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Las tribus y los combates literarios

Mauricio Vallejo Márquez

coordinador

Suplemento Tres mil

 

En nuestro paisito suceden conflictos que no deberían serlo. Muchos de estos son producto del ego, see algo que Sergio Ramírez compara con huevos. No porque saberse bueno sea malo, cialis sale sino porque no aceptar que otros puedan serlo causa enormes problemas, prostate cuando ese ego llega a darse la mano con la envidia y la deja fluir.

El ego ha conformado distintas tribus que se pelean las publicaciones, la participación en eventos y festivales, el sorteo de premios, así como los espacios para presentar o difundir la obra. Mientras, que los excluidos también entran en la dinámica y se comienzan a formar las cooperativas o grupos. Y por supuesto, existen también los autoexcluidos, además de los que no se enteran o prefieren mantenerse al margen. Existe de todo.

En la literatura no es ningún misterio que esto se da. Ya hemos leído tremendas historias de egos mal resueltos como el problema que tenían los dos grandes poetas chilenos: Vicente Huidobro y Pablo Neruda. En el libro de Neruda, Confieso que he vivido, nos muestra que Huidobro era un ser que lo envidiaba y trataba mal al punto que intentó poner en discordia a César Vallejo contra don Pablo.

¿Y en nuestro país, qué ha sucedido? Quizá lo que más  me ha llamado la atención es cuando alguno gana un premio internacional o publica en el extranjero. En ese momento comienza la horda de hormigas contra la hoja para acabar con ella. Sin embargo, no se ponen a pensar que si supuestamente son buenos podrían ser más diligentes y presentarse a esos concursos o a tocar puertas, prefieren mascar el veneno y así van sumando los días sin que se de cambio en sus vidas.

Pero, además de los pleitos por publicar, figurar o existir, también existe el pleito por no mostrar a un autor determinado porque sencillamente les “cae mal”, no pofrque sea bueno o malo desde el concepto técnico o la teoría (que de por sí las rupturas llegan a cambiar). Bonita definición para vetar a alguien y sobre todo “profesional”.

Creo que todos merecen una oportunidad, si muestran sus trabajos y son buenos no debe existir limitantes para darlos a conocer. No es necesario que sea mi amigo para darle un premio, los premios deberían de ser por mérito y aunque no haya premios la obra siempre hablará mejor que el autor o que sus amigos.

Hace algunos días escuché al poeta Luis Borja decir que deberíamos estar todos unidos para poder avanzar, y cuánta razón tiene. Lo malo es que pocos podemos comprender que es mejor apoyar que destruir. Así que como somos un país, así debería de ser sin pleitos por ver quien escupe más lejos.

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