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Lo que el fuego se llevó…

José María Barrera
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Tal y como han venido sucediendo las cosas en el caso de corrupción del ex presidente Francisco Flores, troche su desaparecimiento ha dejado muchas dudas en la mayoría de los salvadoreños. Muchos dudan hasta de que realmente haya desaparecido; otros suponen la mano siniestra de alguien que pudo provocarle la muerte, cialis ambas posiciones solo inducen a pensar en argumentos de espionaje y ciencia ficción, cialis con los que ya estamos familiarizados. Solamente muy pocos creyentes podríamos pensar que realmente le llegó su hora y con ello el cierre del caso de los quince millones.

Y es que no es para menos; al anuncio de su muerte, a ningún medio de comunicación se le permitió ingresar para evidenciar si realmente era él quien estaba en la caja; por otra parte, los comentarios de los médicos siempre mostraron dudas respecto de la salud, sin contar que aún se están esperando los resultados en la Fiscalía. Y para terminar, la misa de cuerpo presente en la que desde su ingreso hasta su despedida, el féretro, se mantuvo siempre cerrado. En fin tantas historias y comentarios en tan poco tiempo, que solo dejan incertidumbre alrededor del suceso y mucha creatividad en los ciudadanos.

Cualesquiera que hubiera sido la causa que desató su desaparición, lo realmente interesante fue que todos los medios apenas lograron difundir aquello que se quería que se difundiera, sin más ni más. Dejando en la incertidumbre lo que realmente sucedió. Algo que rompió con la incertidumbre de la población, fue el mensaje que emitió el hijo del expresidente, al referirse de manera directa al partido ARENA, como uno de los principales causantes de su muerte, al haberlo dejado solo en momentos en que más lo necesitó. “A mi padre lo lanzaron a los leones…” manifestó, “lo dejaron solo en los momentos en que más les necesitó… lo desconocieron aun sabiendo que todo el dinero por el cual se le acusó siempre estuvo en manos de miembros del partido ARENA” y finaliza: “Nosotros no nos sentimos parte de ARENA”.

Estas palabras salidas de lo más profundo del corazón de una persona que –tal y como lo manifestó en repetidas ocasiones-, siempre estuvo cerca de él, generaron mayor incertidumbre en la población, obligando a los miembros del partido ARENA horas más tarde, a aceptar la existencia del dinero en sus arcas.

Es inminente, que muchas de las ocurrencias e incertidumbres de algunos pobladores, solo son el resultado de la repetición de lo que los mismos medios de comunicación han venido lanzando desde inicio del caso; -unos más, otros menos-, dependiendo del color que ostenten.

Como se sabe, algunos medios de derecha, llenaron sus páginas con mútliples historias del difunto, pero nada de lo sucedido en el momento. Los medios de izquierda y algunos medios conservadores se mantuvieron en una postura racional, en la espera de que sucediera un milagro. No obstante, el tema central siempre estuvo focalizado en los quince millones y sus destinatarios, el cual nuevamente ha vuelto a ponerse sobre la mesa de la Fiscalía.

A la desaparición del exmandatario, solo queda esperar lo que suceda en el interín, pues lo que si queda en evidencia es que aún hay un caso que debe resolverse y que si bien la causa penal contra el expresidente Flores se extingue con su desaparición, tal y como lo han expresado algunos abogados, ésta permanece abierta y todavía puede sentar un precedente que trasciende a juicio civil, por lo que aún existe la posibilidad de sumar nuevos acusados al proceso, a fin de que quienes aún quedan en el espectro del mismo, puedan dar respuesta del destino del dinero. Este hecho inusual, me lleva a parafrasear a uno de los filósofos políticos que han existido en la historia, Thomas Hobb; quien en su libro el Leviatán, hace mención a situaciones similares como en las que se vio envuelto el expresidente. Manifiesta Hobb, que en situaciones que pudieran propiciar desestabilización en una sociedad, por las razones que fueran, a los involucrados solo les quedan dos caminos: la clandestinidad o la muerte. Al expresidente le pudieron las dos, porque en ambas, el desaparecimiento es inminente. Lo que queda en la mente de los ciudadanos es saber ¿A quién o qué fue lo que cremaron en Montelena? Si al final nadie tuvo la oportunidad de verle. Solo él y sus allegados podrán dar cuenta de lo que fuego se llevó.

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