Caralvá
Fundador
Suplemento Tres mil
¿Qué somos?… a pesar que rondamos las ciencias en muchos niveles, centraré mis opiniones en el campo cultural, en realidad no deja de poseer mucho sentido del humor, puesto que nuestros orígenes continentales antes de la conquista española ya poseía libros escritos, mucho antes que existieran las naciones que ahora conocemos, en esencia el Popol Vuh es la muestra más significativa de una saga compleja de escrituras no europeas, muchos otros libros fueron simplemente quemados por la inquisición religiosa, algunos autores afirman que es el único documento que presenta una visión del mundo-universo no Europeo. A partir de las luchas proindependencia, los movimientos insurreccionales de 1811-1814 proclamaron en sus argumentos preferir denominarse: “americanos”, no criollos, ni peninsulares, el signo americano les otorgaba arraigo, tradición, distancia del imperio español. La interrogante original sigue iluminando ese trayecto, en los siglos XIX y a principios del Siglo XX, la tendencia cultural es francesa, inglesa y finalmente norteamericana, aunque el orden puede alternar, siempre parece que somos más cultos cuando somos menos salvadoreños y más europeos, mientras la mayoría culta e ilustrada evita mencionar la cultura nahuat-pipil, maya, azteca etc. como si no existiesen en la nación, pero esa tendencia cambió con la Revolución Mexicana, de pronto los ejércitos mexicanos tienen en sus filas grandes contingentes étnicos, cumpliendo la sentencia: “los pueblos hacen las revoluciones”, a partir de ahí se inicia un cambio cultural.
En aquella nación aparecen textos como: Los de Debajo de Mariano Azuela (1916), la literatura identifica al marginado en oposición al potentado, pero otorga un sentido de identidad sin precedente; ya existe un modelo capitalista que se impone por el mundo, no obstante La Revolución Mexicana forjó años después a líderes centroamericanos: Augusto César Sandino y Agustín Farabundo Martí, existen en ese rubro los antecedentes de la lucha antimperialista y los movimientos populares, ¿imaginemos la dificultad de publicar literatura en un medio hostil?. En nuestra nación por ejemplo después de 1932 todo opositor era catalogado de comunista, esa tradición continuó durante décadas, añadiendo que el concepto cultural dominante era norteamericano, con pocos disidentes la cultura salvadoreña persistió en esquemas inofensivos, excepto en momentos de lucha popular como 1944, con la caída del dictador Maximiliano Hernández Martínez, la literatura en general continuó reproduciendo modelos foráneos… a partir de los años setentas el movimiento democrático impulsó nuevos recursos, reprodujo documentos en periódicos independientes, radios, sedes políticas, hasta el momento culminante de los años ochenta y noventa del siglo pasado, si la literatura representa la identidad, poco espacio se obtenía en aquella guerra civil, así: la Imprenta Criterio fue dinamitada, la Radio YSAX sufrió atentados, el sábado 09 de febrero de 1991 el Diario Co Latino sufrió un atentado que destruyó su rotativa y quemó sus instalaciones. Me parece que la relación literatura-poder, literatura-oficial, literatura-popular, resuelve en parte la pregunta: ¿Cuál es nuestra cultura literaria o filosófica? la literatura propone la democratización, regresar a lo nuestro, recuperar otra Historia, las raíces latinoamericanas. Es un proceso de reconstrucción literaria y cultural con más filosofía política salvadoreña más: democracia, derechos, libertad, justicia y menos desigualdad, la literatura entonces tiene un gran desafío.