FRANCIS FANCI
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Me levanté tempranito, thumb sickness después de un bañito, el desayuno: frijolitos con cremita, quesito, una tajadita de platanito frito, tortillita tostadita y una tacita de lechita con cafecito, acompañada de pancito dulce.
No pude en ese momento dedicarme a escribir esta notita porque tuve que hacer unos mandaditos y otras cositas que me llevaron un tiempito; pero a la tardecita, ya en la hora fresquita, me senté afuerita de un balconcito, viendo sin mirar el horizonte, a pensar sobre que hablar en esta columnita; al ratito me vino una pensadita: ¿Y si el subdesarrollo cultural y la mediocridad tienen relación con nuestra peculiar forma de hablar usando diminutivos? Ni siquiera decimos diminutivo, hemos disminuido el diminutivo a “hablar en chiquito”.
Si nuestro personal universo mental se forma de imágenes, sentimientos y palabras; si como suele decirse, cada cabeza es un mundo ¿Cómo será el mundo mental del que acepta ser guanaco, alimenta su mente con imágenes grotescas proporcionadas por los decadentes (no en lo económico por supuesto) medios de comunicación y hablan todo el tiempo “en chiquito”?
Aquí interrumpí un ratito la escritura, pues con este friíto me entraron ganitas de una tacita de chocolatito, con un pedacito de quezadillita.
Después de esa bebida calientita y del pancito que estaba sabrosito, continúo: No me gustaría ser como el que no sale a trabajar, si no a ganarse los centavitos, el que se conforma con tener seguros los frijolitos.
No quisiera ser ese guanaquito mentalmente enanito, que hasta a su país llama paisito.
LA MEDIOCRIDAD ES UNA PESTE.
FRANCIS FANCI.-
Centro de Estudios e
Investigaciones Filosóficas.