El cielo estaba solo, triste,
encadenado por el silencio,
el susurro del viento sonaba
en secreto, enredado en palabras
necias llevado al éxtasis perdido,
brillaban luces como parpadeos,
parecían buscar a dialogantes
en medio de negras luces perdidas,
se planeaban a solas un tratado
sin testigos oculares emprendidos,
sus manos rechinaban con sigilo
se escondieron las estrellas,
para no llorar de tristeza profunda,
sin escucharse himnos perdidos
en una drástica hecatombe
creada por el mismo silencio,
sin escatimar estados del tiempo,
su estampida convulsionada
emprendida sin tropiezo,
allí, la fe con la ciencia inmunda,
perdidos en sus viles hipótesis,
amarrados como reos de la explicación,
anonadados como sonámbulos
sin teorías certeras coherentes,
mientras el cielo con su inmensidad
agudizando su espécimen a solas,
para la creación de su profundidad
inexplicable de estudiosos y crédulos
siguiendo su curso eterno omnipotente
en el culmen de nuestra existencia
allí mirándonos desde su negrura
escuchando lamentos de dolor
el cielo sigue negro hablando
en secreto a solas sin tapujos
con el susurro del viento planeando
quien sabe qué madeja nos trae?…
Aristarco Azul
23-01-22