Rolando Alvarenga
@DiarioCoLatino
Con el número ocho sobre sus espaldas, Leonel “Chuby” Hernández fue durante veinte años uno de los mejores voleibolistas nacionales, incluso de nivel seleccionado mayor. Labor que al anunciar su retiro en el 2018 le permitió ganar uno de los premios principales de los “Atletas del Año del Bachi”.
Teniendo mucha cuerda por delante, producto de su vida disciplinada, su retiro dejó un gran vació muy difícil de llenar en el corto y mediano plazo. Es que la brillantes de su frente siempre fue una especie de luz para llamar la atención de los nuevos valores y punto de referencia para iluminar a
sus compañeros. Una y otra vez se elevó por las alturas para bloquear o rematar furibundamente a la cancha contraria. Fue un tipo que no necesitó de una caballera para imponer el ritmo y darle vida a la pura adrenalina ofensiva y defensiva del voleibol.
Al estilo de los grandes escritores y con autoridad recientemente posteó en su facebook: “Hace poco un poco más de dos años pasé de la faceta de jugador a entrenador y ha sido un camino de mucho aprendizaje con muchos momentos satisfactorios.
Tratar de traducir todo lo que aprendí como jugador y enseñarlo no ha sido fácil. Trato de aprender continuamente de los mejores a los que una vez llamé profesores y estuve a la orden de ellos y que ahora tengo el gusto de llamarlos colegas, pero que no dejo de aprender de ellos. A todos esos que alguna vez me enseñaron como jugador y me sigue enseñando como entrenador, gracias totales”.
Es pues Leonel Hernández “Chuby” para sus más allegados y los de confianza, un tipo que más allá de voleibolista, es un amigo del alma en toda jornada, que siempre está y estará dispuesto a extender una mano. Además, el bodyguard de su padre que con su abundante barba y cabellera siempre fue su fans número uno a la hora de apoyar a su pequeño saltamontes.
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