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Los libreros del centro histórico de San Salvador no tenían otra opción más que rematar los libros, y desmontar así sus fuentes de trabajo. Foto Diario Co Latino/Iván Escobar.

Las ventas de libros se van de las calles del centro

Por: Iván Escobar

Si bien en el centro histórico las ventas de libros usados o de segunda mano todavía se encuentran hoy en día, creo que no hay mayor placer como las compras de todo lector hace de obras favoritas vistas en mesas o aceras del centro.

Muchas generaciones de salvadoreños han adquirido libros a lo largo de su desarrollo, unos por placer, otros por tareas universitarias o escolares, y otros por el simple y sencillo deseo de comprar siempre un libro. A finales de los 90´s, específicamente allá por 1997, la administración municipal de aquel entonces comenzó con los procesos de reordenamiento, y es en aquellos años, cuando se comienza a liberar algunas plazas del centro histórico que estaban llenas, las cuales continuaron con otras administraciones que buscaban “limpiar de ventas callejeras” las calles capitalinas.

Los libreros tradicionalmente tenían su punto de venta, en el parque San José, por años, muchos acudieron ahí para comprar libros de todo tipo. Luego de los desalojos, algunas ventas se instalaron en otras arterias de la ciudad y algunas casas o locales antiguos. Hoy en día, todavía hay algunas ventas, pero el tiempo también ha pasado factura y unos libreros ya no están, otros fallecieron y otros más desistieron ante el encarecimiento de precios de locales o espacios, pero todavía algunos continúan manteniendo la tradición.

Las ventas incomodan siempre, y los libros estorban…

Los libreros del centro histórico de San Salvador son parte de las ventas informales o “comerciantes por cuenta propia”, que en estas horas han comenzado a desmontar sus fuentes de trabajo, y buscan desesperadamente alternativas para sobrevivir en un país que cada día se dificulta más el tener un empleo digno, acceso a prestaciones sociales, y sobre todo la oportunidad de impulsar un esfuerzo propio. La municipalidad giró órdenes de desalojo en las últimas horas, al estilo del accionar propio de la actual administración, es decir, agotando unas reuniones de “diálogo” que al final solo son informativas y en las cuales se les avisa que serán desalojados, advierten algunos de los afectados.

Entre ellos, hay personas que dicen que votaron por el actual alcalde, y no entienden hoy “por qué nos dan la espalda, ya sabíamos que íbamos a ser desalojados, pero nunca nos dieron alternativas para continuar trabajando. Eso nos duele”, comenta uno de los vendedores hoy afectado.

La actual administración municipal se ha caracterizado en los últimos dos años, en acelerar y liberar cientos de espacios en el centro de San Salvador, como parte del proyecto de revitalización y en el cual, la presencia de ventas ambulantes, así como puestos informales, están prohibidas.

En ese sentido, desde 2022 la situación se agudizó para miles de comerciantes informales, quienes por más de 20 o 25 años, vendieron diversos productos en las calles de la ciudad. Muchos celebraron la liberación de aceras y recuperación de vías en el casco histórico, pero los comerciales si bien no se oponen a ello, consideran que la alcaldía “no dio alternativas reales” a todos por igual, ya que algunos lograron ubicarse en locales alquilados, pero la mayoría quedó a la deriva.

Las ventas informales son parte de una serie de políticas que en el pasado afectaron las fuentes de trabajo fijo, y se incrementaron los puestos en las calles con el aval de las alcaldías, que cobraban impuestos por los espacios utilizados.

Hoy en día, la canasta básica es la más alta de los últimos tiempos, dicen especialistas, -no economistas solamente – sino amas de casa, que día a día ven que el dinero se diluye como agua de las economías familiares.

En El Salvador el número de negocios por cuenta propia, emprendimientos y alternativas de trabajo personales cada día crece, profesionales de todo tipo desarrollan actividades comerciales para generar ingresos a sus familias, mientras que el desempleo silenciosamente ha incrementado en los últimos años, aunque las estadísticas oficiales siguen reportando mejoras, y bienestar en los índices marco económicos.

Este jueves 14 de junio, una de las comerciantes afectadas, y quien desde hace más de un año perdió su fuente de empleo –puesto de venta–, por los desalojos en la zona del mercado Hula Hula, recordó que aún está a la espera de respuestas de las autoridades municipales para saber si puede ser beneficiada con el alquiler de un puesto en el “moderno” mercado, un atractivo turístico para cientos de personas que llegan por primera vez al centro de la capital y extranjeros maravillados con las aceras despejadas.

Esta mujer confirmó al mediodía del día 15 de junio, que la municipalidad había hecho realidad la promesa de sacarlos de la zona entre la Avenida España, 3ra. Calle Oriente y Pasaje Cabañas, luego que el pasado miércoles 7 de junio se les invitara a una reunión “de diálogo”. Los comerciantes comenzaron a desmontar sus puestos sobre el pasaje Cabañas, desde este viernes 16 de junio.

Los libreros se van y aceleran ventas

El pasado 7 de junio, Jacobo Rojas, un comerciante de libros usados del puesto conocido como la “Esquina de los Libros”, comentó que iban a tener que cerrar el puesto, que literalmente ocupa la esquina del ex cine España, los comentarios de Rojas eran de angustia y sobre todo decepción, ya que esta acción implicaba la destrucción (mandar a la recicladora) cientos de sus libros que por ahora están a la venta, pero difícilmente les puede dar un lugar para almacenarlos.

La noche del miércoles 14, alrededor de las 8:30 p.m., Jacobo aún estaba en el espacio, con luces encendidas y los libros a la vista, para que todo aquel amante de literatura de segunda mano pueda adquirirlos, ya no un precio significativo, sino simbólico para lograr que se salven algunos pocos.

Los libros son puestos a la venta, en sacos, y son pesados en quintales. Foto Diario Co Latino/Iván Escobar.
Los libros son puestos a la venta, en sacos, y son pesados en quintales. Foto Diario Co Latino/Iván Escobar.

Él es uno de los afectados con el desalojo, lamenta que las opciones nunca llegaron, sino solo el anuncio de ser desalojados a la brevedad.

“Hemos culminado una fase del diálogo directo con comerciantes por cuenta propia…cumpliendo con los acuerdos de informarles, hacemos de su conocimiento que en las próximas setenta y dos horas es necesario que retire voluntariamente su estructura y mercadería que actualmente ocupa en el espacio público de la zona del proyecto”, dice un escueto comunicado de la municipalidad entregado este 15 de junio, a los comerciantes.

En el mismo se enfatiza que: “la alcaldía municipal de San Salvador dando continuidad al proceso de reordenamiento, ejecutará la intervención en la zona señalada al finalizar el plazo estipulado”.

La mujer comerciante, que prefiere reservarse el nombre para evitar mayores problemas, aseguró que lamentablemente “las reuniones son más informativas, que de alternativas”, ella en los últimos meses se ha dedicado a caminar cuadra a cuadra del centro, con su venta de café y pan dulce, en medio del polvo, calle en reparación y el acoso de agentes del CAM. Esta mujer ha tratado de salir adelante, hace uno días sufrió un accidente y tuvo que ir al hospital público, ahora que regresa, vuelve a enfrentar la incertidumbre del desalojo.

“Ni modo, así nos toca, veremos cómo le hacemos para salir adelante, esto está fregado”, asegura.

Jacobo, por su parte, puso sus libros a la venta, de forma muy peculiar: el quintal de obras literarias a $15 dólares se leía en el rótulo puesto desde el pasado fin de semana.

Reconoce que el interés de las personas por los libros es grande en pleno siglo XXI, y él con más de dos décadas de experiencia asegura que es un trabajo digno, pero lastimosamente estos libros habrá de perder, porque no se les valora. Para la persona que trabaja, dice que es un golpe en sus gastos, han conseguido un local y otro más pequeño para almacenar la mayoría, “pero ya esto si no, se irán a la recicladora” dijo el hombre, mientras ordenaba las ediciones, en su mayoría antiguas.

En redes sociales, y algunos medios de comunicación han difundido la situación, y provocó que, en la última semana, muchas personas llegaran a estos puestos, a comprar los últimos libros de venta en las calles, se van en este desalojo también una barbería, unas bodeguitas de ventas de café y pan dulce, tortillería, y otros negocios pequeños que habían sobrevivido en los últimos tiempos.

Así, el centro histórico y su periferia se torna llamativo para el turista nacional, y sobre todo para el extranjero, pero a la vez hay una incertidumbre y nube gris para aquellos que durante su mayor tiempo de vida se dedicaron a la venta informal. Hoy los libros no se guardarán en cajas, o un chalet de láminas y madera, están listos para ser lanzados a la máquina trituradora. Un lector, un amante de las letras, lamenta mucho este tipo de situaciones, en un país en el cual no se fomenta la cultura, no se incentiva la educación, y se apuesta más por el consumismo, coincidieron muchos de los que por ahora han llegado a comprar uno, dos o el costal de libros que estaba en venta, sin importarles en qué estado o condición están los textos.

“Hoy mismo renuncio a Nuevas Ideas”: comerciante

“Hoy mismo renuncio a Nuevas ideas, estoy decepcionado con el trato que nos han dado”, expresó con indignación y preocupación a la vez, Jacobo Rojas, quien desde este fin de semana buscará nuevas alternativas para sobrevivir, luego de desmontar las láminas y hierros que por más de dos décadas albergaron cientos de libros.

Este domingo 18 de junio, muchos transeúntes y personas que se han enterado a través de los medios de comunicación y redes sociales adquirían desesperadamente los últimos libros a la venta, mientras “La Esquina de los libros” decía a Dios y gracias a quienes les apoyaron.

En solidaridad o para evitar que los libros no se vayan a la basura o recicladoras, que son las opciones que tiene Jacobo pensado con los libros que no podrá llevarse, mientras las autoridades municipales tomen las riendas de estos espacios, han acudido a lugar a comprar uno o varios de su interés.

Este fin de semana, martillos, corta hierro y soldaduras fueron signo del desalojo de algunos puestos. Mientras en el suelo páginas y libros mojados por la última lluvia del sábado, quedaban en las aceras o los antiguos puestos, donde ya se marcharon sus inquilinos.

Jacobo dice no volver a creer más en partidos políticos, en políticos como el alcalde ni del gobierno, que hoy literalmente lo dejan en la calle. “Hoy sí puedo hablar, ya no tengo nada”, reclama, mientras un ramo de flores blancas con la leyenda: “Feliz día del padre”, lo ha puesto a la par de los libros y dice que el regalo que sus hijas le hicieron llegar. Sus ojos se ponen rojos, y la tristeza le embarga, mientras remata: “en este ambiente pasé mi día”.

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