La Habana / Prensa Latina
Ivette Fernández Sosa
La entrada en vigor del capítulo III de la Ley estadounidense Helms Burton contra Cuba es la aplicación, en su dimensión extrema, del bloqueo que por casi seis décadas mantiene Washington contra la Isla, consideró hoy una fuente autorizada.
A juicio de Luis Marcelo, jefe del equipo que estudia los costos del cerco financiero contra Cuba del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas, la posibilidad de que se puedan establecer demandas a partir del 19 de marzo contra entidades incluidas en una lista unilateral de sanciones busca ahuyentar la inversión extranjera.
La aplicación de ese estatuto persigue tener un efecto pernicioso e infundir temor a quienes aspiren a invertir en la nación antillana, declaró Marcelo.
Ya Cuba posee un código elevado de riesgo país (Caa-2) según la agencia especializada Moody’s Investor Service debido a la aplicación del bloqueo estadounidense y esto vendría a sumar más inconvenientes a ese riesgo país.
El entendido considera que Estados Unidos se cuidará de dañar los intereses de países aliados pero, debido a sus intenciones manifiestas, se empeñará en perjudicar a naciones amigas de la Isla.
La inversión extranjera, considerada por las máximas autoridades del país como un elemento fundamental para dinamizar el desarrollo doméstico viene a ser el nuevo blanco de una economía que sigue estando bajo el asedio de una guerra.
Porque, abundó Marcelo, el término embargo es un eufemismo empleado por Estados Unidos para definir una estrategia en tiempos de paz, el bloqueo es una política de guerra y eso es lo que desde hace muchas décadas enfrenta Cuba.
El bloqueo financiero, económico y comercial, añadió, refleja un acoso, es extraterritorial y por su causa se persigue con saña cualquier tipo de operación cubana en el exterior.
El Título III de la Ley Helms Burton establece la autorización a nacionales estadounidenses a presentar ante tribunales del país norteño demandas contra extranjeros por un supuesto tráfico con propiedades que fueron objeto de nacionalizaciones en 1960.
Cuba, afirmó Marcelo, llevó con pulcritud el tema de las nacionalizaciones de las propiedades extranjeras tras el triunfo de la Revolución en enero de 1959, incluso en relación a las compensaciones que los estadounidenses no aceptaron.
Entre 2017 y 2018, refirió, las afectaciones económicas a causa del bloqueo fueron de cuatro mil 321 millones de dólares a precios corrientes y aun estas cifras están subvaloradas.
Aunque pudieran parecer tratarse de una cifra increíble, es en realidad un dato inferior al real porque, en el ámbito tecnológico es muy difícil determinar los daños, dijo.
En condiciones normales nosotros hubiéramos podido adquirir mucha tecnología norteamericana para producir y a causa del bloqueo eso ha sido imposible, ¿cuánto puede haberle costado a Cuba esa ausencia? Ese acumulado es incalculable, opinó.
Por eso, consideró, es a Cuba a quien le asiste el derecho de demandar a Estados Unidos y no a este último a quien le compete autorizar demandas contra la Isla.
No obstante, Cuba no está sola ni indefensa, estimó Marcelo.
Primero, cuenta con el apoyo de toda la comunidad internacional que, año tras año, vota en Naciones Unidas a favor de la resolución cubana para poner fin a la política genocida de Washington contra La Habana.
También, agregó, existe la Ley cubana de reafirmación de la dignidad y soberanía del 24 de diciembre de 1996 que catalogo como ilegítima, ilícita e inaplicable en su valor jurídico a la Ley Helms Burton, por lo que cualquier reclamación, a los efectos nacionales, se consideraría nula.
Los intercambios que durante los últimos años protagonizaron los pueblos cubano y estadounidense demuestran que Cuba no es una amenaza para ningún país del mundo, refirió Marcelo.
Como prueba, el catedrático enumera elementos tales como la creación de la primera empresa biotecnológica cubana-estadounidense: InnovativeImmunotherapy Alliance SA, para el desarrollo de medicamentos contra el cáncer; y el incremento del arribo de personas procedentes del gigante norteño a bordo de cruceros.
Al pueblo norteamericano lo que le interesa es estrechar los lazos con Cuba más allá de una confrontación y una encuesta reciente habla que más de la mitad de los cubanoamericanos desean que se normalicen las relaciones, manifestó el experto.