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Lo que los salvadoreños deberían comenzar a reflexionar

En un editorial anterior tocamos algunos aspectos que deberían ser parte de los temas a reflexionar por los salvadoreños, entre ellos los de las finanzas y el uso indebido de los fondos de pensiones. Hoy, agregamos a ese listado de temas, otros relacionados al área económica, sobre todo el de la economía familiar y la pobreza.

Comencemos por el último. Varios economistas, basados en información del Banco Central Reserva, han revelado que en los cuatro años de gobierno del presidente Nayib Bukele, se han incrementado 200 mil pobres más. Es decir, de un millón 600 pobres registrados en el último año de gobierno del FMLN, pasamos al monto de un millón 800 mil.

Más allá del tema del Covid-19, que paralizó el crecimiento económico a escala mundial, por la paralización de la actividad productiva, lo que debe discutirse hoy es si post pandemia el gobierno elaboró políticas para la recuperación económica que permitieran no solo el crecimiento económico de la nación a nivel macro, sino también en los niveles micros, lo que unido a la inversión pública incidiera en el combate a la pobreza.

Algo que sí ha hecho este gobierno es generar incertidumbre, por ejemplo, el ahora exministro de Hacienda Alejandro Zelaya, creó los “jueves de persecución empresarial”, bajo el cuento del combate a la evasión y elusión de impuestos. El discurso del exministro fue provocativo, intimidatorio, amenazante.

Por cierto, hasta hoy, no hay ni un tan solo empresario preso producto de la campaña “anti-evasión de impuestos”, a pesar de que jueves a jueves presentaban en la fachada del ente Fiscal sendas cajas con los expedientes de centenares de “empresarios evasores”.

El mismo presidente Bukele se sumó a la línea de persecución empresarial cuando, el uno de junio, al cumplir su cuarto año de gobierno, en vez de informar de lo hecho durante los cuatro años de gobierno, anunció la decidida persecución de los empresarios corruptos con la confiscación de todas las empresas y propiedades del grupo Cristiani, por enriquecimiento ilícito.

El procedimiento ilegal de la confiscación provocó miedo en los inversionistas, y muchos no solo dejaron de invertir, sino que sacaron sus ganancias.

Hay informes no oficiales que al menos cien millones de dólares de las utilidades de algunas empresas fueron expatriadas del país por la incertidumbre de los procesos ilegales de la Fiscalía Bukeliana.

A lo anterior agreguemos la incertidumbre que ha generado el autoritarismo del presidente Bukele, producto del control de todas las instituciones de gobierno, que hace y deshace leyes a su conveniencia. Es decir, para los inversionistas no hay garantía en El Salvador del cumplimiento de los procesos legales, ya que las reglas se pueden cambiar de la noche a la mañana.

Si no hay inversión extranjera, difícilmente el país podrá lograr el repunte económico necesario para convertirse en el país que solo existe en la propaganda gubernamental.

El economista César Villalona, recientemente hizo una comparación del crecimiento de las economías de los países de la región y mencionó que Costa Rica, Guatemala, Honduras y Nicaragua han crecido en más de tres puntos, pese a que en 2020 todas se derrumbaron, siendo El Salvador el país que más cayó en porcentajes, sin embargo, todos estos países se recuperaron en 2021, pero El Salvador, tanto en 2022 y este este año 2023, sigue siendo el que menos crece.

“¿Cómo se explica que Nicaragua reciba $1,200 millones de inversión extranjera? Aquí tengo el dato: el año pasado en medio de la Guerra de Ucrania, Honduras tuvo 1,082 millones de dólares, Costa Rica más de $3, 600, Guatemala más de $1,300 y El Salvador tuvo (un negativo de) –$101 millones de dólares”, mencionó Villalona, quien recalcó que dichos datos demuestran que la guerra no es un factor que afecta el crecimiento, sino que existe un problema interno del manejo de la economía en El Salvador.

Este gobierno, con su autoritarismo no ha generado la confianza necesaria para la inversión extranjera, que no dudamos también pasa en la inversión interna.

El otro aspecto que incide en la pobreza, y que la gente ha comenzado a resentir y reflejar como opinión pública, es la carestía de la canasta básica, que según el economista y expresidente del BCR, Carlos Avilés, mientras la inflación general es de 3.5% la de la canasta básica, la de los alimentos primarios, supera el 7%.

Está claro que la inflación en la canasta básica tiene que ver con la falta de políticas alimentarias del Gobierno del presidente Bukele, que deberían estar enfocadas en reactivar el agro, sobre todo, la agricultura familiar o de consumo.

Desde finales del año pasado, por ejemplo, se conoció que el presente año sería escaso en lluvias, y que esto afectaría en la producción agrícola, en la falta de alimentos y, por ende, su incidencia en la pobreza.

Hasta este día el Gobierno no ha dicho ni una sola palabra de cómo va a enfrentar la sequía, la hambruna o la falta de alimentos.

Lo que sí recibe el pueblo por medio de la propaganda a través de las redes sociales y medios de comunicación en general son los hermosos escenarios deportivos, cuya restauración o construcción fueron producto de un préstamo de 200 millones de dólares, para obtener 20 medallas de diversos colores. Y otra gran cantidad de mensajes que hacen creer que El Salvador es el mejor país mejor del mundo, mientras el hambre y la falta de alimentos comienza a hacer mella en un millón 800 mil salvadoreños.

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