@GloriaCoLatino
“Las olas son rondas de niños que juegan al mundo mirar, las olas son rondas de niñas que juegan al mundo besar” canta Alina García a los “pacientitos” de la Unidad de Cirugía Plástica de Pacientes Quemados del Hospital Nacional de Niños “Benjamín Bloom”, ella junto a otros 63 “payasos terapéuticos” llegaron para dosificar alegría e inyectar buen humor.
El rostro de Ingrid* está afectado por una extensa quemadura y su tratamiento médico requiere del uso de una “máscara” estéril, y aunque con su rostro triste y de dolor recibió la visita de las “payasitas terapéuticas” , luego de unos minutos habían ganado su confianza y participó de los juegos a los que la convidaron.
Para Alina la base está en la entrega a las niñas y los niños. “Tienes que observar cómo se encuentran, que es lo que funciona para ellos, porque no es igual para todos. Y hacer lo que a ellos les gusta y no los que nos gusta a nosotros. Es simple ponerte a la disposición de todos y luego te conectas”, expresó.
Mientras la madre de Ernesto* que rió junto a su hijo con las canciones y juegos de las payasitas terapeúticas opinó “es bueno y nos alegraron -cuando los vi afuera del hospital- pensé tal vez, vienen porque aquí pasamos encerrados y es triste porque los niños están enfermitos, pero ahora nos sentimos felices”, acotó. Con la visita al Hospital de Niños Benjamín Bloom concluye el Taller de Payasos Terapéuticos impartido por las cubanas Alina García y Aniet Venereo del proyecto teatral “La Colmenita” a un centenar de voluntarios procedentes de Sonsonate, San Vicente, San Miguel y San Salvador.
Los nuevos “payasos terapéuticos” recibieron un diploma de reconocimiento a su capacitación en metodología del arte terapia, para llevar alegría y diversión a la niñez salvadoreña que se encuentra hospitalizada, un proyecto social promovido por la Secretaría de Cultura de la Presidencia.
El proyecto que forma parte del Programa de Intercambio de Experiencias del Teatro Infantil La Colmenita desarrollado por SECULTURA en diversos municipios del territorio nacional, fue articulado por la Dirección Nacional de Casas de la Cultura para el Desarrollo de la Convivencia y del Buen Vivir.
Alexander Córdova, Coordinador del Programa de Niñez y Juventud de las Casas de la Cultura, indicó que darán seguimiento a los grupos de voluntarios conformados durante esta iniciativa a través de las casas de la cultura en coordinación con los hospitales nacionales que apoyaron las prácticas.
“Cada grupo realizará al menos dos visita al mes a los nosocomios de su municipio y para el próximo año pretendemos realizar un diplomado para multiplicadores de la experiencia y sobre la estética del payaso terapéutico”, informó.
Athzic Bernal tiene 15 años, cursa Noveno Grado y se encuentra motivada por iniciar una carrera en medicina con especialidad en Neumología y una sub-especialización en Pediatría, y como “observadora” de los Payasos Terapéuticos espera que esta formación técnica le permita atender con mayor humanidad a sus pequeños pacientes.
“Mi mami y mi hermana estuvieron en el taller de los Payasos Terapéuticos y me gustó mucho, lo que les enseñaron porque había escuchado de esta terapia, pero nunca imagine estar tan cerca de esta experiencia. Y me llamó mucho la atención, la decisión de hacer felices a los niños y niñas, porque no necesariamente los curaremos con medicina sino, a través de la sonrisa podemos hacer más cosas, porque los niños se estresan por los medicamentos o tratamientos y rodeados de personas que no conocen … es una situación difícil”, consideró.
Andrea* sonríe luego de escuchar canciones y los chistes inocentes -que entre sí- se cuentan las payasitas y aunque su brazo esta inmovilizado por una quemadura no le impidió disfrutar y participar de la alegría en ese momento. Con un poquito de timidez afirma “me gustó todo”, mientras Alina sigue cantando para ella.
Mauricio Julián Rosales es un payaso terapéutico de corazón y de profesión técnico electricista procedente del Hospital San Juan de Dios de San Miguel, afirmó que el motivo más fuerte que lo llevó a optar a esta “carrera” fueron sus dos hijos.
“Los que son padres me van a entender que estar en una área hospitalaria súper pesado por los desvelos, la preocupación e incertidumbre por los hijos o hijas, y cuando a veo a los pacientitos me acuerdo de mis hijos y para sobrellevar la carga de los hospitales llegamos con estas terapias. Hemos hablado con los médicos del hospital y nos han dicho, que hay mejoría en el ánimo de los niños, porque se trauman al ver los uniformes blancos de las enfermeras o los uniformes verdes de los médicos, entonces ver a un adulto con colores, canciones y bromas, como que pinta otro panorama para ellos”, puntualizó.
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