Wilfredo Arriola
La soledad siempre es un escenario donde se elige lo que uno cree merecer. Estar a solas devela: la música que escuchamos, la ropa que nos ponemos, al lugar adónde vamos, a quién recordamos. También como nos desempeñamos en otras áreas de nuestra vida. Hacer lo correcto tiene que ver más con lo de adentro, que con lo que ocurre afuera. Lo que sea, siempre trae satisfacción y en su defecto, alivio.
Hay algo de satisfactorio en hacer las cosas como son, sin esperar los vítores de la gente, simplemente por la excelencia personal y por ese espacio dentro de sí mismo donde uno sucede. La madurez se va tornando más esencial en este tipo de situación, no esperando nada de nadie, ni actuando por impostura, por salvar la reputación o por promover otra. Estos detalles, que sin pensarlo se van agudizando por lo largo del tiempo van estableciendo patrones de comportamiento, unos positivos y otros, nocivos, al punto de lo radical en no apostar en lo absoluto a ser quien uno es. Todo influye, desde luego, adonde nos encontramos, a veces por salvar algo, terminamos poniendo en duda todo y eso nos describe.
Anne Carson en agua corriente menciona lo siguiente: “El agua es algo que no puedes retener. Como los hombres. Lo he intentado. Padre, hermano, amante, verdaderos amigos, ávidos fantasmas y Dios, uno a uno se me escapan de las manos”. Cada ser humano tiene una pluralidad sobre sus hombros, unos más que otros, otros salvajemente distante de lo que pretender ser, y en esa distancia entre más se alejan a lo que en realidad son, más se acercan a la sinceridad de no pertenecer a ningún sitio. Entre más cerca están de lo que les rodea, más próximos a no volver a ningún sitio. Hacer lo correcto quizá sea, siempre volver al origen, donde uno sabe lo que es, y no solo basta, es la única opción, realizarla y saber que está bien lo hecho, sin espectadores ni el tibio halago de quién nos conoce.
En un suspiro cabe esa sensación de ser leal así mismo y continuar. Tal vez eso nos defina, y también eso sea lo que nos destaque, a su momento, en otros silencios, de una manera aislada, con otras voces, o desde otras perspectivas se sabrá, y probablemente no lo sepamos. Sin embargo, lo más importante sobre todo es, que nosotros si lo hemos sabido. ¿Acaso no es lo más importante? Saberlo nosotros mismos. Creo que sí, si la respuesta es lo contrario a lo mejor hacer lo correcto no tenga que ver con nosotros y sí, con lo que los demás creen de lo que somos. Elijo siempre lo primero, elijo la satisfacción de no sumarme a lo que piensen todos los demás por ser uno más de ellos. Lo difícil no se logra desde la pasividad, conviene quemar muchos barcos… conviene ir solo en el camino, los correctos seguramente se sumarán.
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