César Ramírez
@caralvasalvador
Desde mi punto de vista el año se caracteriza por un gigantesco fraude electoral que propicia una Asamblea Legislativa ilegal, irregularidades denunciadas meses después por Estados Unidos, medios de prensa, exfiscales y otros; acción que demuestran la alianza del Gobierno de la Administración Bukele con las pandillas; ese acto propicia una victoria que genera una cascada de eventos cuestionados en todos los niveles nacionales e internacionales; recordemos: ¿“los que compren o vendan votos en las elecciones”? ¿“los que suscriban actas, proclamas o adhesiones para promover o apoya la reelección o la continuación del Presidente de la República…”? ¿”Los funcionarios, a las autoridades y los agentes de éstas que coarten la libertad del sufragio”?.. Artículo Constitucional 75 No.3,4,5 pierden los derechos de ciudadano.
Recordemos que algunos personajes señalados por EEUU en aquellas jornadas del 28 de febrero interviniendo en las Juntas receptoras de votos, el retraso del conteo final, además el asesinato de miembros del FMLN eso fue un oscuro crimen que hasta la fecha no se resuelve, además desaparecidos, corrupción, violación de derechos humanos, emigración, prisioneros políticos etc. un catálogo de tragedias en poco tiempo.
Durante este año 2021 la industria del insulto es una realidad aceptada con la justicia funcionando en su mínima expresión, daño a la imagen a discreción, desinformación, noticias falsas, una millonaria inversión para obtener un resultado electoral absoluto, pero la trama ha sido descubierta meses después.
A partir del 1 de mayo 2021 la institucionalidad cae en el abismo de imposición, rompiendo el esquema constitucional al destituir a los magistrados de la Corte Suprema y al Fiscal General, un acto sin precedente en la historia republicana, a partir de ese momento, se inicia una persecución a los considerados opositores: ONG, exfuncionarios, imposición de BITCOIN, nueva elección de Corte Suprema, Ley del agua, jubilación de jueces etc. hasta el colmo de aceptar la interpretación de la reelección y una nueva Constitución, toda una historieta de ciencia ficción pero es la cruda realidad en El Salvador.
En poco tiempo el endeudamiento de la nación ha llegado a niveles increíbles para los economistas, ellos alertan del peligro de impago.
Ahora parece que recordar la Constitución es similar al 1 de noviembre, nos queda ese recuerdo de una Pacto Social que funcionó, así como los Acuerdos de Paz de 1992, pero solo es eso.
Aún podemos ejercer nuestra libertad de expresión, como esa pequeña antorcha vigente ante la oscuridad que nos rodea.
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