Paris / AFP
Paul Ricard
Con el paso de los días, los científicos van determinando las características del nuevo coronavirus, pero las persistentes incógnitas impiden esclarecer todavía su grado de gravedad a escala mundial.
– Tasa de mortalidad
Según cifras difundidas el martes, 106 personas murieron de un total de 4.500 infectados en China. Ningún paciente falleció fuera del gigante asiático, con unos 50 enfermos registrados en una decena de países, de Asia, Australia, Europa y América del Norte.
Por ahora, no es posible determinar con exactitud la tasa de mortalidad del nuevo coronavirus, bautizado 2019-nCoV, porque se desconoce el número real de personas infectadas.
Pero esa tasa «es hoy por hoy claramente inferior al 5%», juzgó el martes la ministra francesa de Sanidad, Agnes Buzyn.
Solo dos epidemias mortales fueron causadas previamente por la vasta familia de los coronavirus: el SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) y el MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio).
Según la OMS, la epidemia del SRAS dejó 774 muertos en el mundo de 8.096 casos en 2002/2003 antes de ser contenida, es decir una tasa de mortalidad de 9,5%. La epidemia MERS, todavía en curso, dejó 858 muertos de 2.494 casos desde septiembre de 2012 (tasa de mortalidad de 34,5%).
El nuevo virus «es menos mortal que los del SRAS y del MERS. Pero parece más contagioso», según Buzyn.
– Nivel de contagio
El número de personas contagiadas por un paciente infectado, llamado «tasa de reproducción de base» o R0, es importante para determinar la dinámica de una epidemia.
Las estimaciones científicas oscilan de 1,4 a 3,8, cifras moderadas, explica a la AFP David Fisman, profesor de la Universidad de Toronto.
Se desconoce por ahora la fase de infección en la que un paciente se vuelve contagioso.
China afirmó el domingo que es posible que eso se produzca durante el periodo de incubación, antes de que los síntomas aparezcan. Pero esta hipótesis se basa en la observación de unos pocos casos.
«Es urgente investigar esta cuestión crucial», afirma el doctor Mark Woolhouse, de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido).
«Nuestra principal esperanza para controlar la epidemia se basa en identificar rápidamente los pacientes afectados y aislarlos para evitar el contagio», afirma Woolhouse. Pero «si la transmisión del virus antes incluso de la aparición de los síntomas se confirmara a gran escala, la eficacia de estas medidas quedaría comprometida».
Alemania y Japón anunciaron el martes sendos casos de contagio directo entre humanos en su territorio, sumándose a Vietnam, más allá de las fronteras de China.
Pero en el extranjero este fenómeno se dará probablemente «a una escala muy inferior» que en China, origen de la epidemia, según Michael Head, de la Universidad de Southampton (Inglaterra).
– Síntomas
Las enfermedades provocadas por el nuevo coronavirus y el SRAS tienen síntomas comunes, según la observación de los 41 primeros casos detectados en China.
Todos los pacientes sufrían neumonía, la casi totalidad tenía fiebre, tres de cada cuatro tosían y más de la mitad tenía dificultades respiratorias.
Pero «hay diferencias notables con el SRAS, como la ausencia de síntomas que afectan las vías aéreas superiores (congestión nasal, dolor de garganta, estornudos)», afirma el doctor Bin Cao, autor de un trabajo sobre la materia en la revista The Lancet.
La edad media de los 41 pacientes era de 49 años y menos de un tercio sufría enfermedades crónicas (diabetes, problemas cardiovasculares…). Casi un tercio presentaba una afección respiratoria aguda y seis murieron.
Si bien no se pueden sacar conclusiones generales debido a los pocos pacientes controlados, estas observaciones permiten elaborar un primer cuadro clínico de la enfermedad, muy útil habida cuenta de que el nuevo coronavirus presenta síntomas parecidos a la gripe invernal, dificultando su diagnóstico.
No existe ni vacuna ni medicamento contra el coronavirus y la asistencia médica consiste en tratar los síntomas.
– Control de la epidemia
La epidemia del SRAS fue contenida en pocos meses gracias a una amplia movilización internacional. China impuso estrictas medidas de higiene a su población, además de dispositivos de aislamiento y cuarentena.
También prohibió el consumo de gatos de algalia, mamífero por el que el virus se transmitía al hombre.
En el caso del nuevo virus, se desconoce por ahora qué animal desempeña este papel de intermediario. Entre tanto, China prohibió el comercio de todos los animales salvajes.
Los médicos destacan además la importancia de las «medidas barrera», eficaces contra otras enfermedades virales como la gripe: lavarse las manos frecuentemente, toser y estornudar en el hueco interior del codo o en un pañuelo, evitar tocarse la cara, etc.