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DE LO PROFANO A LO SAGRADO

Miguel Ángel Dueñas Góchez*

Una amiga me contó que hace años algunas personas se organizaron para construir un parque en un lugar público (profano), donde acudía todo tipo de personas y hasta se daban asaltos; luego no hubo un acuerdo y una nueva organización del vecindario decidió que funcionara ahí una parroquia (convertir el lugar profano en un lugar sagrado).

En el presente, algunas personas se alegran por haber tomado esa decisión, pues de lo contrario “no se sabe cómo estaríamos sufriendo por la delincuencia o antisociales” si se hubiese decidido por un parque. Es decir, un lugar público se puede convertir en un lugar sagrado y viceversa.

Para diferenciar lo sagrado de lo profano se propone el término de “hierofanía”, que es cuando la persona entra en conocimiento de lo sagrado porque se manifiesta, porque se muestra como algo completamente diferente de lo profano, que es cómodo, puesto que no implica ninguna precisión suplementaria; no expresa más que lo que está implícito en su contenido etimológico, es decir, que algo sagrado se nos muestra. Podría decirse que la historia de las religiones, de las más primitivas a las más elaboradas, está constituida por una acumulación de hierofanías, por las manifestaciones de las realidades sacras. De la hierofanía más elemental (por ejemplo, la manifestación de lo sagrado en un objeto cualquiera -una piedra o un árbol-) hasta la hierofanía suprema (que es, en el cristianismo, la encarnación de Dios en Jesucristo), no existe solución de continuidad, se trata siempre del mismo acto misterioso: la manifestación de algo completamente diferente, de una realidad que no pertenece a nuestro mundo, en objetos que forman parte integrante de nuestro mundo natural, profano.

El occidental moderno experimenta cierto malestar ante algunas formas de manifestación de lo sagrado, le cuesta trabajo aceptar que, para determinados seres humanos, lo sagrado pueda manifestarse en las piedras o en los árboles. La piedra sagrada o el árbol sagrado no son adorados en cuanto tales, lo son precisamente por el hecho de ser hierofanías, por el hecho de mostrar algo que ya no es ni piedra ni árbol, sino lo sagrado. (https://www.ecured.cu/Sagrado_y_profano_(teolog%C3%ADa).

* Lic. en Relaciones Internacionales.

Ver también

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