Alfonso Velis TobaR
Poeta, for sale investigador y ensayista
M.A Carleton University
5- Interpretación y análisis: últimas tres partes del discurso literario
Abordamos en este análisis las Tres últimas partes del discurso literario, que caracteriza a “Los Herederos de Farabundo”, del salvadoreño José Roberto Cea y que estructura como sigue: “En el país de la sonrisa”, “Jugándose la vida” y en el “Valle de los pulgares amarrados”. Son 26 poemas sueltos, con unidad temática, tratan esa experiencia de la guerra interna desde la revolución de 1932 a 1980s. Textos que muestran, una sociedad en crisis, en cruenta lucha de clases y gobernada por una dictadura militar de no hace pocas décadas, que supo usar su aparato de la violencia institucionalizada del Estado; sus cuerpos represivos, que defendieron de por medio los intereses egoístas de una oligarquía, que financiaban sus escuadrones de la muerte, con el alarde del secuestro y los asesinatos. En esta parte el autor denuncia la represión, la explotación, la miseria, las persecuciones, desapariciones de patriotas, los reos políticos, la cárcel, el exilio, el terror que en ese momento ejerce la dictadura militar de turno. Todo ese reflejo de violencia se vive, lo sientes, y la enfrentamos. En la parte “Jugándose la vida” precisamente el texto “Un desaparecido” descrito con patetismo, se oyen gritos y llantos de madres que andan de prisión en prisión suplicando: “Entréguenme a mi hijo!/ entréguenme a mi hijo!” madres desesperadas tocando las puertas de socorro, exigen a la policía, a la guardia nacional, el paradero de sus hijos, vivos o muertos “!los queremos!”…gritan. Como si el autor, con dolor quisiera recoger toda esa angustia de un pueblo. Y habla, acusa lo criminal por ejemplo, cuando “Se habla del ejercito de mi país”, en tono de burla y sarcasmo: “El ejercito de mi país es enorme, buenísimo, monolítico / No hay ciudadano que les levante un dedo porque se muere/ Castigo de Dios y de la Patria”(P.17) En opinión del poeta Rafael Rodríguez Díaz, a esta parte titulada “Jugándose la vida”, piensa que contiene los mejores poemas, porque si en las restantes partes, se nota una autonomía de los textos: “En estos poemas el dato exterior (el asalto a una casa de guerrilleros, el testimonio de unas madres de desaparecidos políticos) integran plenamente el lenguaje poético. Forman una unidad el dato exterior y la emoción interior”. Oigamos: “Somos las madres que venimos a esperar / no nos cansamos/ es nuestra sangre lo esperado/ carne de aquí corazón nuestro”. Tiene razón y aunque para mí también hay bellos poemas en su parte cuarta “El valle de los pulgares amarrados”, uno muy característico “Haciendo la cacha”, hay toma de conducta moral, ideológica de un escritor, que opta por la liberación nacional y el socialismo. Cea dice: “En este paisito de canallocracia”, porque para él, ante este sistema de injusticia social en el cual vivimos, no hay más alternativa que abrazar el socialismo; como la única vía que debe florecer ante este sistema caduco y retrogrado que debemos enterrar y así el poeta se queda se queda balbuceando. (…) “Así que hagamos cacherías, muchá, hagamos cacherías para tronar este sistema” (p.42) Pues es la lucha que debemos emprender de pueblo organizado para conquistar un día, un sistema de mayor justicia social, democracia plena y la felicidad suprema de la paz y el trabajo, la educación, la salud. Precisamente frente a esto, el crítico venezolano William Castillo, opina que: “Cea va…señalando, acusando y proponiendo el rumbo, allí en El Salvador se trata de rescatar la posibilidad de vivir dignamente, de hacer terrible labor de saneamiento social, de justicia popular. Se trata de rescatar el paisaje. Para eso están, cada quien a su pulso, jugándose la vida. Por la vida”
Y dentro del discurso, no faltan un elogio y reconocimiento, heroísmos y de lucha de los combatientes populares y en conversación nos habla acerca de las experiencias de algunos “compas” en el frente de guerra y de la militancia urbana, de la vida clandestina. En el texto “De un joven combatiente y un poeta” el autor se lamenta de su muerte y lo admira por su heroica lucha: “Le decía/ digo/ no te muras antes que yo/ me tenes que silbar “Las Golondrinas” / o hacer el fúnebre discurso en despedida. / Es decir/ que un combatiente le escriba la elegía a un poeta/ y no que un poeta se la diga a un joven combatiente. / Debes vivir más/ eres muy joven todavía/ Pero necesitamos tu experiencia / vienen duras batallas/ vendrán. ¿Hay que decir los nombres de los que se han perdido/ de los despedazados por las aves de rapiña y los torturadores/ de los anónimos caídos en los combates/ del pueblo/ de las tumbas sin nombre en los caminos”
6- Estilo del discurso literario
Aclarar al lector, hago un breve análisis de “estilo” de cómo el autor hace uso del lenguaje y sin una larga enumeración de exponer todas las figuras literarias dadas en el discurso literario. El hispanista y profesor Rafael Lapesa dice que: “El lenguaje es la forma definitiva revestida por la obra” Entonces aquí hay lenguaje “coloquial”, lenguaje popular, urbano y dicho con sencillez, sin exceso de adornos del lenguaje figurado. Además es “Conciso” “lacónico” porque usa la palabra justa. Es “lirico”, transparente prosa con resonancia y giros del lenguaje; es “florido”, abunda en recursos literarios. En su estado de ánimo se utiliza un tono “solemne” “satírico”, “sarcástico”, “irónico”, “patético”, “festivo”, “cómico-burlesco”, “pausado” y “valiente” dichas las cosas a corazón partido y cojones; sin tapujos refinados, sin pelos en la lengua. Eso sí que entre los puritanismos en el lenguaje, en el discurso poético, hay expresiones que parecerían vulgares o chabacanas para quienes creen en las malas palabras, (y yo no creo en las malas palabras, más bien creo en la mala interpretación de ellas. En su discurso, las “putiadas” son expresión poética, son veraces y justas, pues la poesía no solo es decir las cosas en bello tono al oído, agradable o desagradable decir y oír las cosas a su modo, significado y sonido, pues por parte del autor hay una intención al decirlas, valederas en el mensaje poético. Por ello querido lector si observamos bien el discurso encontramos en él, figura en su estilo, figuras de dicción, figuras de pensamiento, los “Tropos”, bellas liricas imágenes y metáforas extraordinarias. Ejemplos como: “Símiles” “muchos años estuvo el policía/ ya casi retoñaba el muy de palo” (p.38) “Por supuesto que tenía cara de vinagre” (p. 89) Farabundo Martí, siendo secretario de Sandino en un momento de la lucha dijo: “Cuando la historia no se puede escribir con la pluma, hay que escribirla con el fusil” y tomó su arma disparando a los aviones yanquis. (p.50) Usa la Onomatopeya, toma con intención “slogan” publicitarios del consumismo del país. “… y no se han construido habitaciones a ritmo de ¡Cronch! ¡Cronch!” (p.28), refiriéndose a una clase de pollo que venden, tierno, jugoso y crujiente a ritmo de cronch cronch. Usa el “Retruécano” “El puro humor del hombre / el hombre en puro humor” (p.88) ”Este es el principio del fin o el final en el principio” (p.56) “Anáforas” o “Repeticiones” “Tu a tu manera luchas / yo a mi manera escribo” / tu a tu manera escribes corazón / yo a mi manera lucho esta emoción’ / (p.122) Prosopopeyas “Luego el tiempo me rodeo de cateos y torturas”, “… y la publicidad colocando la máscara”(p.91), “y la flor del corozo cae sobre el rio murmurador” (p.16) Usa la etopeya “Es que el Negro Farabundo Martí era zamarro /bravo de verdad como un rio de violentas aguas / que se tornaba más impetuosos/ cuantas más tormentas de dificultades / caían sobre nuestra tierra y nuestra vida”(p.43) Refranes : “Porque en boca cerrada no entra mosca.” En fin si esculcamos el discurso, hay “adagios”, “sinécdoques”, “metonimias” y no detallamos, puesto que mi análisis es más sociológico, interpretar tema, relacionado a sociedad, historia y literatura. Roberto Cea es muy ingenioso para escribir poesía, usa la forma oral (sin dar referencia) del libro “testimonio” de Roque Dalton titulado “Miguel Mármol”. Aquí hay una crónica periodística, un documento histórico; así usa adivinanzas, refranes, dichos populares “calabaza calabaza cada quien para su casa” (p.20) “Telegramas”, “cartas” (como la carta clandestina de Farabundo Martí), usa manifiestos, anuncios publicitarios, noticias, consignas políticas, en fin usa hasta las “putiadas” las que se consideran malas palabras: “Monseñor Belloso y Sánchez, cagabase en el Cristo de su iglesia” (p.38). Con maestría hace uso de las coplas populares de las canciones rancheras de Pedro Infante (mexicano que tanto gustaba oír a papá a las meras cinco de la mañana: “Si te vienen a contar cositas malas de mi”); (y de los tangos argentinos de Carlos Gardel “… y que todo está en calma, la ambición trabaja y el músculo duerme. Puro tango”). Tuvo justa razón el Jurado Calificador que supo escoger ganadora la obra de Cea. Uno de sus miembros, el poeta mexicano Jaime Labastida, en nombre de todos dijo: “Los Herederos de Farabundo” se constituye y una muestra evidente de la poesía que hoy practican muchos poetas latinoamericanos de aprovechar de modo optimo los materiales testimoniales, los documentos vivos, las experiencias populares, y aun los informes económicos más crudos para crear una obra en la que prevalecen una alta tensión poética, ejemplo de la poesía combativa, vigorosa que impulsa una dirección de la poesía latinoamericana de hoy”. Es decir un discurso literario un “collage” dando una visión histórica en derredor de Farabundo Martí y otros que dieron su vida por el pueblo. Es una forma de crónica poética. Como conclusión, en pocas palabras que está narrada con maestría, profundidad ideológica, rigor imaginativo, realismo crítico, histórico. Nos enseña que estamos en un enfrentamiento, siempre en pugna la lucha de clases sociales antagónicas, y además una confrontación entre la cultura burguesa, conservadora, privilegiada en sus propios culturales, de clase dominante, pro imperialista. Pero enfrentada a los embates certeros de la cultura popular, una “Cultura de Resistencia”, para decirlo así, unas luchas tenaces con sentido de liberación nacional y antiimperialista. Las experiencias de 1932 son experiencias acumuladas a la lucha revolucionaria de los años de 1980. Y junto a los intereses, el imperialismo jamás podrá derrotar el espíritu de combate del pueblo salvadoreño, de los muchachos herederos de Farabundo, de Augusto Cesar Sandino y de José Martí, con anhelos de libertad y la justicia; ininterrumpida lucha de resistencia popular y por nuestra segunda independencia. Porque la revolución llevada a cabo en El Salvador y en Nicaragua en los 60-70s son parte de la revolución centroamericana. Es evidente en Nicaragua en 1979, Guatemala en 1954, como en 1959 la gloriosa revolución cubana, y la violencia revolucionaria experimentada en El Salvador, son gestas de llamarada proletaria para bien de Centroamérica y del Caribe. En verdad somos partidarios del pensamiento sandinista “Nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte y si morimos nuestra causa seguirá viviendo. Otros nos seguirán (…) yo no viviré mucho tiempo. Pero aquí están estos muchachos que continuaran la lucha emprendida. Ellos podrán llegar a realizar grandes cosas” entonces otros brotarán y seguirán brotando, como flores entre montes aguerridos, de una historia, entonces los valientes herederos serán la semilla en floración para luchar contra toda victoria imperialista. “Pues si/porque todos los bien nacidos y patriotas / los que buscamos transformarnos, somos los herederos del negro Farabundo/ estemos donde estemos –dice con regocijo el poeta Cea- y en caso de vida o muerte/ seguiremos en lo mismo/ seguiremos en lo mismo/ con lo mismo.”
Esta obra demuestra que la literatura es instrumento, no solo de gozo estético, sino para tomar conciencia de clase, aprender gozando, otro medio de luchar contra todo este mal estado de cosas. Cea es un intelectual combatiente y militante a través de la literatura. Su poética dilucida una sociedad convulsionada. Un país triste sumido en las injusticias, en la miseria y en la desesperación, vive del de terror, del pánico, producto de una crisis económica, como consecuencia de un pasado histórico, por quienes se apoderaron del país, desde entonces se implantó el mal, pasa con claridad histórica. El autor maneja la versión real de los hechos y hace una crónica histórica del suceso, documentado en los problemas álgidos del país. Esta obra “Los herederos de Farabundo”, muestra una actitud revolucionaria, de compromiso político por parte del autor, fiel a su ideología (que profesamos), consecuente con su poesía y su obra se convierte en “Autentico Testimonio histórico”, reflejo de los álgidos problemas de la región, como portador de las luchas de los pueblos que luchan por su liberación nacional. (1988)
Bibliografía General consultada.
Castillo, William “Jugándose la vida por la vida” Ko Eyu. Nro. 46, Caracas, Venezuela, 1988.
Cea, José Roberto. “Los herederos de Farabundo” 1ra Edic… Managua, Nicaragua, 1981.
Ferradellas, Joaquín. Diccionario de Retorica y de estilística versión castellana. 1ra. Edic. Millán. 1986.
López Matilde Elena. “La guerra nacional de José R. Cea, Collage de la resistencia popular” Canoa, Edit. 1993.
Labastida, Jaime. Manlio Argueta, Mayra Jiménez. Nuevo Amanecer, Jurado Calificador, Nicaragua, 1981.
Rodríguez Díaz, Rafael. “Roberto Cea, un escritor en búsqueda de su expresión poética” Letras. UCA, 1982.
Ramírez Sergio “El pensamiento vivo de Sandino” Educa, Costa Rica, 1980.
Senegal Humberto. “En camino de esos caminos” Viaje Segundo. San Salvador. Canoa Editores, 1989.
Velis Tobar, Alfonso. “Queremos la paz y no la guerra” Taller Literario. “Alfonso Hernández”, Canadá, 1990.
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