su principal productor, sino que en los últimos años invirtió en numerosas explotaciones de tierras raras fuera de China, por ejemplo, en el yacimiento de Kvanefjeld en Groenlandia, considerado el segundo del mundo, según el informe Cyclope.
Reflejo de la vulnerabilidad estadounidense, las tierras raras, así como los medicamentos, se verán exentas del aumento de aranceles que Washington impondrá a la casi totalidad de productos chinos.
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