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Libertad a las presas y presos políticos

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

En Diario El Mundo y redes sociales, se ha conocido que la jueza penitenciaria y Centros Penales han negado a familiares el derecho de visitar a Erlinda Hándal y  a Violeta Menjívar, en cárcel de mujeres, donde guardan prisión como efecto de la persecución política del gobierno de Bukele.

Es de suponer que lo mismo ocurre con los detenidos en el penal de Mariona, y esto lleva a reflexionar sobre el hecho de que ellas y ellos guardan prisión sin causa justificada, y que lo correcto sería que les dejen en libertad.

La obsesión del presidente por perseguir a opositores políticos quiere que se acepte como natural, lo que es inaceptable. Las personas correctas debemos exigir libertad a los presos políticos.

Los  funcionarios y allegados al gobierno difunden frecuentemente nombres y fechas para realizar redadas de opositores, como quien anuncia partidos de futbol, y algunas personas resultan siendo víctimas de esa forma de guerra política que también causa daño.

Causa daños sí, pero que ya no espere el gobierno que esa persecución funcione como distractor de los problemas reales, como la corrupción, la violencia en las comunidades, las desapariciones, las extorciones, las decisiones erradas como la imposición del bitcoin, el despojo del FODES a los municipios, la carestía de los alimentos, la vivienda y el transporte, y tantos otros problemas reales que afectan a la población.

La respuesta de INTERPOL a la petición de extender la persecución más allá de las fronteras, para capturar a otros ex funcionarios, fue negativa y ayuda a clarificar la motivación política de las capturas y de las ordenes de captura contra ex funcionarios de gobierno.

Desde la doctora Vanda Pignato, Sigfrido Reyes, Susi Rodríguez, empleados de la Corte de Cuentas, del IPSFA, los ex diputados Jaime Valdés, Denis Córdova y el trato dado al el ex alcalde de San Salvador, las capturas de ministros y ex vice ministros, de los titulares del ministerio de justicia, empleados de ANDA, expresan la manipulación política del sistema judicial, que coincide en el tiempo con desapariciones de jóvenes, de aparecimiento de cementerios con decenas de cadáveres como el de Chalchuapa, extorciones e intimidación a pobladores del área rural y de las ciudades.

Es un escenario preocupante para la vida de la gente, de todos, y un drama para los capturados y perseguidos políticos.

Las familias sufren, las personas privadas de libertad sufren y acumulan para un futuro motivos para demandar a quienes ahora abusan del poder, cometen delitos para satisfacer el ego de los propagadores del odio y la división entre salvadoreños.

Se corrompe a los funcionarios del sistema judicial y penitenciario imponiéndoles actuar al margen de la ley y conforme a una agenda política de gobierno.

La prisión por motivos políticos ni es novedad, ni fórmula para éxito de las mentes maquiavélicas, sirve para que los fanáticos de esos regímenes o grupos se sientan realizados; pero, por otra parte, despiertan en muchos la conciencia de la realidad en la que se vive, y la voluntad de luchar por lo justo.

En Perú, desde 1992 guarda prisión por motivos políticos Víctor Polay; en Ecuador Jorge Glas, ex vicepresidente de la república; en Paraguay Carmen Villalba, en Guatemala el ex comandante de la URNG, César Montes; para citar ejemplos de que esta lacra de la persecución política de personas luchadoras por la justicia es algo que debe ser denunciado. No es cosa del pasado, reaparece con la presencia de gobernantes ambiciosos, déspotas, miserables.

Abundan en la historia de todos los países episodios de persecución y prisión política, Lula da Silva fue liberado recientemente, es ahora la persona con mayores perspectivas de ser electo presidente en Brasil. “La historia me absolverá” es la frase famosa que dijera en su alegato el comandante Fidel Castro, autor intelectual de una revolución que lleva más de seis décadas de realizaciones.

Los organismos que tienen el deber o el mandato de luchar por los derechos humanos, y quienes conocemos, por haber vivido la prisión, la tortura, la desaparición de familiares, debemos alzar nuestra voz por la LIBERTAD DE LAS PRESAS Y LOS PRESOS POLÍTICOS EN EL SALVADOR Y EN TODO NUESTRO CONTINENTE.

Debemos unir la lucha por la justicia en nuestros países y hacer sentir a quienes sufren la persecución y la prisión, el calor de la solidaridad como fuerza necesaria para su libertad.

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