Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
Jueves 22 de septiembre de 2016
Hora: 08:35 am
Me parecía vivir un cuento chino al recorrer las calles y avenidas de California, en mi consciencia la realidad se fragmentaba ante la visión de severos contrastes materiales, me parecía un universo distal abrazando mis pasos.
Habían transcurrido cinco meses desde la cordial invitación que me hizo llegar el laureado poeta Alejandro Murquía, el objetivo era una conferencia sobre la cultura salvadoreña, el Suplemento Cultural 3000 y mi obra; como he referido en otros artículos es un mosaico complejo.
Acompañado de Gilberto Osorio y mi esposa, a la hora indicada la maestra Reneé Stephens nos introdujo en el tema, en esos foros es palpable el interés sobre los avances culturales de nuestra nación, principalmente por la extraordinaria continuidad del 3000. En esas universidades el esfuerzo de los trabajadores y artistas es “visible”, de tal forma que comunicar arte es mostrar el producto de veintiséis años de continuidad, una obra plural que nos representa en el exterior.
Debo aclarar que en ningún momento he pensado en atribuirme ese mérito histórico, no represento más que mi persona y mis pequeñas obras, cada quién tiene el pedazo de cielo que heredó después de la guerra, en lo personal un “golpe de suerte” construido entre México y San Salvador provocó que consciente o inconsciente acompañara a la Historia; tanto en el periódico de los trabajadores o con la Social Democracia, similar a un cuento de ciencia ficción convertido en realidad.
Conversar sobre la nación en San Francisco, me pareció un acto de amor y amistad por el pueblo, una acción cultural visible en la literatura, pintura, revistas etc. puesto que en nuestro medio aún ahora treinta años después, la guerra sin armas continúa día con día; mientras en Estados Unidos estudian las propuestas teóricas de los ensayos académicos, acá no existen más que un Viejo Testamento con escenas de la Divina Comedia.
Si me preguntan cuál fue el tema de fondo de esa conferencia puedo afirmar que los sueños… resulta que mi vida en general ha sido la realización de mínimos acontecimientos de esa naturaleza, así durante mi exilio en México al encontrarme con el Suplemento Plural del periódico Excelsior, La Jornada Cultural, El Gallo Ilustrado, la Revista Vuelta, sus programas de Radio y Televisión… etc. recordaba a la nación sin suplemento cultural, con esa orfandad en tantos aspectos que te producen un sentimiento de solidaridad que concluye en: “deberíamos tener un Suplemento Cultural allá”.
Así hablamos de historia de guerra y postguerra… en ella nuestra obra y el Suplemento que es sin duda un quehacer de hombres y mujeres que han publicado en sus generosas páginas.
Los norteamericanos comprenden el idealismo, la fundación de su nación fue un acto de esa dimensión, al recorrer la historia cultural salvadoreña encontramos vidas ejemplares que iluminan las actuales generaciones, en general sus vidas son poesías, novelas, pinturas, esculturas, que ahora son parte del “no olvido”.
Con claridad distinguimos los nombres de aquellos que hicieron algo por nosotros, así les agradecemos su vida… al final celebramos con alegría esos pequeños logros en Estados Unidos y El Salvador.
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