San Salvador/Prensa Latina
El secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, llegará a El Salvador garrote en mano o estará acompañado de una zanahoria de conciliación, es la pregunta que se hacen hoy diversos analistas.
En teoría y de acuerdo con lo expresado por la Casa Blanca el funcionario será portador de un mensaje que entraña la política agresiva ya delineada por el presidente Donald Trump.
A diferencia de sus antecesores que adoptaban un mensaje conciliador con sus aliados en los primeros viajes, el exsenador floridano viene a imponer condiciones, en una política que buscará, presuntamente, “paz a través de la fuerza”.
A parte del tema migratorio y lograr un acuerdo con San Salvador como país receptor de inmigrante, el jefe de la diplomacia estadounidense echará una ojeada a las pretensiones de Nayib Bukele de convertir al país en un centro regional de comercio y tecnología, en lo cual pudiera haber presencia de China.
Hay expectativas en El Salvador sobre la llegada de Rubio y sus acuerdos con Bukele, quien mantiene una posición de acercamiento con Washington, pese a críticas de Trump durante su campaña electoral.
Rubio será recibido ahora para presuntamente oficializar una relación con el ala extrema de la política estadounidense.
Su visita no solo refuerza su buena relación con el presidente Bukele, sino que también reabre el debate sobre migración, deportaciones y el regreso del acuerdo de “tercer país seguro”.
Desde su rol como senador, el funcionario elogió en varias ocasiones las políticas de seguridad impulsadas por el mandatario salvadoreño, especialmente la lucha contra las pandillas a través del régimen de excepción.
En la primera administración de Trump, El Salvador aceptó convertirse en «tercer país seguro”, un acuerdo que obligaba a los migrantes en tránsito por su territorio a solicitar asilo en el país antes de llegar a la frontera estadounidense.
Observadores se preguntan si habrá espacio para iniciativas de desarrollo económico o la visita se enfocará únicamente en el endurecimiento del control migratorio.
Algo se mueve, y aquí pudieran entrar a jugar presiones para ralentizar más la negociación de un Tratado de Libre Comercio (TLC) en negociación con China que abrirá el mercado local a producciones del gigante asiático, más competitivas que las estadounidenses.
Esto pudiera ser un tema aunque algunos como el académico Óscar Picardo, de la Universidad Francisco Gavidia, opinan que la visita de Rubio reforzará principalmente la sintonía ideológica entre Trump y Bukele.
“Se van a confirmar las relaciones y principios que comparten ideológicamente ambos presidentes. Trump y Bukele coinciden en varios puntos, sobre todo en política exterior e ideología”, declaró Picardo a medios de prensa.
En este escenario, analistas consideran que se mantendrá la política de mano dura contra los inmigrantes, el garrote, pero, esta no sería funcional si Washington no apoya y contribuye a iniciativas de desarrollo interno, para mejorar el empleo y las economías de la región.
Tras la nominación de Rubio como secretario de Estado en noviembre de 2024, Bukele publicó en su cuenta de X: “Esperamos con entusiasmo trabajar juntos para promover nuestros valores compartidos”. Una declaración que reafirmó la expectativa de una colaboración más estrecha en temas clave.
Aunque Bukele no se pronunció sobre el tema de China este puede estar en la agenda, pues el gigante asiático desarrolló en los últimos años proyectos bandera de regalías en la nación centroamericana, como la Biblioteca Nacional, proyectos de agua, ayudas en logística, entre otros.
Aquí la presencia china es evidente aunque se expandió con un bajo perfil en los últimos años, e indudablemente eso es preocupante para Washington.
La administración de Trump expresa su molestia por la creciente influencia china en América Latina.
Desde 2019, el presidente Bukele estrechó lazos con Beijing, consolidando acuerdos de cooperación y grandes obras de inversión.
A grandes rasgos este debe ser parte del escenario de la visita, migración, China, y comercio e inversiones.