Licenciada Norma Guevara de Ramirios
Desde 2001 Co Latino me permite compartir en estas páginas opiniones personales alrededor de acontecimientos importantes en la vida nacional. Le agradezco haber contado siempre con este espacio que me permite y obliga a reflexionar con serenidad, con seriedad y compartir honestamente opiniones; por tres meses he estado ausente y ahora retomo este compromiso con amigos y lectores de estos espacios. Igualmente agradezco a Verdad Digital que publica estas opiniones y a muchos otros en el exterior que han estado siempre atentos y en ocasiones reproducen mis opiniones.
Pues bien, esta semana quiero dirigirme a las maestras y maestros de mi país, a esos hombres y mujeres que en las aulas nos enseñan a leer, escribir, a comportarnos educadamente, a analizar y distinguir lo bueno y lo malo, fomentan y refuerzan valores y dejan en nuestras vidas una huella imborrable. Primero para felicitarles, el 22 de junio pasado fue su día y en segundo lugar para apelar a su capacidad formadora en una coyuntura trascendental para nuestra querida patria, en la que se juega el futuro de la vida para las mayorías en la medida que nos amenaza la posibilidad de que la derecha de la Asamblea Legislativa apruebe una ley de agua que pondría en el futuro el manejo de ese vital recurso en manos de un grupo con poder e interés económico, la parte más poderosa en la empresa privada.
En las aulas se aprende que para que el agua llegue a un grifo o chorro, debe existir en un pozo, ser bombeada y antes potabilizada, es decir, eliminar con químicos los residuos que causan daño a la salud. Para que exista agua en pozos debe haber procesos que permitan captar el agua lluvia de manera natural preferentemente y que ese ciclo del agua lluvia llevará una parte a la atmósfera y otra a los mantos acuíferos. En este proceso la naturaleza no distingue de quién es la propiedad del suelo, espera que exista suelo por el cual el agua se filtre a la profundidad donde habrá de almacenarse.
Pero para que exista lluvia se dan otros fenómenos complejos que vinculan los océanos, los vientos, el calor y que esos procesos en los últimos tiempos nos damos cuenta se ven alterados por el fenómeno conocido como cambio climático que produce a veces mucha lluvia en algunos lugares y escasez de lluvia en otros; es decir, el agua va siendo cada vez un problema más crítico que la humanidad tiene el deber de entender y procurar su cuido.
Queridos maestros y maestras, estamos urgidos de unirnos todos para que en nuestro país el agua no sea privatizada, muchas personas de todas las edades y segmentos sociales lo entendemos, por eso a lo largo de años se ha querido que en el país se apruebe una ley de agua que permita regular desde la esfera pública los usos diversos: para el consumo humano, para la industria, para la agricultura, para el comercio. Si un estudiante de bachillerato o de universidad hiciera la investigación de cuántos litros de agua natural se pierden para producir un litro de bebida gaseosa se sorprendería y cobrará conciencia de por qué los pozos que existían en la parte sur oriente de San Salvador se secaron hace tiempo.
Durante tres, cuatro legislaturas ha estado en los expedientes de la Asamblea Legislativa un conjunto de iniciativas para que nuestro país tenga una ley que regule el agua, pero las diferencias entre los movimientos ambientalistas y los diputados del FMLN por una parte y los diputados de derecha por otra siempre han tenido opiniones contrapuestas sobre este tema y se han reformulado iniciativas.
En 2017, luego de ver esa legislación, se alcanzó a ver sobre la base de un expediente presentado por el Ministerio del Medio Ambiente un avance: 92 ARTÍCULOS, pero al llegar a establecer quién regulará los usos y por ende los precios del agua allí se detuvo, porque la derecha tenía votos pero sabía que el Presidente Sánchez Cerén si una ley lleva un componente que pone a regular al agua a la ANEP la vetaría.
Hoy las cosas han cambiado. Los diputados de la derecha aumentaron tanto a partir de mayo que pueden superar un veto y por eso ahora sí el riesgo de que se apruebe una ley que establezca que la derecha empresarial va a disponer del agua es un peligro. Por eso maestras y maestros debemos alzar nuestras voces y enseñarles a los niños, adolescentes y jóvenes a entender cómo se produce este valioso líquido para la vida. También ellos deben entender y rechazar la privatización.