Continuación Segunda Parte
Pedro Ticas
El esquema representa específicamente la construcción del concepto intergeneracional en El Salvador, fundamentalmente aplicado al campo de la educación holística, es decir, la referida al campo de lo escolar y no escolar. Esto implica la elaboración hermenéutica y epistemológica, es decir, teórica y empírica de dicha formación conceptual. Construir el Objeto (intergeneración) en este caso, no significa únicamente elaborar un recuento de conceptos y categorías, constituye una aproximación a lo propio, a lo que hace a El Salvador.
Para ello me valgo de tres elementos esenciales: 1) la formulación, elaboración y construcción de la Territorialidad, definida en su sentido más amplio (lingüístico, cultural, económico, político, social, ideológico, espacio, tiempo, población, organización, familia, individuo, etc.), 2) las Particularidades, referida a lo propio de cada uno de los elementos señalados antes y 3) las Singularidades referidas a la diferencia (identidades) de las particularidades ya que, sin el abordaje in situ de dichos elementos, muy difícilmente podremos construir lo propio, lo que hace la diferencia y lo que se constituye de manera ontológica, identitaria.
Ya antes me he referido al reduccionismo teórico que el mundo Occidental ha construido a través del discurso con el que pretende confundir el concepto de “juventud” con “juventudes” y “lo juvenil”. A esto debemos sumar el eminente peligro del determinismo del concepto tratado como Edad con propósitos laborales.
En realidad, “[…] la edad cronológica constituye un estado de orden biológico, el uso social de esa edad, constituye un interés del sistema cultural, político, económico o ideológico al que pertenece” [4]. Traigo a cuenta estos elementos abordados al inicio de este escrito porque me parece sustancial despojarnos constantemente de la pretensión positivista de reducir lo generacional al asunto etario, y en ello, agrupar los conceptos de juventud, juventudes y lo juvenil como una misma condición sin distingo identitario, social, cultural, territorial, etc. Contrariamente, en principio de cuentas, el trato epistemológico sobre dichos conceptos no se agota en una sola forma, en realidad, las múltiples maneras de comprender los conceptos de Generación e Intergeneración que ahora presentamos se hallan orientadas fundamentalmente, tal como lo señalamos en el esquema anterior, de manera independiente pero articulada.
La independencia resulta de las territorialidades, particularidades y singularidades, mientras que la articulación se genera por la construcción holística del concepto, esto es, por el carácter irreductible de su configuración inter-subjetiva e inter-objetiva. Precisamente esas territorialidades, particularidades y singularidades son las que generan el concepto de Intergeneración, mismo que se convierte en la Ruptura Epistemológica y obliga a la construcción del objeto, de un nuevo objeto que no se halle supeditado a la universalidad etaria, identitaria ni emergente, sino, por el contrario, que se configure de acuerdo a cada una de ellas.
Lo generacional, intergeneracional pues, en resumidas cuentas, no está reducido al concepto de juventud, la juventud, es en sí misma, un elemento más de lo intergeneracional.
Pero, ¿qué es eso de la Territorialidad que resulta ser tan importante para la definición intergeneracional? El territorio no representa únicamente un espacio físico, geográfico, un lugar. Comprende disímiles elementos que le confieren un estado epistémico único en la formación social de las poblaciones, los estados nacionales, las naciones histórico-culturales.
El territorio comprende elementos identitarios propios de cualquier grupo etario o emergente. Esos elementos identitarios se entremezclan, coexisten, conviven, articulan, interaccionan y se unen tanto en la vida cotidiana laboral, familiar, recreativa, creativa, productiva, escolar inicial, parvularia, básica, media y superior. Comprenden usos y costumbres, lenguaje, intereses, cosmovisión, comunidad, endoculturación, espacios, tecnología, comunicaciones, ecosistema, hábitat, conexiones intergeneracionales, enseñanza, aprendizaje, currículo escolar y holístico-educativo, didáctica, práctica docente, cultura, símbolos y tantos elementos más que resultan propicios para la observancia y construcción epistemológica.
El territorio, surge como punto de partida y no como resultado de las particularidades y singularidades.
[1] Bourdieu, Pierre, El oficio de sociólogo, Ed. S. XXI, México, 2002.p. 28
[2] Bourdieu, P., Ibidem.p.29
[3] Bourdieu P., La construcción del objeto, ibídem. p.51
[4] Ticas, Pedro, Juventud, juventudes e integralidad en México: grupos emergentes, etarios y divergentes, DDF, México, 1988.p.71