Feligresía celebró el Tercer domingo de adviento, en Cripta de Catedral Metropolitana, recordando la verdadera Navidad, que nace desde el amor al prójimo.
Joaquín Salazar
@JoakinSalazar
Oscar Oviedo, padre del seminario San José de La Montaña, aseguró que en estas fiestas de fin de año la feligresía debe dejar a un lado las idolatrías como el dinero y las vanidades, ando la voz para aquellos que no la tienen.
El sacerdote recordó las palabras de Juan el Bautista como la Voz que clama en el Desierto, “Yo soy simplemente una voz que grita en el desierto, en los desiertos no hay absolutamente nada, hay carencia. Monseñor Romero es la voz de los sin voz. Los sin voz son aquellos que viven de carencias, limitaciones, tantas realidades que vive”, dijo el sacerdote.
El párroco aseguró que Juan el Bautista daba el bautismo de conversión, mismo que debe ser retomado en la actualidad, para dejar atrás el odio y las envidias, la pobreza de corazón.
“Conversión implica cambiar de perspectiva, cambio de mente, en medio de nosotros hay uno, simplemente son un servidor del señor. Juan siempre abrió el camino para Jesucristo”, dijo el padre.
Monseñor Oscar Arnulfo Romero reconoció en Juan Bautista, no en un hombre cualquiera, sino un hombre de Dios para dar testimonio de la luz, la Luz que es Cristo.
En la Comunidad de la Cripta se recordaron las palabras del Beato Romero, quien dijo: “En vez de pensar en comilonas, regalos y tarjetas de Navidad y cosas que hacen perder el tiempo. Piensen y mediten que es lo principal de la Navidad, no dejemos que la comercialicen, que la profanen, que la paganicen, recojámosla con el espíritu respetuoso, venerémosla en nuestra pobreza”.