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Líderes bolivianos invocan fin de la violencia, Bachelet teme una situación fuera de control

AFP

Autoridades bolivianas de distinto signo llamaban este sábado a la pacificación del país, tras la muerte la víspera de cinco campesinos leales al exmandatario Evo Morales en enfrentamientos con la policía, ante lo cual la ONU advirtió contra el uso desproporcionado de la fuerza por parte del nuevo gobierno.

«Estamos pasando momentos difíciles, pedimos a los movimientos sociales y otras organizaciones que depongan posiciones. No podemos vivir de luto», reclamó la presidenta de la Cámara de Senadores, Eva Copa, del partido de Morales.

Jerjes Justiniano, ministro de la Presidencia del nuevo gobierno de la mandataria interina Jeanine Áñez, había manifestado antes que las gestiones para acabar con la violencia deben involucrar «al país completo» y exhortó a que los bolivianos: «depongamos esa actitud (de confrontación) y que, por el contrario, busquemos cosas que nos unen».

Sin embargo, una «concentración por la paz», convocada por asociaciones vecinales de La Paz para pedir por el cese de la violencia tras casi cuatro semanas de protestas, enfrentamientos y saqueos, fue suspendida a último momento por los organizaciones «por razones de seguridad», según dijeron los organizadores a la AFP.

A unas cuadras de esa fallida concentración, marchaban unos mil campesinos llegados desde una población de La Paz para manifestarse en contra del nuevo gobierno provisional y a favor de Morales.

Morales, asilado en México desde el martes, renunció el domingo tras perder el apoyo de las fuerzas armadas, después de tres semanas de protestas por su cuestionada reelección en los comicios del 20 de octubre.

Una mesa de negociación está instalada desde «hace una semana» para buscar las condiciones para pacificar el país, según el representante local de la Unión Europea, León de la Torre. Mientras, se aguardaba la incorporación a esa mesa, integrada por oficialistas y congresistas pro-Morales, de Jean Arnault, enviado personal del secretario General de la ONU, António Guterres.

La violenta jornada del viernes, que arrojó cinco campesinos cocaleros muertos, según el gobierno, y ocho, de acuerdo a la Defensoría del Pueblo, elevó a 15 el número provisional de fallecidos desde el inicio de los conflictos.

«Salirse de control» –

La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, advirtió el sábado que el «uso innecesario o desproporcionado» de la fuerza policial o militar, puede llevar a la situación en Bolivia a «salirse de control».

«Tenemos información de que al menos 17 personas han fallecido en el contexto de las protestas, incluidas 14 solo en los últimos seis días», evaluó Bachelet.

La proclamación de la derechista Áñez como mandataria el martes, en una sesión sin quorum reglamentario y tras la dimisión de todos los que la precedían en la línea sucesoria, indigna a los seguidores de Morales.

«Hay movilizaciones en todas partes, estas últimas 72 horas han sido duras», deploró el ministro de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, que anunció que la orden que tienen las fuerzas militares y policiales es que «resguarden el pueblo».

Durante los últimos días en varias ciudades bolivianas se registraron disturbios y la policía y los militares dispersaron a los manifestantes con gases lacrimógenos.

Desde la dimisión de Morales, tras casi 14 años en el poder, sus partidarios protestan en las calles convencidos de que su salida se debió a un «golpe de Estado» urdido por la oposición.

«Nuestro pueblo pide paz y concertación», escribió en Twitter Morales, desde su exilio en México. «Reitero mi convocatoria al diálogo de alto nivel con mediadores para pacificar nuestra querida Bolivia y preservar la vida y la democracia».

La presidenta interina denunció la presencia en su país de «grupos subversivos armados» compuestos por extranjeros y bolivianos, pero expresó su confianza en que «muy pronto podamos gritar libertad».

«El propósito es que haya una transición democrática y pacífica, pero desafortunadamente Evo Morales ha dejado una estructura de violencia que nos está afectando a todos», deploró este sábado en un contacto telefónico con el líder opositor venezolano Juan Guaidó, a quien instó a «liberar» a su país.

En otra demostración de los cambios drásticos entre el gobierno de Áñez y Morales -un fuerte aliado de La Habana y la Venezuela de Nicolás Maduro-, el jefe de la oficina boliviana de Interpol informó de la repatriación este sábado de un primer contingente de 226 médicos cubanos, de un total de 725 cooperantes provenientes de la isla.

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