Alfonso Velis-Tobar
Poeta
No siempre fui un niño sublime
Al embriagarme de glorias honores prodigios
Sentía siempre la necesidad de siempre
De que Dios me contemplara lo imaginaba
Frente a la adversidad que nos espía
Ante todos los dolores inmensos
Aquel niño que quería dormirse
En el sueño eterno de la muerte
Sus demonios contradicen
Las tinieblas de su genio
Goethe me lleva doscientos años
Ahora viajo con todo el cielo
Ante mis ojos la divina frialdad
Soy de una extremada nerviosidad
Cara que no se aguanta
Hora de complicaciones
Políticas y económicas tiempos difíciles
Mezclo el sentimiento con la verdad
Y la poesía con la vida
No soy el que vende su alma al diablo
Ni mi conciencia a los vanos intereses
Vivo en tiempos en que la libertad
Domina la conciencia humana
Ante estos cautiverios injustos
¡Libre de la escoria de las bajas pasiones!
¡Que los árboles las flores y las fuentes!
¡Me amen como a Narciso!
Soportando la espina de un amor solitario
No quiero querer a nadie
Ni que me quieran a mí
No quiero pasar trabajos
Ni que los pasen por mí…
El amor de la patria que sufro
Donde siento frío y más frío
Niño con hábito de chuparse el dedo
Que orina sus pantalones
Con mi chalequito de terciopelo
En la calle la gente se echa andar a tientas
Burla de mis sublimes locuras
-¡No esperes mamá!
¡Por ti ya voy a volver!
Mientras bordaba abriguitos de lana
Meciéndose en su mecedora café.
Lo que es para ti
Nadie te lo quita
Pero por si acaso
Prende una velita…
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