Dr. H. Spencer Lewis
(Pasado Imperator de la Antigua y Mística Orden Rosae Crucis, seek AMORC)
Da Vinci conoce en Florencia a los Rosacruces
El primer contacto que tuvo Da Vinci con los Rosacruces fue en Florencia, viagra sale más o menos en la época en que estaba terminando sus estudios académicos. Unos cuantos años después realizó varios viajes a un monasterio que, prescription según se creía, estaba ubicado en lo que ahora se conoce como Amalfi, donde entró en contacto con una de las escuelas secretas de místicos Rosacruces.
De cualquier manera, en ese tiempo fue cuando se inició en sus artes y misterios y se preparó paulatinamente para lograr la maestría en el empleo de sus manuscritos y laboratorios. Ahí se iniciaron sus experimentos, que registró en manuscritos que ahora se conocen como los escritos secretos de un gran maestro.
En un perfil de Da Vinci que escribió en alemán el publicista y estudiante de filosofía, Houston Stewart Chamberlain, dice: “No ha existido ningún pintor más grande y este gran pintor fue como Durero, y aún más que Durero, un matemático y mecánico eminente. Al mismo tiempo –y es algo que cada día está más claro–, era un hombre con un intelecto de gran alcance, un vidente que penetró todo lo que veían sus ojos, un descubridor incansable, como ningún otro que haya visto el mundo, un pensador profundo y atrevido”.
Muchos de los manuscritos inéditos de Da Vinci se han conservado con todo cuidado, en espera del momento adecuado para publicarlos. Contienen ciertos hechos científicos secretos, que sólo conocen los obreros más elevados de la hermandad. Otros manuscritos que se publicaron hace varios siglos, no sólo tienen que ver con la cosmogonía y la fisiología, sino que también con estudios de la meteorología, la influencia de la Luna en las mareas, la manera en que se calcula la elevación de los continentes, las leyes y principios relacionados con las conchas fósiles y otras cosas.
Un gran inventor
Da Vinci fue el iniciador de las ciencias hidráulicas e inventó el hidrómetro. Sus planes para canalizar los ríos son de gran valor para las técnicas modernas de riego. Inventó una gran cantidad de dispositivos y máquinas para ahorrar esfuerzo, muchos de los cuales eran fuera de lo común en ese período.
De acuerdo a las antiguas escuelas secretas y sus sistemas de estudio y escritura, Da Vinci se adhirió al principio místico acerca de que “En el principio, Dios geometrizó”. Por lo tanto, todos los manuscritos de Da Vinci están llenos de símbolos geométricos y todas las leyes y principios místicos están desarrollados en armonía matemática. En la parte superior de uno de sus manuscritos más importantes escribió las siguientes palabras muy significativas: “que no me lea ningún hombre que no sea matemático”. Es decir, que nadie intente leer y comprender mis escritos, a menos que se trate de un geómetra místico.
Al analizar sus logros ampliamente, uno puede preguntarse qué hay en su arte que torna a sus pinturas tan atractivas, tan impresionantes y tan singulares, que forman una clase propia. La Mona Lisa probablemente es el retrato más misterioso y más difícil de analizar. Aún las personas que no están familiarizadas con las técnicas del arte, se quedan fascinadas, a pesar de que no pueden explicar la sonrisa evasiva en el rostro de la mujer.
En el caso de la famosa pintura que se encuentra en Milán, a la que se conoce como La Última Cena, muchos miles de personas se han detenido ante ella con sorpresa y con humildad espiritual, incapaces de definir qué es lo que la hace aparentar que está viva, como si contara una historia mística que se revela directamente al alma.
Yo he analizado la pintura con sumo cuidado y he encontrado por lo menos diez y siete principios místicos; sin embargo, tengo la ¿sensación de que no he descubierto otros que son aún más importantes. Si uno se pregunta cuál es el elemento en los logros científicos de Da Vinci que lo convirtió en un científico famoso, y de hecho, en el descubridor más prominente de las grandes leyes naturales, uno tiene que admitir que es el misticismo que dejó entrever en esas cosas y que por lo general se considera tan sólo material y puramente científico.