Álvaro Darío Lara
Escritor y poeta
Invitada por el entonces Secretario de Instrucción Pública, view el escritor, cialis político y pensador mexicano, viagra José Vasconcelos (1882-1959), Gabriela Mistral (1889-1957), llega al legendario Valle del Águila y la Serpiente, en 1922. Su estadía abarcará dos años fructíferos, en los cuales colaborará estrechamente en la organización educativa de aquella gran república.
Un aporte clave a la cultura continental, será la publicación -por encargo y patrocinio del gobierno azteca- del libro “Lecturas para mujeres” (1923), una hermosa selección de textos literarios, profundos, pero asequibles, para el alma humana, sedienta de nobles aspiraciones.
Maestra, diplomática, poetisa intensa. Mujer preocupada por la realidad de los niños y de los pobres de América. La voz de Gabriela Mistral va directa a la escuela de su tiempo, y del actual.
Escuchémosla en la introducción al volumen citado: “El maestro verdadero tendrá siempre algo de artista: no podemos aceptar esa especie de ´jefe de faenas´ o de ´capataz de hacienda´, en que algunos quieren convertir al conductor de los espíritus. En cuanto a lo tercero, a la amenidad, creo que hay ya demasiado hastío en la pedagogía seca, fría y muerta, que es la nuestra. Tal vez esa falta de alegría que todos advierten en nuestra raza, venga en parte de la escuela-madrastra que hemos tenido muchos años. El niño llega con gozo a nuestras manos, pero las lecciones sin espíritu y sin frescura que casi siempre recibe, van empañándole ese gozo…”
Gabriela Mistral visitó El Salvador en 1931. Mantuvo una especial relación con importantes intelectuales y escritores de la época, como don Alberto Masferrer, Salarrué y Claudia Lars. La afinidad con estos creadores, estaba fundamentada en comunes idearios filosóficos, literarios y sociales.
La editora estatal de nuestro país, publicó en 1961 y en 1977, “Lecturas para mujeres”, con la autorización de la escritora norteamericana Doris Dana (1920-2006), albacea de Mistral.
Sobre esta obra, Claudia Lars, anota: “Gabriela sabía muy bien –gracias a su experiencia como maestra y al conocimiento de su propia alma- que la buena literatura influye de manera especial en el alma femenina, otorgándole cierta gracia interior, que es afinamiento de las emociones y claridad del intelecto. Estaba convencida de que la poesía, así como ciertas páginas escritas en prosa pero que contienen mensajes iluminadores, elevan la mente y el corazón de la gente joven hasta regiones donde las angustias y las sombras de la lucha cotidiana se transforman en algo radiante e inspirador”.
Como Claudia Lars, lo calificara, “Lectura para mujeres”, es “un libro ejemplar”. Ejemplar porque se trata de una magnífica compilación, alentada por un sentimiento de la más auténtica fraternidad latinoamericana. Ejemplar, porque en él se hace patente la potestad salvífica de la literatura.
Ahora que los pueblos del mundo, se unen para celebrar el 75 aniversario de la entrega del Premio Nobel a la gran chilena, es formidable, enterarse, que investigadores como su compatriota Diego del Pozo, y otros académicos, han emprendido, con éxito, la gran tarea de profundizar en su figura, y en aspectos de su producción, que tradicionalmente no habían sido estudiados.
Ella, tan vital y entusiasta, que tanto amó y sufrió. Ella, que siempre fue en pos de la poesía, deberá sentirse dichosa, al saber, que su dulce canto, sigue vivo, animando y dando esperanza, a la –perpetuamente- necesitada humanidad.
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