Chicago/dpa
A penas 30 minutos de juego le alcanzaron a Lionel Messi para ratificar su jerarquía como el mejor jugador del mundo, iluminar por fin la Copa América Centenario y dejar a la Argentina ya dentro de los cuartos de final.
Los problemas con la Justicia española por supuesta evasión fiscal y el fuerte golpe que recibió en la espalda y lo inhabilitó por dos semanas fueron historia en la cálida noche de Chicago cuando Messi ingresó a los 61 minutos de un partido que resultaba más complicado de lo esperado para la Argentina.
Un lujoso “hat-trick” en la goleada por 5-0 a Panamá ante 60.000 espectadores en el estadio Soldier Field que se arrodillaron en alabanza al “Dios Messi”, fue suficiente para olvidar el pobre rendimiento que mostraba la selección albiceleste ante una Panamá que presentó más resistencia de la esperada en su primera incursión en la Copa América.
Todo le salió bien en esos 30 minutos dorados. Se hizo esperar, pero satisfizo a todos. Un gol de zurda, otro de tiro libre, un tercero aprovechando un toque.
Nicolás Otamendi había abierto el marcador primero de cabeza al igual que Sergio Agüero, amigo y socio en el gol de Messi, selló luego la goleada casi sobre el silbato final.
El delantero del Barcelona y capitán argentino confesó que ganar este certamen es su gran obsesión. “La Copa es lo que deseamos todos y vamos muy bien. Hicimos un gran esfuerzo frente a Chile en un partido difícil, por el rival y por ser el primero, y vamos creciendo. Ahora hay que seguir con tranquilidad”, resumió.
El crack viene de perder dos finales consecutivas, el Mundial de Brasil 2014 y la Copa América 2015. Pero un fuerte golpe en la zona lumbar de la espalda en un intrascendente amistoso con Honduras el 27 de mayo le frustró el debut.
Messi recorrió más de 30.000 kilómetros para entrenarse con Argentina, luego ir a declarar ante la Justicia española y reincorporarse más tarde a la selección en Estados Unidos.
Pero el dolor en la rotación del tronco le impidió tocar el balón hasta esta última semana.
Quedó claro que nada detiene las ganas de jugar y golear de Messi. Con mayor madurez que hace unos años, una barba cada día más tupida que le endurece el rostro en el fragor del partido y un liderazgo futbolístico sin espacio para la duda, pese a las recientes críticas de Diego Maradona por su supuesta “falta de personalidad”, Messi dejó otra vez su sello.
“Entró Leo y lo resolvió todo”, resumió el técnico Gerardo Martino. Con su “hat-trick”, Messi ya igualó al brasileño Philippe Coutinho como goleador del certamen, por más que apenas jugó media hora.
Le hubiera gustado una segunda oportunidad ante Chile, en la reedición de la fallida final de 2015, pero la selección le respondió con un triunfo que tuvo cierto sabor a revancha y lo liberó de toda responsabilidad. Su objetivo es otro, llegar a la final y ganar.
Messi, autor de cuatro de los últimos cinco tripletes de un futbolista albiceleste, quedó además a sólo un gol del récord de tantos en la selección argentina que ostenta Gabriel Batistuta, con 54.
Poco importa que se haya cortado su racha de 16 partidos consecutivos en la Copa América. Este encuentro número 17 fue histórico.