Por Patricio Arana
Bruselas/AFP
Los mandatarios de la Unión Europea (UE) se reúnen este martes por la noche en Bruselas para esbozar una respuesta al avance de los movimientos antieuropeos y de ultraderecha.
Lo que debía ser una cena informal destinada a analizar la sucesión del presidente de la Comisión, capsule José Manuel Durao Barroso, salve terminará transformándose en una cumbre de emergencia.
El sismo que provocó la victoria del extremista Frente Nacional (FN) en Francia, que desplazó a la oposición conservadora y a los socialistas en el poder al segundo y tercer lugar, obligó al presidente francés, François Hollande, a marcar el tono del encuentro de este martes en una alocución en la que lamentó que Europa se convirtiera en algo «lejana» e incomprensible.
«Esto no puede seguir así, Europa tiene que ser simple, clara, para ser eficaz donde se requiere y retirarse de donde no es necesaria», dijo el lunes por la noche.
La respuesta que Hollande quiere que de la UE para poner un freno al avance de los partidos antieuropeos y de ultraderecha pasa por el «el crecimiento, el empleo y la inversión»
A estos objetivos, la canciller alemana, Angela Merkel, cuya coalición se impuso en las elecciones, agregó el lunes «competitividad», en dirección a Francia, segunda economía del bloque.
En la misma sintonía reaccionó el primer ministro británico David Cameron. Por primera vez en más de un siglo ni los conservadores o los laboristas se impusieron en los comicios. El antieuropeo Partido por la Independencia de Gran bretaña (UKIP) salió ganador.
Cameron se comunicó el lunes con varios de sus homólogos y estimó, según Downing Street que la cena de este martes será la ocasión de debatir los resultados de las elecciones que muestran que la UE debe cambiar y no puede seguir funcionando como de costumbre.
«Llegó el momento de cambiar las políticas europeas», dijo por su parte el presidente del Consejo italiano, Matteo Renzi, cuyo Partido Demócrata (centroizquierda) arrasó en los comicios con casi 41% de los votos.
Renzi llega a Bruselas este martes con la idea de que se desbloquee rápidamente el nombramiento de los nuevos dirigentes de la UE y fijar las orientaciones políticas para los próximos cinco años.
Los jefes de Estado y de gobierno nombran al candidato a presidir la Comisión, que debe recibir el visto bueno del Parlamento Europeo. Pero desde 2010 deben tener en consideración el equilibrio de fuerzas en el Parlamento antes de nombrarlo.
Por ello, y en un afán por «personalizar» las elecciones y movilizar a los votantes, algunos grupos políticos del Parlamento saliente designaron a sus candidatos, entre ellos el ex primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker (PPE) o el actual presidente del Parlamento europeo, el alemán Martin Schulz (socialdemócrata).
Pero en el Parlamento entrante ninguna formación tiene la mayoría. Según los últimos cómputos, de un total de 751 bancas el Partido Popular Europeo (PPE, conservadores) obtiene 213 escaños, los socialdemócratas (S&D) 189, los liberales 64, los Verdes 52, la izquierda radical 42 y los partidos antieuropeos o de extrema derecha 145.
Si los jefes de Estado deciden considerar el equilibrio de fuerzas del Parlamento, es decir elegir entre alguno de los candidatos declarados presentados por los grupos políticos antes de las elecciones, el elegido debería sumar la mitad de los votos en la Eurocámara, 376.
Pero dada la fragmentación política del nuevo hemiciclo se necesitarán interminables negociaciones entre los grupos para obtener los apoyos necesarios, tiempo que los ultras o radicales aprovecharán para constituir sus grupos.
Una eventualidad que algunos jefes de Estado quieren evitar acuciados por el voto de castigo, o de hastío, expresado en Francia, Gran Bretaña o España.
Los jefes de los grupos políticos de la Eurocámara se reunieron este martes y pidieron a los dirigentes de la UE que le dejaran al candidato conservador, Jean-Claude Juncker, obtener la mayoría para ser designado presidente de l Comisión.
Luego de la reunión, el británico Nigel Farage, líder del UKIP, consideró que nadie tomó la medida «de las dramáticas elecciones europeas» del domingo.
«Hay una voz de disidencia importante en el Parlamento» y en la reunión con los grupos políticos «no pasó nada, se desarrolló igual que siempre», criticó.