Carlos Eduardo Ochoa
El Salvador está en pleno cambio en la manera de hacer política desde las municipalidades. Este año, sale por primera vez en su historia, las alcaldías están formadas por los denominados concejos municipales plurales, que fueron elegidos en las pasadas elecciones del uno de marzo de 2015.
Lo anterior significa que están conformados por consejos multipartidarios en el cual se asignan el número de regidores proporcionalmente entre todos los partidos contendientes, aunque el partido o coalición que obtuvo la mayoría de votos tiene garantizado el alcalde, síndico y la mitad del concejo para obtener la mayoría simple al momento de tomar decisiones.
Por otra parte, los partidos en contienda inscriben dos planillas, la primera en caso de ganar la elección y la segunda en caso de perderla. Entonces, el candidato a alcalde perdedor tiene la posibilidad de quedar como regidor.
Se trata de una reforma municipal muy relevante pero que no se ha valorado lo suficiente. Antes de este cambio, el partido ganador se llevaba todo, a pesar de haber obtenido, algunas veces, menos del 50 por ciento de los votos.
En ese entonces, el consejo municipal era vulnerable a toma de decisiones sin diálogo y sin consensos, sin negociación política y hasta de manera autoritaria y poco transparente. Algunos alcaldes podrían creerse los “dueños de la hacienda” y hacer lo que quisieran, en detrimento de los intereses y patrimonio de la ciudadanía. Por otra parte, al cambiar el partido que gobernaba el consejo, no necesariamente le daban continuidad a los proyectos, cortaban con todo e incluso se reportaban despidos injustificados de empleados.
Las primeras ideas para hacer esta reforma se escucharon a mediados de los años 90, pero fue en el año 2008 cuando se formó el Grupo Gestor de Consejos Municipales Plurales, integrado por la Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas”, la Iniciativa Social para la Democracia y la Fundación Nacional para el Desarrollo, con la ayuda de cooperación internacional, aunque luego se fueron sumando más organizaciones de la sociedad civil.
En 2011 ganaron una demanda de inconstitucionalidad en contra del artículo 264 del Código Electoral. La Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional el artículo 264 del Código Electoral por considerar que vulneraba los principios relativos al gobierno representativo y pluralismo ideológico, contemplados en los artículos 78, 85 y 202 de la Constitución de la República.
Como consecuencia, en marzo de 2013 la Asamblea Legislativa reformó varios artículos del Código Electoral para dar vida a los consejos plurales en el país.
A pesar de haberse hecho las reformas legales necesarias, algunos alcaldes, sobre todo de la derecha política representada en el partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), expresaron el año pasado su inconformidad con las reformas municipales, y aunque manifestaban estar a favor de consejos multipartidistas, pidieron que ese cambio se aplazara hasta 2018. Pero el nuevo sistema se mantuvo.
El uno de mayo de 2015, todos los municipios del país amanecieron con regidores de diferentes partidos en sus consejos municipales. Fue algo inédito.
Ese día, cuando se sentaron en una misma mesa municipal representantes de distintos partidos, quienes durante la campaña se trataron no solo como contendientes sino como enemigos, vivieron una lección de tolerancia política muy relevante. Este acontecimiento recuerda a aquella Asamblea Legislativa de 1994 cuando la ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para Liberación Nacional (FMLN) participó por primera vez como partido político, y se sentó en el pleno legislativo junto a sus anteriores enemigos militares quienes ahora pasaron a ser solamente contendientes políticos.
Esta reciente reforma municipal no solamente es una lección de tolerancia, con esta modalidad se generará más transparencia en el uso de recursos públicos, cambiarán las actitudes y dinámicas de los concejos municipales, implicarán el diálogo, la negociación, y la generación de consensos, con la consecuente y necesaria disminución de la polarización política de la sociedad salvadoreña.
Las primeras noticias sobre el efecto de esta reforma las ha dado la Alcaldía de San Salvador, así nos enteramos que hubo consenso para cambiar el nombre a dos calles capitalinas y disenso para cambiar el escudo municipal. Lo importante es gracias a la oposición, nos enteramos de cómo se tomaron las decisiones.
Se trata en fin de un cambio en cómo hacer y vivir la democracia a nivel local en El Salvador.
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