Lisboa/dpa
La selección portuguesa de fútbol vivió un día de celebración ante varios miles de aficionados a lo largo de más de 12 kilómetros por las calles de Lisboa.
El plantel liderado por Cristiano Ronaldo protagonizó una extensa caravana desde el Palacio de Belén, donde fue recibido y condecorado por el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, a la Alameda D. Afonso Henriques, junto a miles y miles de personas que salieron a las calles vestidas con los colores nacionales, en un festejo continuo que empezó de mañana y que creció mucho después del almuerzo. Gente sin dormir, gente afónica, gente que faltó al trabajar, gente de todas las edades.
“Es la victoria de los portugueses. Es la victoria de Portugal. Esto es lo que habla más alto”, dijo el entrenador Fernando Santos, el primero en hablar en Alameda.
“Sí”, exclamó Cristiano Ronaldo a continuación. El capitán dio su grito de guerra y abdicó de hablar primero. Le pasó el micrófono a Eder, el autor del único gol de la final del domingo en París, que dio el único trofeo importante a la selección de fútbol de Portugal.
“Gracias a todos por este momento. Estamos muy contentos. Dimos todo en el campo para ustedes”, dijo el delantero cedido por el Swansea al Lille. “Es un día feriado hoy”, remarcó
Cristiano Ronaldo volvió a ser llamado a la parte delantera del escenario. El atacante alabó a los compañeros, el equipo y los aficionados: “Entramos en la historia de Portugal. Nosotros somos los primeros en ganar un título importante para nuestro país. Ustedes se lo merecen”.
El jugador del Real Madrid se mostró todavía cojeando, debido al esguince de rodilla que lo retiró de la final en el Stade de France, cuando promediaba la primera mitad. Nani y Renato Sanches mostraron que, además de talento el fútbol, también lo tienen para el “beatbox”. La multitud se unió al equipo después con el cántico que se queda a la historia de la Eurocopa: “¡No importa si jugamos bien o mal, vamos a tomar la copa para nuestro Portugal!”
El himno nacional también fue cantado por los miles de aficionados que llenaron por completo la Alameda, el mismo lugar donde las fuerzas democráticas celebraran el 1 de mayo después de la caída de la dictadura fascista, en 1974, también ante una gran audiencia.
El presidente Rebelo de Sousa, que recibió el equipo cerca de las 14:30 (hora local), apodó a la selección como “bravo pueblo”, haciendo uso de un verso del himno portugués, que durante la jornada se escuchó en varios puntos de Lisboa, incluso sin la presencia de la selección.
Después de condecorar a todo el equipo con el grado de Comendador de la Orden de Mérito, el presidente subrayó: “Todos los jugadores tienen la misma condecoración, no hay los de primera, segunda o tercera, y el cuerpo técnico también”.
Fuera del palacio de Belén, miles de hinchas esperaron durante horas para compartir el momento de alegría con los jugadores portugueses, que tomaron más de una hora para cruzar la ciudad.
En todos estos puntos de la capital portuguesa, miles de personas aguardaban por la selección, y muchos incluso siguieron caminando detrás del autobús. Se cortaron las carreteras, entre ellas la autopista que rodea la ciudad en el camino entre el aeropuerto y Belén. Nadie se quería perder una foto o un video con los campeones, y las redes sociales se inundaron de mensajes referidos a la victoria en el Euro.
Cansados, los jugadores no se quedaran mucho tiempo en el calor de la Alameda. Después de los discursos, dieron las gracias, saltaron y cantaron un poco más, para luego despedirse.
“Gracias, hasta la próxima vez. Nos vamos de vacaciones ahora”, gritó Cristiano Ronaldo al mar de gente en la Alameda, que permaneció mucho más allá de la salida del equipo, para extender una jornada que se recordará por mucho tiempo.