Por Maya Gebeily
Beirut/AFP
El mayor convoy humanitario jamás enviado desde el inicio de la guerra en Siria hace cinco años llegó el jueves a Rastán, una ciudad rebelde sitiada por el ejército, al mismo tiempo que las negociaciones de paz de Ginebra pasan por mal momento.
Organizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR)y la Media Luna roja siria, el convoy de 65 camiones con alimentos, medicinas y material médico llegó a Rastán, urbe acorralada por el ejército desde 2012, donde viven 120.000 personas aisladas del mundo.
El último dispositivo de ayuda humanitaria suministrado por el CICR a los habitantes de esta localidad, una de las primeras en oponerse al gobierno de Bashar Al Asad y en expulsar al ejército, se remonta a 2012.
«Se trata del mayor convoy humanitario que hemos organizado en Siria hasta la fecha», afirmó a la AFP, Pawel Krysiek, portavoz del CICR en Damasco.
También precisó que los equipos examinarían las infraestructuras de agua corriente y aguas residuales, así como las necesidades en alimentación de la ciudad.
El mismo tiempo la ONU terminó el jueves la evacuación simultánea de 500 heridos, enfermos y sus familias que vivían en otras localidades asediadas por el gobierno o los rebeldes.
El traslado de 500 personas de cuatro localidades cercadas, que se inició el miércoles con la ayuda de la Media luna roja siria, facilitrá a heridos y enfermos ser atendidos en zonas en manos de los rebeldes o del gobierno, afirmó el Observatorio sirio de derechos humanos (OSDH).
Los buses en los que fueron evacuados llegaron antes a una zona de tránsito cerca de la ciudad rebelde de Qalaat al-Madiq, castillo medieval situado en al provincia central de Hama, según la OSDH.
Unos 250 habitantes de Madaya y de Zabadani, localidades situadas al este de Damasco cercadas por las fuerzas gubernamentales, llegarán después a la provincia de Idleb, situada en el noroeste del país y en manos de los rebeldes.
Acuerdo inédito con el EI
Al mismo tiempo, 250 habitantes de Foua y Kafraya, aglomeraciones chiitas en la provincia de Idleb cercadas por rebeldes islamistas, van hacia Damasco y la provincia de Latakia, bastión del gobierno situado en la costa.
Estas evacuaciones se realizan de manera paralela con el envío de la ayuda humanitaria a esas ciudades.
Más de cuatro millones de personas en Siria viven en regiones asediadas o de difícil acceso para la ayuda humanitaria.
Otro acuerdo inédito entró en vigor entre los rebeldes, el gobierno y los yihadistas del grupo Estado islámico (EI), en Dmeir, localidad situada 40 km al noroeste de Damasco, según la OSDH.
De esta manera, 500 combatientes del EI y su familia pudieron salir de esta localidad, donde el grupo yihadista controlaba varios sectores, para dirigirse más al este a Raqa y Deir Ezzor, dos de sus bastiones.
Solo quedan en Dmeir combatientes del EI que habían atacado esta ciudad hace dos semanas y secuestrado parte de los empleados de una cementería antes de soltarlos.
El EI y el Frente Al-Nosra, brazo sirio de Al-Qaida, no son incluidos en el acuerdo sobre el cese de las hostilidades entre el gobierno y los rebeldes, que entró en vigor el 27 de febrero por iniciativa de Estados Unidos y Rusia.
Después, las violaciones aumentaron y aunque ninguna de las partes ha afirmado que la tregua está muerta, sí parece agónica.
‘No hay boicot’
Combates se llevan a cabo en la provincia septentrional de Alepo y en la de Idleb. El jueves, la aviación del gobierno bombardeó localidades en la provincia central de Homs.
Aunque Estados Unidos y Rusia tratan a toda costa de mantener el cese del fuego y las negociaciones intersirias de Ginebra, estas últimas también pasan por mal momento.
La mayoría de los negociadores de los principales grupos de la oposición reunidos en el seno del Alto comité de negociaciones (HCN) abandonaron Suiza pues consideran «inaceptable» continuar discutiendo con el gobierno, al que acusan de masacrar a los civiles.
Su portavoz, Mounzer Makhos, precisó, sin embargo, que la oposición «no boicotea las negociaciones, pero que sí había pedido un aplazamiento o una suspensión» de las mismas.
Para el jefe de la delegación del gobierno, Bashar al-Jaafari, esta salida de los opositores es algo bueno.
«Al irse, tal vez levantaron el principal obstáculo» a las negociaciones, afirmó.