CARLOS ROBERTO PAZ MANZANO
LEAMOS VOCES Y CAMINOS
Luis Antonio Chávez
Escritor y periodista
Abril de 2021
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Azotado por el calor de los primeros días del mes, sumado al sopor provocado por la espera a ser atendido en una clínica, refresqué mi retina con la lectura de narrativa corta: Voces y caminos (Cántaro Editores 2014), escrito por el doctor en literatura Carlos Roberto Paz Manzano.
El autor de este libro no es neófito en el campo nada bondadoso de la literatura, lo comprobé hace tres décadas cuando integramos el extinto Circulo Literario Patriaexácta, título retomado de un poema del ya recordado poeta santaneco Oswaldo Escobar Velado (1919-1961)
Y es que eran tiempos difíciles donde igual a Roberto Gutiérrez (Orestes Figueroa), le metían duro al ensayo literario, área de la literatura poco explorada en nuestra aldea, pero que además es necesario seguir trabajando de forma sesuda, según las circunstancias que le ameriten.
Por esos días –valga un poco de nostalgia– nos reuníamos los sábados en un aula del departamento de Letras de la Universidad de El Salvador –éramos jóvenes visionarios e inquietos jugando al espionaje (clandestinaje, no todos) le llamaban–, a discutir sobre literatura.
Eran días tiznados de sangre en donde cualquier letra podría deslizarse en una esquirla. Aun así, emborronábamos y echábamos al basurero escritos que para nuestro gusto estaban perfectos, pero a los ojos de los noveles escritores o estudiantes de letras le faltaba la magia.
Aquella orlada la formábamos Carlos Roberto y Mauricio Paz Manzano, Roberto Figueroa, Víctor Acevedo, Blanca Mirna Benavides, Édgar Iván Hernández, Marcos Alvarenga, Eduardo Carranza, Arturo Romero, Vladimir Cárcamo, Daniel Carballo… tiempo que nos dejó huella, pues nos permitió descubrir si ese camino era el nuestro o nos decantaríamos por otros derroteros más rentables. No era para menos.
Algunos compañeros de faenas literarias –terminado el conflicto armado– se decantaron por la política o la docencia, lo que lleva a pensar que pocos seguiríamos en esta tarea, pues le hallamos sabor a eso de emborronar cuartillas, adorarlas como a nuestros hijos o mandar al basurero.
Si bien disfruto más la faceta ensayística de Paz Manzano, este volumen de narrativa corta tiene su sazón, pues en las páginas de Voces y caminos, además de El Acarreo, libro del mismo autor que le antecedió, se abordan temas (Patriarcado y Matriarcado) enraizados en la cultura latinoamericana.
En este libro se habla del machismo, cuyas consecuencias dejan un legado atávico, pagando las actitudes un segmento de la población marginada en el estudio, la paga del jornal limitado, generalmente a labores domésticas; sin embargo, hay excepciones que sobresalen al rebelarse ante tal posición patriarcal.
Dicha vulnerabilidad deja a merced del mejor postor, aunque hay excepciones donde sobresalen algunas féminas que se revelan ante tal posición patriarcal. Hoy encontramos mujeres en posiciones de cargos de confianza: diputadas, magistradas, comisionadas y hasta directivas en empresas de renombre.
En Voces y caminos, pese a su escaso paginaje, es uno de esos extraños libros cuyas líneas se quedan en la retina e invitan a releerse, pues recrea situaciones cotidianas cuyos personajes se presentan como si fueran de películas.
Leer Voces y caminos me invitó a recordar películas como Pepe El Toro, Pedro Páramo, El gallo de oro, El agente 777, Un rincón cerca del cielo… donde la pobreza pulula como Juan por su casa sin dar visos de cambiar entre los marginados.
Confieso que recién recibido de manos del autor este pequeño pero significativo libro, no lograba encajar en su lectura, quizá porque en ese momento estaba releyendo El siglo de las luces y hube de volver a leer Crimen y castigo o La Madre de Máximo Gorki.
Para comprender la descripción de las escenas como de sus personajes y el papel que juegan, es menester someterse a una lectura diáfana sin tiempo ni medida.
Volver al tema que nos ocupa sirve para esbozar esos sentimientos que pergeñan o descubren sensaciones escondidas en nuestro ser y Carlos Roberto Paz Manzano lo sabe.
En Voces y caminos encontramos la descripción diáfana de gente humilde, pueblerina, con sus giros semánticos o las artimañas que dañan a terceros, con ello rescata el habla popular:
“–¿Y con sentido maternal me vendiste cuando tenía doce años? ¿Ya se te olvidó que me llevaste al usurero?, y le dijiste: ¿Cuánto me da por esta mujer? ¿Ya lo olvidaste, madre? Dos años después me devolvió violada y embarazada, y te dijo: ¡En estas condiciones no me sale el negocio!”. (El tambor).
Como un escritor que inició su labor literaria en los días en que el país estaba enfrascado en los embates de la guerra, Paz Manzano escudriña las fibras más sentidas y el legado de una década plasmada de sinsabores:
“La guerra echó raíces y los pobres continuaron su vida de pobres. Para el pueblo era guerra. Para el Tío Sam, inversión. Para la oligarquía, resistencia feroz. Para los revolucionarios, justicia histórica. En ese clima, la niña preguntó por la guerra. De eso no se habla, hija, está prohibido. Juan tampoco indujo al tema, sabía escuchar a los empresarios que llegaban al hotel Palmera, ubicado en las faldas del volcán. Allí, los negocios parecían el futuro; la libertad empresarial, la ley de Dios”, (El niño nómada).
Esgrimir la pluma para meterse en la intimidad de familias con pocas oportunidades en la sociedad, de la cual se acuerdan los políticos sólo cuando se acercan los comicios, es recrear ambientes plagados de los sentimientos más sublimes, y así lo expresa Paz Manzano en uno de sus cuentos:
“…se dirigió al patio y, junto al barril, supervisó que el niño se limpiara. Luego, dijo: La cena está servida y mirá como venís de sucio. Juan Antonio volteó y vio los puntos blancos del vecindario en la oscurana. En el regazo, no advirtió si la luz provenía del poste eléctrico o del vientre de su madre” (La Luz)
El hombre a través de los tiempos ha deambulado en busca nuevas oportunidades, llenándose de sueños… esas ilusiones le han llevado a buscar la forma de migrar a otros países para mejorar las condiciones de vida de su familia, ya sea en caravana o solo sueña con poner un pie en tierras norteamericanas.
“Las casas de la comunidad mejoraron con la inversión de las remesas. Paredes con ladrillo de cemento, techos de duralita y, a veces, pisos de cerámica sobresalían en los pasajes angostos y largos que intimidaban a los extraños…” (El tambor)
Así como hay hombres que viven sin preocuparse por ellos y por los suyos por un mañana mejor, dejando hijos por aquí, otros por allá, encontramos mujeres ídem al homo Sapiens; he aquí una muestra de la rebeldía materna y los reclamos de la prole.
“-Y desde cuando te preocupas por el amor maternal?, replicó Beatriz… -Desde que te parí –respondió la octogenaria”, (El tambor) acota el autor Paz Manzano.
Hasta aquí una muestra del trabajo narrativo de Carlos Roberto Paz Manzano, y como estamos sabedores de que su pluma da para más, nos despedimos augurándole éxitos en futuras publicaciones, pues Cántaros Editores da para más.
Título: Voces y caminos
Autor: Dr. Carlos Roberto Paz Manzano
Editorial: Cántaro Editores
Tiraje: 5oo ejemplares
Búsquelo en: Librerías: UCA y ROXIL (Santa Tecla)