“Son altas las columnas de mi sueño, van hacia el canto con los pies descalzos, del fondo de mí misma se levantan y suben por el viento en espirales”. (Fragmento del poema “Son altas”).
Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
Claribel Alegría, nacida el 12 de mayo de 1924 en la ciudad de Estelí, Nicaragua, no obstante, se consideraba salvadoreña por sus raíces maternas y su infancia que transcurrió en la ciudad de Santa Ana, falleció este jueves 25 de enero 2017 a sus 93 años de edad, dejando una gran ausencia en las letras centroamericanas.
Hija de la salvadoreña Ana María Vides y el médico nicaragüense Daniel Alegría, que se asentaron por un tiempo en el país, lo que le permitió asistir a uno de los eventos más violentos en la historia: la Masacre de 1932, en la cual, alrededor de mil indígenas fueron asesinados por el dictador militar y presidente de El Salvador Maximiliano Hernández Martínez. Que la llevó a escribir su libro emblemático “Cenizas de Izalco”.
Prolífica y versátil se expresó en los géneros de ensayo, poesía y narrativa, que le valieron a ser reconocida a lo largo de su trayectoria en su amor más profundo a la literatura. Perteneció a la “Generación Comprometida”, se casó con Darwin Flakoll y estudió en los Estados Unidos.
Claribel Alegría había recibido recientemente el “Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 2017”, creadora de más de 60 libros, según datos de sitios especializados en literatura y poemas. Que marcó su momento entre la década de los años cincuenta y los sesenta. Sus letras tocaban temas en contra de la injusticia, entre otras vertientes.
La noticia que ha dado la vuelta al mundo indica que la poeta murió de una infección pulmonar, según las declaraciones de su hija Patricia Flakoll, quien mencionó a su vez, “la creíamos inmortal”.